Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 56 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE CINCUENTA Y SEIS

ASIRNOS DE LA CABEZA,
EN VIRTUD DE QUIEN TODO EL CUERPO
CRECE CON EL CRECIMIENTO DE DIOS

Lectura bíblica: Col. 2:16-19; 1:18a; 2 Co. 3:17a; 2 Ti. 4:22a; 1 Co. 6:17

Colosenses 2:18-19 dice así: “Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio, hablando constantemente de lo que ha visto, vanamente hinchado por la mente puesta en la carne, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios”. Las frases “hablando constantemente de lo que ha visto” y “no asiéndose de la Cabeza” están relacionadas con el hecho de ser defraudados. Si en lugar de asirnos de la Cabeza nos basamos en cosas que hemos visto, seremos defraudados y privados de nuestro premio, que consiste en disfrutar a Cristo. No permitamos que nos defrauden aquellas personas que hablan constantemente de lo que han visto y no se asen de la Cabeza. Cada vez que nosotros mismos dejamos de asirnos de la Cabeza, somos privados de nuestro premio.

DISFRUTAR A CRISTO COMO LA REALIDAD
DE TODAS LAS COSAS POSITIVAS

Es importante entender de manera experimental lo que significa asirnos de la Cabeza y cómo hacerlo. No debemos dar por sentado el versículo 2:19, pensando que ya sabemos lo que significa asirnos de la Cabeza. Al contrario, debemos profundizar en este versículo y pedirle al Señor que nos muestre su significado. Entonces, seremos iluminados.

Si queremos entender correctamente lo que significa asirnos de la Cabeza, debemos analizar los versículos 2:16 y 17, donde Pablo nos dice que Cristo es el cuerpo, la sustancia, la realidad, de todas las sombras. La comida, la bebida, los sábados, la luna nueva y los días de fiesta son sombras de lo que ha de venir, mientras que Cristo es el cuerpo, la realidad, de todas ellas. Pablo, basándose en este hecho, nos amonesta que no dejemos que nadie nos defraude juzgándonos indignos de nuestro premio. La advertencia que él nos hace en 2:18 y 19 se basa en el hecho revelado en los versículos 16 y 17, que establece que Cristo es la realidad de todas las cosas positivas. Quienes buscan defraudarnos son aquellos que hablan constantemente de lo que han visto y no se asen de la Cabeza. Así pues, vemos una relación entre el hecho de que Cristo sea el cuerpo de todas las sombras y el hecho de que debemos asirnos de la Cabeza. En otras palabras, el propio Cristo que es la realidad de todas las cosas positivas es la Cabeza del Cuerpo. Si queremos saber lo que significa asirnos de la Cabeza, debemos saber lo que significa disfrutar a Cristo como la realidad de todas las cosas positivas. Si no disfrutamos a Cristo de esta manera, en nuestra experiencia no podemos asirnos de Él como Cabeza. Basándonos en esto podemos afirmar que asirnos de la Cabeza significa simplemente disfrutar a Cristo como la realidad de todas las cosas positivas.

La verdadera vida cristiana es una vida en la que se disfruta a Cristo. Debemos disfrutar al Señor durante todo el día. Hemos visto que al hablar de la comida, la bebida, los sábados, las lunas nuevas y los días de fiesta, Pablo se refería a las cosas que disfrutamos diaria, semanal, mensual y anualmente. De hecho, comemos y bebemos varias veces al día. Los ejemplos que usó Pablo en 2:16 abarcan desde el disfrute que tenemos de Cristo cada hora hasta el disfrute que tenemos de Él cada año. Esto indica que debemos disfrutar a Cristo continuamente. Cada vez que bebo un vaso de agua, debería recordar que tengo que beber a Cristo. Cada vez que como, debería disfrutar a Cristo, quien es la verdadera comida. Cada vez que disfrutamos a Cristo de esta manera, automáticamente nos asimos de Él como Cabeza. Por consiguiente, la mejor manera de asirnos de Cristo, la Cabeza, es disfrutarlo a Él. Aparte de comerle, no existe otra mejor manera de asirnos de Él. Así como nos “asimos” de la comida al ingerirla y al comerla, debemos también asirnos de Cristo comiéndole.

En 2:16-19 Pablo da un gran salto, en el que nos lleva desde la experiencia más básica de disfrutar a Cristo como nuestro todo, hasta la cima de asirnos de Cristo como Cabeza. A medida que disfrutamos a Cristo como nuestra comida, nuestra bebida, nuestro aire y nuestro todo, vamos ascendiendo en el ascensor divino hasta llegar a lo más alto, donde nos asimos de Cristo como Cabeza. Sin embargo, si dejamos de disfrutar a Cristo, automáticamente dejamos de asirnos de la Cabeza. Es sólo cuando lo disfrutamos que también nos asimos de Él. Esto no es una doctrina que hemos aprendido en libros de teología, sino un hecho en el campo de la experiencia cristiana. En mi experiencia a lo largo de los años he aprendido que asirnos de la Cabeza significa disfrutar a Cristo continuamente. Somos vasijas que han sido hechas para contenerlo a Él, y nos asimos de Él al comerlo, beberlo y respirarlo. Esto nos permite ver que asirnos de Cristo la Cabeza es una experiencia muy subjetiva.


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