Información del libro

Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 20 de 46 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE VEINTE

LA SIMIENTE DE ABRAHAM
Y LOS HIJOS DE ABRAHAM

Lectura bíblica: Gá. 3:7, 9, 16, 19, 26-29

En Gálatas 3 Pablo habla de la simiente de Abraham (vs. 16, 19, 20) y de los hijos de Abraham (v. 7). La palabra “simiente” está en singular, mientras que la palabra “hijos” está en plural. Es difícil para los lectores de Gálatas entender el significado de esto.

Con respecto a la promesa que Dios hizo a Abraham, vemos el aspecto del cumplimiento y el aspecto del disfrute. Cumplir la promesa es un cosa, pero disfrutar la bendición de la promesa es otra. Tocante a promesas hechas de una persona a otra, el que cumple la promesa raramente es el que disfruta la bendición de la promesa. Por lo regular, la persona que hace la promesa es el que cumple la misma, y aquel a quien es hecha la promesa es quien disfruta su bendición. En el caso de la promesa que Dios hizo a Abraham, Dios, hablando en términos estrictos, no es el que cumple la promesa. En vez de eso, la promesa es cumplida por la simiente, Cristo (v. 16). Cristo ha cumplido la promesa de Dios a Abraham. Por lo tanto, el cumplimiento de esta promesa no depende de los muchos hijos de Abraham, sino de la única simiente de Abraham. Sin embargo, con respecto al disfrute de la bendición de la promesa, los muchos hijos sí tienen que ver. Mientras que la simiente única es el que cumple, los muchos hijos son los que disfrutan. Si entendemos este asunto, podremos entender de qué habla Pablo en Gálatas 3.

Pablo escribió el capítulo 3 de Gálatas como si fuese él un abogado que escribiese un documento legal. Sus palabras son específicas y precisas. Consideremos el versículo 16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: ‘Y a las simientes’, como si hablase de muchos, sino como de uno: ‘Y a tu simiente’, la cual es Cristo”. En los versículos 19 y 29 Pablo también se refiere a la simiente, pero en el versículo 26 habla de los hijos de Dios. Los hijos de Abraham del versículo 7 son los hijos de Dios del versículo 26. Ahora debemos preguntarnos cómo los muchos hijos de Abraham pueden ser los muchos hijos de Dios. La respuesta a esta pregunta tiene que ver con la simiente. Por un lado, la simiente es el heredero que hereda la promesa. Sin embargo, como la simiente de Abraham, Cristo también cumple la promesa.

Los hijos de Israel, descendientes de Abraham, heredaron la buena tierra de Canaán. En tipología, la buena tierra tipifica a Cristo. Cristo es tanto la simiente como la tierra. El no sólo es la simiente que hereda la promesa; El también es la buena tierra. La simiente y la buena tierra tipifican a Cristo. Como la simiente única que se menciona en Gálatas 3, Cristo no sólo hereda la promesa, sino que también cumple la promesa. La promesa que Dios le hizo a Abraham fue cumplida por medio de Cristo como la simiente de Abraham.

En el asunto del cumplimiento de la promesa, nosotros no tenemos parte alguna. Solamente Cristo, la simiente única, está calificado para cumplir la promesa que Dios le hizo a Abraham. En este sentido, la simiente es únicamente una. Pero en el aspecto del disfrute de la promesa cumplida, la simiente viene a ser muchos, los muchos hijos de Abraham.

I. LA SIMIENTE DE ABRAHAM

A. Solamente una: Cristo

Gracias a 3:16 sabemos que Cristo es la única simiente de Abraham. Cristo es la simiente, y la simiente es el heredero que hereda las promesas. Aquí, Cristo es la única simiente que hereda las promesas. Por consiguiente, a fin de heredar la bendición prometida, tenemos que ser uno con Cristo. Afuera de El, no podemos heredar las promesas que Dios le hizo a Abraham. A los ojos de Dios, Abraham sólo tiene una simiente, Cristo. Nosotros debemos estar en El a fin de participar de la promesa hecha a Abraham. El no sólo es la simiente que hereda la promesa, sino también la bendición de la promesa que sirve para herencia. Que los creyentes gálatas se apartaran de Cristo y se volvieran a la ley significaba que ellos perderían tanto al Heredero como la herencia de las promesas.

Si Cristo no hubiera venido, no habría habido manera de que Dios cumpliese la promesa que le había hecho a Abraham. Como hemos señalado, Aquel que cumplió esta promesa no es Aquel que hizo la promesa, sino el Prometido, la simiente. Dios había prometido darle a Abraham una simiente y la buena tierra. Esta promesa fue cumplida por la única simiente prometida.


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