Información del libro

Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE DIECISIETE

LAS ACTIVIDADES QUE EL SALVADOR-ESCLAVO
REALIZO EN SU SERVICIO EVANGELICO

(1)

Lectura bíblica: Mr. 4:35—5:43

Con este mensaje empezaremos a examinar otra larga sección del Evangelio de Marcos, una sección que trata de las actividades que el Salvador-Esclavo realizó en Su servicio evangélico (4:35—10:52). En este mensaje estudiaremos el pasaje que abarca 4:35—5:43, donde se narran los siguientes eventos: se calma al viento y al mar (4:35-41), se echa fuera una legión de demonios (5:1-20) se sana a la mujer que tenía flujo de sangre y se resucita a una niña (5:21-43).

SUBYUGA LA REBELION

El capítulo cuatro de Marcos es maravilloso, pues tiene que ver con la semilla, el gene, del reino y su pleno desarrollo. Al final de este capítulo encontramos el relato de una tormenta que sucedió en el mar. Tal vez le sorprenda esto y se pregunte cómo encaja esta última parte en 4:1-34, donde se narran tres parábolas acerca del reino.

En primer lugar, Marcos 4 habla del reino de Dios. Inmediatamente después del relato del reino, nos presenta uno de una rebelión. En 4:37 dice que se levantó una gran tempestad de viento, y que las olas irrumpían en la barca. Este cuadro describe una rebelión, lo cual muestra que al final de este capítulo, que trata del reino de Dios, la rebelión aún sigue presente.

El tema del capítulo cuatro no se puede resumir con una sola palabra. Este capítulo habla primero del reino y luego de la rebelión que es subyugada. Desde la perspectiva divina, el reino es el desarrollo de Dios como semilla de vida, pero con relación al enemigo de Dios, el reino es la subyugación de la rebelión.

Inmediatamente después que el Salvador-Esclavo hablara claramente sobre el reino de Dios, dijo a Sus discípulos: “Pasemos al otro lado. Y dejando a la multitud, lo llevaron con ellos en la barca, tal como estaba; y había otras barcas con El” (vs. 35-36). En aquel momento, el rebelde, Satanás, usando a sus ángeles que estaban en el aire y sus demonios que estaban en el agua, incitó una rebelión, debido a lo cual “se levantó entonces una gran tempestad de viento, y las olas irrumpían en la barca, de tal manera que la barca ya se estaba llenando” (v. 37). Esta tormenta dificultó el paso de la barca que llevaba al Señor y a Sus discípulos al otro lado.

El Señor dormía en la barca

El versículo 38 dice: “Y El estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” Mientras los discípulos se veían amenazados por la tormenta, el Salvador-Esclavo estaba dormido, descansando en la barca, la cual estaba siendo agitada por la tempestad. Esto indica que El estaba por encima de la tempestad amenazadora y que nada le perturbaba. En tanto que el Señor estuviera con los discípulos en la barca, ellos, por fe en El (v. 40), debían de haber participado de Su reposo y disfrutado de Su paz.

El Señor se encontraba reposando en paz, pero los discípulos estaban atemorizados, por lo cual despertaron al Salvador-Esclavo y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?”

El versículo 39 dice: “Y habiéndose despertado, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Calla! ¡Enmudece! Y cesó el viento, y sobrevino gran calma”. Mientras los discípulos seguían al Salvador-Esclavo, El, por ser un hombre con autoridad divina, ejerció control sobre la tormenta que los amenazaba.

¿Por qué reprendió el Señor al viento y le habló al mar? Uno no reprende algo que no tiene vida, sino lo que tiene personalidad. El Salvador-Esclavo reprendió los vientos porque en ellos estaban los ángeles satánicos caídos (Ef. 6:12), y ordenó al mar que se calmara porque en él se hallaban los demonios (Mt. 8:32). Los ángeles caídos y los demonios se pusieron de acuerdo para impedir que el Salvador-Esclavo pasara al otro lado del mar porque sabían que allí echaría fuera demonios (5:1-20).

El Señor reprende al viento

El Señor reprendió al viento y ordenó al mar que enmudeciera porque los ángeles rebeldes y los demonios se encontraban detrás de ellos. El Señor sabía que los ángeles y los demonios instigaban aquella tempestad con el fin de impedirle que pasara al otro lado del mar y echara fuera la legión de demonios. De cualquier modo, el Señor expulsó aquellos demonios, y trajo con ello el reino de Dios.

Ahora vemos que en el capítulo cuatro el Señor habló del reino, y que en el cinco, lo efectuó echando fuera demonios. Entre lo que dijo acerca del reino y el cumplimiento del mismo, está el incidente del mar tempestuoso. Después que el Señor reprendió al viento y le habló al mar, cesó el viento y sobrevino una gran calma, ya que había subyugado la rebelión de los ángeles malignos que estaban en el aire y de los demonios que estaban en el agua. Por consiguiente, en 4:35-41 vemos el reino como poder que subyuga la rebelión.

La secuencia de este capítulo es significativa. Inmediatamente después de revelarse lo relativo al reino, se ve el sometimiento de la rebelión, lo cual manifiesta el reino de Dios.

Marcos 4:41 dice que los discípulos “temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: Pues ¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?” El hecho de que el Señor reprendiera al viento y al mar no sólo exhibió la autoridad divina del Salvador-Esclavo, sino que también dio testimonio de que El era el Creador del universo (Gn. 1:9; Job 38:8-11).


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