Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 57 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CINCUENTA Y SIETE

LA MANERA EN QUE DISFRUTABAN
DE LA LEY DE DIOS LOS BUSCADORES DE DIOS
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
(2)

Lectura bíblica: Sal. 119:1, 11, 14-16, 31-32, 34-35, 48, 51-52, 59, 72-73, 87, 95, 99, 102, 106, 111, 127-128, 130, 148, 157, 161-162, 166, 176

Si leemos el salmo 119 detenidamente, veremos que el salmista consideraba la ley como la palabra de Dios. Así como los demás salmos, éste no fue escrito conforme a la doctrina ni a la teología, sino según el sentimiento y anhelo profundo del salmista. El autor del salmo 119 usa diferentes términos para expresar la manera en que él disfrutaba de la ley de Dios como de Su palabra viva y cómo él la recibía. En el mensaje anterior, mencionamos que el salmista inclinaba su corazón hacia ella (v. 36), la buscaba (v. 45) y la anhelaba (v. 20). En el versículo 74, él declaró: “En Tu palabra he esperado”. Esperar en algo significa esperar a que eso llegue. Cuando el salmista dijo que él esperaba en la palabra de Dios, él quería decir que él esperaba que llegase y confiaba en ella. El esperaba que Dios diera una palabra. Además, él puso su confianza en la palabra de Dios (v. 42). Al ver todos estos asuntos en conjunto, vemos que corresponden con nuestra experiencia espiritual. Con el corazón inclinado hacia la Palabra de Dios, la buscamos, la anhelamos, y confiamos en ella. Entonces ponemos nuestra confianza en la palabra que hemos recibido de Dios.

M. Meditaban en ella

En muchos versículos, el salmista afirma que él meditaba en la palabra de Dios (15, 23, 48, 78, 99, 148). En cada uno de estos versículos, la versión Reina-Valera usa la palabra meditar. No obstante, en Salmo 55:17, dicha versión traduce la misma palabra hebrea por orar. También se usa esta palabra en Génesis 24:63, donde vemos que Isaac salió al campo a meditar, o como lo dice la nota al margen, a orar. Salmos 143:5 también la usa: “Me acordé de los días antiguos; meditaba todas Tus obras; reflexionaba en las obras de Tus manos”. La palabra hebrea traducida reflexionar o meditar, tiene un amplio significado e implica inclinarse, conversar con uno mismo y declarar. Según el Antiguo Testamento, meditar en la Palabra de Dios significa disfrutar de ella.

Meditar en la Palabra consiste en “rumiar” así como una vaca come pasto (Lv. 11:3). Si ingerimos la Palabra demasiado rápido, no tendremos mucho disfrute. Pero si “rumiamos” mientras ingerimos la Palabra, nuestro disfrute aumentará.

Cuando meditamos en la Palabra de Dios, disfrutando de ella, y aún rumiándola así como una vaca rumia el pasto, espontáneamente oraremos. La oración está incluida también en la meditación de la Palabra. Además, podemos conversar con nosotros mismos y empezar a alabar al Señor. Tal vez seamos tan inspirados por la Palabra que gritemos nuestras alabanzas al Señor.

Generalmente la meditación de la Palabra será más lenta y más fina que el orar-leerla. Por ejemplo, en nuestra meditación de 20:2, podemos pensar en nosotros mismos: “recuerda que Jehová es tu Señor. El te ha sacado del país de Egipto, de la casa de cautiverio. Ahora estás fuera. ¡Amen! ¡Oh Señor, Te adoro por haberme liberado del cautiverio!” En toda nuestra meditación de la Palabra de Dios, al hablar con el Señor debemos ser espontáneos y disfrutar mucho. Podemos inclinarnos y adorar al Señor, meditar en la Palabra, reflexionar, recordar. Todo eso está incluido en la práctica de meditar en la Palabra de Dios. Todo buscador sincero del Señor que medita en los Diez Mandamientos de una manera viva disfrutará al Señor, lo adorará, orará y conversará consigo mismo en presencia del Señor, y también lo alabará. Indudablemente una persona que toma la ley de Dios de esta manera no la aplicará como letras muertas, sino que la tomará como la palabra viva de Dios.

Meditar en la Palabra de Dios consiste en disfrutarla como Su aliento. Significa tener contacto con Dios en la Palabra y tener comunión con El, adorarlo a El, y orarle a El por medio de la Palabra. Al meditar en la Palabra de Dios de esta manera, seremos infundidos por Dios, lo inhalaremos, y recibiremos alimento espiritual.

En cuanto a meditar en la Palabra, el versículo 147 dice: “Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra”. Aquí vemos que el salmista se levantó antes del alba, clamó, y esperó en la palabra de Dios. El versículo 148 continua y declara: “Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos”. El salmista se despertó durante la noche para meditar en la Palabra de Dios. Reflexionar en la Palabra involucra más que meditar en ella. Reflexionamos en la Palabra al hablar con Dios, al adorarle, al disfrutarle, y al recibir gracia de El en Su presencia. No podemos describir correctamente la práctica de reflexionar sobre la Palabra de Dios y el disfrute que eso nos produce.

Los que buscaban a Dios en el Antiguo Testamento reflexionaban sobre Su palabra viva. La manera de estudiar la Palabra de Dios era diferente de la que usan muchas personas hoy en día, los cuales usan principalmente su mente. Mientras los salmistas reflexionaban en la Palabra de Dios, hablaban con Dios, oraban, lo adoraban e incluso se inclinaban delante de El. En la presencia de Dios reflexionaban acerca de Su misericordia, salvación, y suministro de gracia. Reflexionar en la Palabra de esta manera es algo más rico y más amplio que orar-leer, pues incluye la oración, la adoración, el disfrute, la conversación, el inclinarse, y aun el alzar nuestras manos para recibirla. Incluye también el regocijo, la alabanza, el clamor, y aun el llanto delante del Señor. En el libro “El progreso del peregrino”, hay un lugar donde el peregrino lee la Biblia y llora, grita y se arrepiente. Esto indica que él no solamente leyó las escrituras, sino que reflexionó en ellas. Si reflexionamos en la Palabra de Dios, nos deleitaremos en ella. A veces lloraremos delante del Señor o cantaremos himnos de alabanza para El.

El salmista esperaba en la palabra del Señor, confiaba en ella, y se levantaba antes del alba para gritarle al Señor que la necesitaba. Luego él reflexionaba en la Palabra, adoraba al Señor, le oraba a El, y recibió Su suministro. El también habló consigo mismo y se instruyó a sí mismo con la Palabra de Dios. Todo esto forma parte de reflexionar en la Palabra de Dios.


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