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Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
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ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE VEINTINUEVE

LA PALABRA DE JUSTICIA
Y LA PALABRA
DE LOS
COMIENZOS DE CRISTO

Mi carga en este mensaje es tocante al principio básico de la palabra de justicia. Hebreos 5:13 dice que “todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño”. Si bien muchos cristianos entienden lo que significa la palabra de gracia (Hch. 14:3; 20:32), la palabra de vida (Fil. 2:16) y la buena palabra de Dios (He. 6:5), muchos no conocen lo que significa la palabra de justicia. ¿Por qué la palabra debe ser la palabra de justicia? El escritor de Hebreos mencionó la palabra de justicia en el momento en que estaba hablando de Cristo como Sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Respecto a Melquisedec él tenía “mucho que decir”, pero que era muy “difícil de explicar”, debido a que los que recibirían esta epístola se habían vuelto “tardos para oír” (5:11). Ellos habían permanecido demasiado tiempo en calidad de aprendices. Por eso en el versículo 12 el escritor les dijo: “Porque debiendo ser ya maestros, por razón del tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de los oráculos de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”. Pese a que en el tiempo en que se escribió esta epístola ellos ya debían ser maestros, todavía necesitaban que alguien les enseñara. Ellos aún eran niños. Puesto que este versículo nos dice que “todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia” (v. 13), podemos deducir que la palabra de justicia es para los que han alcanzado madurez, y no para los niños. Ahora en este mensaje debemos ver en qué consiste básicamente la palabra de justicia.

I. LA PALABRA DE DIOS ES NUESTRO ALIMENTO

Si hemos de entender lo que significa la palabra de justicia, primero debemos ser profundamente impresionados con el hecho de que la palabra de Dios no tiene como fin primordial impartirnos conocimiento. En este breve pasaje de la Palabra (5:11-14) encontramos una aparente contradicción, ya que el versículo 12 usa las palabras maestros y enseñar, lo cual se refiere al conocimiento. Sin embargo, en estos versículos se indica de una manera clara y definitiva que la palabra de Dios tiene como finalidad nutrirnos, pues compara a la Palabra con la leche y con el alimento sólido. La leche y el alimento sólido no son útiles para impartirnos conocimiento. La gente no los estudia, sino que más bien los ingiere como alimento.

Hemos venido diciendo por años que lo que más necesitamos no son simples enseñanzas, sino ser alimentados. Muchos me han argumentado diciendo: “¿Cómo puede usted decir que no necesitamos enseñanzas? ¿No cree usted que la Biblia es un libro de enseñanzas? Aun usted mismo imparte enseñanzas”. Es cierto que la Biblia es un libro de enseñanzas, pero el propósito de dichas enseñanzas no es impartirnos conocimiento intelectual, sino más bien, suministrarnos alimento. El objetivo de la Biblia no es que obtengamos un entendimiento o conocimiento mental, sino que es absolutamente para nuestra comprensión y nutrición espiritual. Según las palabras del Señor Jesús, las palabras de Dios nos han sido dadas para que las comamos. A fin de vivir, debemos tomar la palabra de Dios como nuestro alimento. Cuando el Señor fue tentado por el diablo, le respondió diciendo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4). La palabra de Dios debe ser nuestro alimento y debemos comerla diariamente y vivir por ella. Aun en tiempos del Antiguo Testamento, Jeremías dijo: “Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí” (Jer. 15:16). El profeta entendió que la Palabra de Dios tenía como fin nutrirnos, no impartirnos conocimiento. Además el Nuevo Testamento no sólo nos dice que debemos alimentarnos de la palabra de Dios, sino que además debemos suministrarla a otros como alimento. El concepto de Pablo en cuanto al ministerio de la palabra era que debía servir de alimento. Él dio a beber a los corintios leche y deseaba darles alimento sólido (1 Co. 3:2). Por lo tanto, según los principios básicos de la Biblia, la palabra de Dios tiene como fin alimentarnos en vez de darnos conocimiento.


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