Información del libro

Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 63 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE SESENTA Y TRES

LO TOCANTE A LOS DONES

(7)

Lectura bíblica: 1 Co. 14:26-40

A través de los años se ha hablado y escrito mucho acerca de 1 Corintios 14:26-40. Esto obedece a que en el Nuevo Testamento no se especifica cómo deben reunirse los cristianos ni cómo deben funcionar en las reuniones de la iglesia, y este pasaje parece dar ciertos indicios al respecto. Algunos consideran que este pasaje es único en el Nuevo Testamento, ya que aborda el tema en cuestión. No obstante, cuanto más lo estudiamos, más perplejos quedamos. Pero ya que Pablo lo incluyó en esta sección de Corintios, debemos estudiarlo detenidamente.

En el título que le dimos a 1 Corintios 14:26-40 en la Versión Recobro, a saber, “La función de los miembros en la iglesia”, nuestro objetivo no es dar un método. El Nuevo Testamento presenta las palabras del Espíritu, no es un libro de recetas que nos indique cómo hacer las cosas. A la mente humana siempre le gustan los métodos, lo cual es un deseo natural. [Por esta razón, en este pasaje no se ofrece ningún método, sino algunas pautas para funcionar en la iglesia].

VII. LA FUNCION DE LOS MIEMBROS EN LA IGLESIA

A. En cuanto a cada uno

En el versículo 26 Pablo escribe: “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación, tiene lengua, tiene interpretación. Hágase todo para edificación”. La palabra “tiene”, la cual aparece cinco veces en este versículo, es una palabra griega extensamente usada, que tiene diversos significados. Sus tres significados principales son: retener, poseer o guardar cierta cosa; tener cierta cosa para disfrutarla; y tener los medios o el poder para hacer cierta cosa. Los primeros dos significados se aplican a los primeros tres elementos enumerados en este versículo: un salmo, una enseñanza, una revelación, y el tercer significado, a las dos últimos: lengua e interpretación. Esto indica que cuando asistimos a la reunión de la iglesia, debemos tener algo del Señor para compartir con los demás, ya sea un salmo para alabar al Señor, una enseñanza (de parte de un maestro) para ministrar las riquezas de Cristo y edificar y nutrir a otros; una revelación (de parte de un profeta, v. 30), para transmitir la visión del propósito eterno de Dios, con respecto a Cristo como misterio de Dios y a la iglesia como misterio de Cristo; una lengua para señal a los incrédulos (v. 22), a fin de que conozcan y acepten a Cristo; o una interpretación que pueda lograr que lo hablado en lenguas acerca de Cristo y Su Cuerpo sea comprensible. Antes de ir a la reunión, debemos prepararnos para ella, o sea, que debemos llevar a la reunión lo que hayamos recibido del Señor, ya sea por medio de experiencias que hayamos tenido de El o de lo que hemos disfrutado en Su Palabra y en nuestra comunión con El en oración. No debemos esperar recibir una inspiración al llegar a la reunión; más bien, debemos funcionar ejercitando nuestro espíritu y empleando nuestra mente sobria para presentar lo que hemos preparado para la gloria y satisfacción del Señor, y también para el beneficio de los asistentes, es decir, para que sean iluminados, nutridos y edificados.

Esto es semejante a la fiesta de los tabernáculos que se celebraba en los tiempos antiguos: los hijos de Israel llevaban a la fiesta el fruto de la buena tierra, el cual habían cosechado como producto de su labor, y lo ofrecían al Señor para que El lo disfrutara y para participar ellos mutuamente en la comunión con el Señor y unos con otros. Nosotros también debemos labrar a Cristo, quien es nuestra buena tierra, para poder cosechar algún producto de Sus riquezas a fin de traerlo a la reunión de la iglesia y ofrecerlo. De esta manera la reunión de la iglesia será una exhibición de las riquezas de Cristo, un disfrute mutuo de Cristo y de todos los asistentes, los cuales compartirán delante de Dios y juntamente con El, para la edificación de los santos y de la iglesia.

