Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 60 de 62 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE SESENTA

UNA VIDA DE COMPRENSION Y SIN AFANES

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Lectura bíblica: Fil. 4:4-7; 1:18-21; 4:10-13

Hemos dicho en repetidas ocasiones que el tema del libro de Filipenses es experimentar a Cristo. También hemos visto que si hemos de experimentarlo, debemos vivirlo y magnificarlo (1:20-21), tomarlo como nuestro modelo y seguir en pos de El como nuestra meta. En nuestra vida cristiana debemos tener un solo pensamiento: seguir en pos de Cristo a fin de obtenerle. Después de mencionar tales aspectos relacionados con nuestra experiencia de Cristo, Pablo súbitamente, en el capítulo cuatro, empieza a hablar de ser comprensivos y de no estar afanosos. Por el lado positivo, debemos ser comprensivos, y por el lado negativo, no debemos tener ningún afán.

¿Por qué Pablo, al final de una epístola tan profunda que trata sobre la experiencia que tenemos de Cristo, nos exhorta a ser comprensivos y a no estar ansiosos? Aparentemente esto no tiene ninguna relación con los asuntos que él trató en los primeros tres capítulos. Hace años, pensaba que no valía la pena que Pablo hubiera hablado de la ansiedad, y consideraba que él debía haber hablado de asuntos más elevados, aunque confieso que no sabía exactamente cuáles debían ser tales asuntos.

LAS CIRCUNSTANCIAS QUE DIOS NOS ASIGNA

En Efesios 1:3 y 2:6, Pablo habla de los lugares celestiales. En su vida diaria ¿está usted en los lugares celestiales o bajo la ansiedad? Por lo general pasamos más tiempo ansiosos que en los lugares celestiales. Después de la caída del hombre, la vida humana llegó a ser una mezcla de afanes y preocupaciones. Si leemos detenidamente Génesis 3, descubriremos que la ansiedad es provocada por las circunstancias que Dios nos asigna. Por ejemplo, nos afanamos por nuestros hijos. A partir del momento en que nacen, comenzamos a preocuparnos por ellos. Los que todavía no son padres, sueñan con tener un hijo algún día, sin siquiera imaginar las preocupaciones y afanes que implica traer hijos al mundo y criarlos. Todo lo que afecta la vida de nuestros hijos nos es causa de ansiedad. Nos preocupa su respiración, su alimentación y su ropa. La mayoría de los padres pueden testificar que, debido a sus hijos, son más numerosos los días de ansiedad que de felicidad.

El capítulo tres de Génesis muestra que uno de los principales afanes del hombre caído consiste en cómo ganarse la vida. En Génesis 3:17 Jehová dijo al hombre: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”. Luego, en el versículo 19, añadió: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”. Debido a que el hombre debe trabajar para subsistir, le invade la ansiedad. Todo campesino se afana por su cosecha, se preocupa por el clima y por los daños que ocasionan las plagas y los insectos. De hecho, no existe ningún trabajo que no produzca ansiedad. Aun los que tienen éxito en su profesión viven preocupados por su trabajo. La ansiedad es un mal inevitable.

La ansiedad también está estrechamente relacionada con la vida matrimonial. Los jóvenes por lo general aspiran a casarse. Yo por mi parte les aconsejo que se casen en el momento apropiado, pero también les advierto que no sueñen con tener una vida matrimonial libre de afanes. Es cierto que la vida matrimonial es buena, pero conlleva más preocupaciones y afanes que felicidad.

La vida humana está llena de ansiedad. En cambio, los ángeles, debido a que no tienen ningún motivo de preocupación, no conocen la ansiedad. Ellos no se casan ni se preocupan por su sustento ni por cuidar de una familia. Tampoco necesitan dormir. Algunos han cometido el error de tratar de vivir como los ángeles; sin embargo, Dios es quien ha dispuesto todas las circunstancias de la vida humana, aunque éstas de hecho causan más ansiedad que felicidad. Tal parece que los momentos de tristeza duran más que los de felicidad. Puede ser que ahora tengamos un corto tiempo de felicidad, pero después pasemos por un largo período de tristezas, preocupaciones y afanes.

¿Con qué propósito nos asigna Dios las circunstancias que nos causan ansiedad? Romanos 8 revela que, además de la redención y del Espíritu que mora en nosotros, necesitamos “todas las cosas”. El versículo 28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados”. Ciertamente los sufrimientos, la ansiedad y las preocupaciones forman parte de “todas las cosas”. Es necesario sufrir para que Dios nos perfeccione. Por experiencia hemos visto que prácticamente “todas las cosas” involucran ansiedad.


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