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Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 36 de 46 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE TREINTA Y SEIS

SEMBRAR PARA EL ESPIRITU
PARA LA NUEVA CREACION

Lectura bíblica: Gá. 6:7-16

Debido a que los creyentes gálatas estaban errando el blanco de la economía de Dios, Pablo les escribió esta epístola con el intento de revelar la economía de Dios y de conducirlos de regreso a Cristo. Ellos habían sido distraídos de experimentar a Cristo y de disfrutar a Cristo y habían sido llevados a guardar la ley y a practicar la circuncisión. Pablo quería que ellos dejaran la ley y la circuncisión y volvieran a la verdadera bendición del evangelio de Dios: la bendición del todo-inclusivo Espíritu vivificante. Este es el pensamiento básico de 6:7-16.

SEMBRAR PARA LA CARNE

El concepto de Pablo era que quienes trataban de guardar la ley y practicaban la circuncisión estaban sembrando para la carne. En 6:8 Pablo dice que el que “siembra para su carne, de la carne segará corrupción”. Después, en los versículo 12 y 13, él dice: “Todos los que quieren quedar bien en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, pero es sólo para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aún los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne”. La manera en que Pablo usa la palabra “carne” en estos versículos nos da una clave para entender lo que quiere decir sembrar para la carne. Conforme al pensamiento básico de esta porción de Gálatas, sembrar para la carne es practicar la circuncisión y esforzarse por guardar la ley. Tanto la circuncisión como guardar la ley son cosas exteriores. Pablo señaló enfáticamente que los judaizantes se jactaban de la circuncisión hecha en la carne. Ellos forzaban a otros a circuncidarse a fin de poderse jactar en la carne de ellos. Pablo incluso dijo que ellos querían “quedar bien en la carne”. Era casi como si los judaizantes dijeran: “Miradnos, hemos sido circuncidados. Tenemos en nuestra carne una señal que muestra que somos circuncidados”. En las propias palabras de Pablo, esto era querer quedar bien en la carne.

Por querer hacer tal exhibición en la carne, los judaizantes estaban sembrando para su carne, y el resultado irremisiblemente sería corrupción. La palabra griega que significa corrupción no denota principalmente putrefacción; por el contrario, el significado principal es destrucción. Aquellos que estaban sembrando para la carne por medio de practicar la circuncisión eran una ofensa para Dios y Dios intervino para destruir el sistema religioso de ellos. No mucho después de que la Epístola a los Gálatas fue escrita, Dios envió al ejército romano bajo órdenes de Tito a destruir la ciudad de Jerusalén y el templo, así como todo lo relacionado con éste. Fue un asunto muy serio que los judaizantes no hubieran renunciado a guardar la ley y a la circuncisión.

En 6:7 Pablo declara: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado”. Dios es el Creador, el Administrador, y también Aquel que opera todas las cosas en el universo. Quienes están en contra de Su economía no pueden burlarse de El. Cuando El decidió hacer a un lado la ley y la circuncisión, ¿quién tenía el derecho de oponérsele? Qué derecho tenían los judaizantes de continuar con la práctica de la circuncisión cuando Dios mismo la había abolido? Por mantener esta práctica a fin de quedar bien en la carne, los judaizantes se opusieron a la administración gubernamental de Dios. Tal rebelión, una verdadera siembra para la carne, tenía que dar por resultado corrupción, destrucción.

TOMAR AL ESPIRITU COMO META Y
SEGAR VIDA ETERNA

Como creyentes en Cristo, tenemos que sembrar para el Espíritu. La meta de Dios consiste en que El mismo se da a nosotros como el Espíritu. Debemos tomar al Espíritu como nuestra meta, es decir, como nuestro blanco y no debemos ser tan insensatos como para tomar como blanco la ley o la circuncisión. La meta de Dios es llegar a ser el Espíritu todo-inclusivo que está en nosotros para que lo disfrutemos. ¿Qué razón podríamos tener para no tomar como blanco esa maravillosa meta?

Cuando vemos la meta de Dios en Su economía, podemos darnos cuenta de cuan insensatos eran los judaizantes. También podemos entender por qué Dios envió el ejército romano a destruir el sistema judaico. Es un asunto de lo más serio insistir en guardar la ley y la circuncisión cuando Dios ha hecho un cambio en Su economía. Tal insistencia ofende a Dios y es una rebelión en contra de El y de Su economía. Nada complace más a Dios que el hecho de que tomemos al Espíritu como nuestra meta y que sembremos para el Espíritu. Si sembramos para el Espíritu, segaremos vida eterna.

La consumación de la vida eterna será la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén no estarán la ley ni la circuncisión. En vez, habrá un río de agua de vida que fluye junto al árbol de la vida. Esta es la vida eterna. La Nueva Jerusalén, la incorporación máxima de la vida eterna, será el fruto consumado de nuestro sembrar para el Espíritu.


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