Conforme a lo que se subraya en esta epístola, los cinco elementos enumerados en este versículo deben centrarse en Cristo como centralidad de Dios dado a nosotros por porción, y en la iglesia como meta de Dios, la cual es nuestro objetivo. El salmo debe ser una alabanza a Dios por habernos dado a Cristo como sabiduría y poder para nuestra vida diaria y nuestra vida de iglesia. La enseñanza que imparten los maestros y la revelación que transmiten los profetas deben enseñar y ministrar a Cristo y la iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo. De igual manera, una lengua y su interpretación deben tener como centro y contenido a Cristo y la iglesia. Cualquier otro énfasis que no sea Cristo y la iglesia, traerá confusión y desviará a la iglesia de la línea central de la economía neotestamentaria de Dios, y producirá una iglesia como la de Corinto.

En el versículo 26 Pablo dice que todo debe hacerse para edificación. Todo lo que hagamos en las reuniones de la iglesia debe tener como fin la edificación de los santos y de la iglesia misma. Exhibir a Cristo y disfrutarle en la reuniones para la edificación de Su Cuerpo, debe ser nuestro único propósito y meta.

La palabra “tiene” del versículo 26 es muy importante. Como dice Pablo, cada vez que nos reunamos, debemos tener algo. El no dice “tendrá” ni “debe tener”; sino que habla en el tiempo presente para subrayar el hecho de que cada uno de nosotros tiene algo. Además, no dice que sólo algunos tienen, ni que muchos tienen o que la mayoría tiene; él dice: “cada uno tiene”. Luego él enumera los cinco elementos en este orden: salmo, enseñanza, revelación, lengua e interpretación. Esta lista no lo incluye todo; es sólo un ejemplo. El menciona el salmo primero, y el don de lenguas y la interpretación al último. El hablar en lenguas y la interpretación aparecen al final porque en este capítulo Pablo está consciente de la edificación de la iglesia, la cual ejecuta la administración de Dios.

El hecho de que Pablo menciona el salmo en primer lugar indica que la alabanza es fundamental en las reuniones de la iglesia. Podemos decir que un salmo equivale a un himno. En el movimiento pentecostal de hoy se cantan versículos bíblicos. No obstante, la mayoría de estos versículos pertenecen al Antiguo Testamento. Dudo que hayan cantado alguna vez un himno que diga que Cristo es el misterio de Dios o que la iglesia es el misterio de Cristo. ¿Ha oído usted alguna vez que en ese movimiento canten en sus reuniones los capítulos uno, tres, o cuatro de Efesios? Debemos escribir música para cantar estos capítulos y otros pasajes contenidos en los libros que conforman el corazón de la revelación divina, a saber, Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses. Debemos cantar de que agradó a Dios revelar a Su Hijo en nosotros; que Cristo vive en nosotros; que fuimos crucificados juntamente con El; que debemos andar en el Espíritu y conforme a Su regulación; que necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación para conocer la esperanza a la que Dios nos ha llamado, la gloria de Su herencia en los santos y la grandeza del poder que El ejerció para resucitar a Cristo y sentarlo en los cielos; que la iglesia es la plenitud de Cristo, Aquel que lo llena todo en todo; que hemos de ser fortalecidos con poder por el Espíritu de Dios en nuestro hombre interior, para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones y comprendamos con todos los santos las dimensiones universales de Cristo a fin de ser llenos de toda la plenitud de Dios; que hay un solo Cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, y un solo Dios y Padre de todos; que debemos andar en la verdad de Jesús, despojarnos del viejo hombre, revestirnos del nuevo, y ser renovados en el espíritu de nuestra mente a fin de experimentar la realidad del nuevo hombre. Debemos cantar también de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo; de magnificar a Cristo viviéndole, de ser hallados en El, de seguirlo y así obtener la excelencia de Su conocimiento; del Cristo que es el Amado, la imagen del Dios invisible, el Primogénito de la creación. Aprendamos a cantar versículos de estos cuatro libros así como de Romanos, de 1 y 2 Corintios y de Hebreos. Los temas que cantamos deben ascender a la norma de la economía neotestamentaria de Dios.

