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Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 79 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE SEIS

LA PREPARACION DEL SALVADOR-HOMBRE
SE LLEVA A CABO EN SU HUMANIDAD
Y CON SU DIVINIDAD

(4)

Lectura bíblica: Lc. 2:1-52

En este mensaje consideraremos el nacimiento y la juventud del Salvador-Hombre. Se describe Su nacimiento en 2:1-20, y Su juventud en 2:21-52.

SU NACIMIENTO

En el reinado de César Augusto

Lucas 2:1-3 dice: “Aconteció en aquellos días, que salió un decreto de parte de César Augusto, para que se hiciera un censo de toda la tierra habitada. Este primer censo se hizo cuando Cirenio gobernaba Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad”. César Augusto, el segundo de los Césares, era el sucesor de Julio César. El Señor Jesús nació durante el reinado de César Augusto.

El decreto procedió de César Augusto para que toda la tierra habitada fuera empadronada. Esto provino de la soberanía de Dios, como se menciona en Proverbios 21:1. Por este censo María y José fueron llevados de Nazaret a Belén, para que el Salvador naciese allí en cumplimiento de la profecía con respecto al lugar de Su nacimiento (Mi. 5:2, Jn. 7:41-42).

En Belén

Lucas 2:4-6 dice: “José subió también desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María, la mujer desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento”. La casa y familia de David era la casa y familia real que había de heredar el trono de él (3:23-31; 1:32; véase Mt. 1:6-16). Fuera del decreto de César Augusto, quizás no hubiera sido posible que José y María fueran de Nazaret a Belén. Este viaje fue necesario para que Cristo naciera en Belén a fin de cumplirse la profecía que se halla en el Antiguo Testamento.

Acostado en un pesebre

El versículo 7 dice: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. La vida del Salvador-Hombre empezó con un pesebre, en la más baja condición. Este comienzo se debe al hecho de que los seres humanos caídos estaban completamente ocupados por sus propias actividades. Podemos decir que el pesebre es un símbolo de la vida humana del Salvador.

Lucas presenta al Salvador-Hombre. Después de la narración de Su concepción, Lucas en este capítulo nos da una excelente reseña con relación a ciertos aspectos de la vida humana del Salvador-Hombre. Lucas describe Su nacimiento humano genuino según la ley conforme a la cual Dios creó al hombre, a fin de poder ser el Salvador-Hombre para salvar al hombre. Nos da un relato de que fue circuncidado físicamente según lo ordenado por Dios (2:21-24), para ser descendiente legítimo de Abraham (Gn. 17:9-14), Aquel en quien pudiese realizarse la promesa de Dios a Abraham para todas las naciones (Gá. 3:14) —“serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gn. 12:3)— que era el evangelio predicado a éste (Gá. 3:8). En este capítulo vemos que el Salvador-Hombre creció como un ser humano conforme a la ley de la vida humana (v. 40), para así poder ser un hombre perfecto que expresara a Dios para el cumplimiento del plan redentor de Dios. Por último, Lucas relata la juventud adecuada del Señor, la juventud del que creció en cuanto a Su interés en Dios en relación con Su deidad como Hijo del Padre (vs. 40-52), para así poder tener la plena medida de la sabiduría, la estatura y el favor para con Dios y para con los hombres.

El relato en este capítulo relacionado con el nacimiento y la juventud del Salvador es completamente diferente del de Mateo 2. Lo que Mateo relata de aquello que ocurrió en el nacimiento del Salvador y durante Su juventud, constituye una evidencia notable del reinado legítimo de Cristo. El relato de Lucas acerca del mismo nacimiento y de la misma juventud es de otra índole; son eventos que demuestran claramente la humanidad genuina de Jesús. Los dos relatos abarcan solamente dos de los diferentes aspectos de la maravillosa condición del Salvador. El relato de Mateo testifica que Cristo es el Rey cabal profetizado en las Escrituras; el relato de Lucas referente a la juventud de Jesús comprueba que El es un hombre cabal. Estos dos son completamente diferentes.


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