Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 59 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE CINCUENTA Y NUEVE

EL MANÁ QUE ESTABA EN LA URNA DE ORO

En el mensaje anterior pusimos el fundamento para entender lo relacionado con el maná. En este mensaje queremos centrarnos en el maná escondido, esto es, el maná que estaba en la urna de oro.

EL MANDATO DE DIOS CON RESPECTO AL MANÁ

La expresión maná escondido se encuentra en Apocalipsis 2:17, donde el Señor Jesús dice: “Al que venza, daré a comer del maná escondido”. Este pasaje estaba dirigido a la iglesia en Pérgamo, una iglesia mundana y degradada. A todo el que venza el cristianismo degradado, el Señor le dará a comer del maná escondido. Casi todo lo que se menciona en el libro de Apocalipsis, incluyendo el maná, podemos encontrarlo en el Antiguo Testamento. Éxodo 16:32-33 dice con respecto al maná: “Dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: ‘Llenad un gomer de él y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.’ A Aarón dijo Moisés: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná y colócalo delante de Jehová, a fin de que sea guardado para vuestros descendientes”. El Señor ordenó que fuera guardado un gomer de maná dentro de una urna. Un gomer es “la décima parte de un efa” (Éx. 16:36). Un efa era una unidad completa, y un gomer era la décima parte de esa unidad. Esta pequeña porción fue depositada en una urna y luego fue puesta delante del testimonio para ser guardada (Éx. 16:34). En Éxodo cuando se habla del testimonio, se refiere a las dos tablas de la ley que estaban dentro del arca. El hecho de que un gomer de maná fuera puesto delante del testimonio, significa que estaba muy relacionado con el Arca. Esta porción del maná vino a ser el maná escondido.

El maná descendía del cielo, de Dios, como un regalo para su pueblo. Y no fue un regalo provisional, sino un don que ellos siguieron recibiendo por cuarenta años. Cada mañana este don descendía del cielo para alimentar y saciar a los hijos de Israel. Después que ellos quedaron satisfechos, Dios pareció decirles: “Tomad ahora un gomer de lo que vosotros habéis disfrutado y ponedlo delante de Mí, como un testimonio y un recordatorio para que vuestros futuros descendientes puedan recordar que vosotros disfrutasteis de este alimento celestial mientras vagasteis por el desierto”. El maná que descendía diariamente, que era la porción del pueblo, descendía de Dios, mientras que el maná escondido, que era la porción de Dios, fue ofrecido de vuelta a Dios.

EL DIEZMO DE LOS PRODUCTOS DE LA TIERRA

Ahora debemos prestar atención al diezmo, es decir, a la décima parte de los productos de la buena tierra. A los hijos de Israel se les mandó traer el diezmo de sus cosechas, la mejor porción de los productos que hubieran obtenido de la buena tierra, y ofrecerla a Dios (Dt. 14:22-23). Todo lo que ellos cosecharan provenía de Dios. Así que Él ordenó que una décima parte de los productos que Él había dado a los hijos de Israel le fueran ofrecidos a Él. La mayor parte de los productos era para el pueblo, pero el diezmo era ofrecido a Dios como la porción que le correspondía. Además, el diezmo que era ofrecido a Dios era dado a los sacerdotes y a los levitas (Nm. 18:21), quienes a su vez apartaban la décima parte del diezmo que habían recibido y la ofrecían a Dios. Este diezmo del diezmo era dado al sumo sacerdote, quien ministraba en el Lugar Santísimo (Nm. 18:26, 28-29). Una vez más repito, los hijos de Israel ofrecían la décima parte de sus cosechas a Dios como Su porción. Después que ésta era ofrecida a Dios, era entregada a los que servían en el tabernáculo, esto es, a los sacerdotes y levitas. Los sacerdotes y levitas luego tomaban la décima parte de lo mejor del diezmo y la ofrecían a Dios. Ésta parte era luego entregada al sumo sacerdote, que ministraba en el Lugar Santísimo. Los levitas, que servían en el atrio, y los sacerdotes, que servían tanto en el atrio como en el Lugar Santo, sólo podían disfrutar del diezmo ofrecido por los hijos de Israel. Únicamente el sumo sacerdote, quien servía en el Lugar Santísimo, tenía el privilegio de disfrutar del diezmo del diezmo, que era lo mejor de lo mejor de los productos de la buena tierra. Esto quiere decir que cuanto más servimos, más disfrutamos de la porción más excelente, la porción de Dios.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top