[La versión inglesa de] nuestro himnario contiene más de mil trescientos himnos. Cuando compilamos el himnario, seleccionamos himnos que Dios ha dado a Su pueblo en el transcurso de los siglos. Esto demuestra que lejos de ser sectarios, estamos abiertos a todos los creyentes. Sin embargo, debemos avanzar y escribir más himnos y cantos que hablen del ministerio de Pablo, el cual completó la Palabra, y del ministerio restaurador de Juan. Necesitamos muchos himnos que hablen de Romanos, de 1 y 2 Corintios, de Gálatas, de Efesios, de Filipenses, de Colosenses, de 1 y 2 Timoteo, de Tito, de Filemón, y de Hebreos. Necesitamos también himnos y cantos que expresen el contenido del evangelio de Juan, de 1 Juan y de Apocalipsis. Cantemos himnos basados en Juan 15, que hablen de permanecer en Cristo y de que Cristo permanece en nosotros. Cantemos también acerca de las siete lámparas de fuego y del río que fluye según consta en el libro de Apocalipsis.

No debemos seguir lo tradicional respecto a los cantos y al uso del himnario. Nuestros himnos y alabanzas no solamente deben centrarse en Dios como Creador, o en las dispensaciones mediante las cuales El se relaciona con el hombre, sino también en Su economía neotestamentaria. Por ejemplo, debemos cantar sobre el Dios Triuno procesado.

Espero que en los años venideros mejorarán nuestros cantos y también nuestro himnario. En nuestros cantos y alabanzas todavía seguimos padeciendo la influencia de la tradición. Debemos abandonar la manera tradicional y regresar totalmente a la economía neotestamentaria de Dios.

Puede ser que los creyentes que vivieron en los tiempos de Pablo hayan cantado los salmos del Antiguo Testamento. Los escritores del Antiguo Testamento no tenían una clara revelación acerca de la iglesia como misterio de Cristo. Pero hoy, esta verdad ya no está escondida, debemos escribir himnos que la expresen, basados en la revelación del Nuevo Testamento. Pablo escribió catorce epístolas y debemos cantarlas. No obstante, es posible que el ambiente y la influencia del cristianismo no nos deje avanzar. Sin embargo, les aliento a que escriban himnos acerca de la economía neotestamentaria. Cantemos himnos sobre el ministerio de Pablo, el cual completó la revelación divina, y sobre el ministerio de Juan, un ministerio restaurador.

Después de escribir: “Cada uno tiene salmo”, Pablo habla de tener enseñanza, revelación, lengua e interpretación. La enseñanza debe concordar con lo que enseñan los apóstoles, mientras que la revelación debe manifestar algo que estaba escondido pero que ahora es revelado. En las reuniones necesitamos enseñanza y también revelación. Como ya dijimos, la enseñanza del maestro y la revelación del profeta deben enseñar y ministrar a Cristo y la iglesia, la cual es Su Cuerpo. En principio, lo mismo se aplica al hablar en lenguas y a la interpretación de éstas; Cristo y la iglesia deben ser su centro y contenido, es decir, deben girar en torno a Cristo como misterio de Dios y la iglesia como misterio de Cristo. El don de lenguas genuino debe expresar a Cristo y la iglesia. Esto se basa en el contexto completo de 1 Corintios, una epístola que habla de Cristo como sabiduría y poder de Dios y como las cosas profundas de Dios, y de la iglesia como el Cuerpo que expresa a Cristo y como el instrumento que establece la administración de Dios.

Lo que se canta y se habla en los círculos pentecostales, carece de la visión de la economía de Dios revelada en el Nuevo Testamento. Les falta la revelación divina, y por ende, lo que cantan y lo que enseñan se halla en el ámbito natural. Damos gracias al Señor de que Su recobro está en otra esfera, la esfera espiritual, la esfera celestial, o sea, la esfera de Cristo y la iglesia. No obstante, necesitamos elevar más nuestro entendimiento y comprensión. Debemos pedirle al Señor que nos traslade de la esfera natural a la esfera celestial y espiritual, para que todo lo que digamos y hagamos en las reuniones redunde en el cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios. Espero que ésta sea la experiencia de las iglesias, y que en todas sus reuniones se hable de Cristo y la iglesia.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top