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Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 21 de 54 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE VEINTIUNO

LAS PALABRAS DE CONSUELO
DE JEHOVÁ PARA ISRAEL

Lectura bíblica: Is. 40; Jn. 1:19-27; 1 P. 1:23-24

En el Antiguo Testamento, compuesto por treinta y nueve libros, el asunto principal que se abarca es la vieja creación; y en el Nuevo Testamento, compuesto por veintisiete libros, el asunto principal que se revela es la nueva creación de Dios. Por tanto, las dos creaciones efectuadas por Dios marcan el límite entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Ahora debemos ver que los primeros treinta y nueve capítulos de Isaías abarcan la vieja creación, incluyendo la disciplina de Dios para Israel y Su juicio sobre los gentiles, mientras que en los últimos veintisiete capítulos, la profecía de Isaías se centra en la nueva creación.

La venida de la nueva creación no pone fin a la vieja creación inmediatamente; por el contrario, una vez que la nueva creación está presente, la vieja creación permanece por un tiempo. En el Nuevo Testamento, la nueva creación comienza con la venida de Juan el Bautista. Después, la vieja creación permanece hasta que se le pone fin al final del milenio. El fin del reino de mil años será también el fin de la vieja creación así como la compleción, la consumación, de la nueva creación, lo cual está representado por la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la nueva tierra (Ap. 21:1-2).

La historia nos dice que Isaías escribió este libro durante dos o tres períodos de tiempo. Creo que la segunda parte de su profecía fue escrita en un período de tiempo distinto al de la primera parte.

La segunda parte comienza con palabras de consuelo habladas al corazón de Jerusalén (Is. 40:1-2). El hecho de que estas palabras sean habladas al corazón significa que conciernen no al hombre exterior, sino al hombre interior. En este capítulo, hablar palabras de consuelo al corazón de Jerusalén en realidad es anunciar el evangelio. Por tanto, podemos entender que la palabra consuelo se refiere a la predicación del evangelio.

Lo primero que se anunció en Isaías 40 fue la venida de Juan el Bautista (vs. 3-4). Esto fue seguido inmediatamente por la aparición de Cristo, quien es la gloria de Jehová (v. 5). La gloria de Jehová es el centro del evangelio con miras a la nueva creación (2 Co. 4:4-6). Cristo es el resplandor de la gloria de Dios (He. 1:3), y este resplandor es como el fulgor del sol. El Nuevo Testamento nos dice que la primera venida de Cristo fue como la salida del sol (Lc. 1:78). Por tanto, cuando Cristo apareció, la gloria de Jehová apareció a fin de ser vista por quienes buscan a Dios y por los creyentes de Cristo.

Después que Isaías 40 habla de la venida de Juan el Bautista y de la aparición de Cristo como gloria de Dios, este capítulo nos dice que, al igual que la hierba y la flor del campo, todo hombre se secará y se marchitará, pero la palabra de Dios permanecerá para siempre (vs. 6-8). La palabra de Dios es en realidad Cristo como evangelio de Dios. Esta palabra permanece y, como palabra de vida, es viva. Todo hombre de carne, todos los seres humanos que se marchitan y desvanecen, deben recibir a Cristo, la gloria de Dios, quien viene a las personas como la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Aquellos que reciben a Cristo como esta palabra de Dios serán regenerados para poseer vida eterna a fin de vivir para siempre (1 P. 1:23).

Según Isaías 40:29-31, aquellos que recibieron la palabra y fueron regenerados ahora esperan en Jehová. Que esperemos en Dios significa que nos hemos “despedido” a nosotros mismos, esto es, que nos detenemos a nosotros mismos en lo que respecta a nuestro vivir así como en todo cuanto hacemos y todas nuestras actividades, y que recibimos a Cristo como nuestro reemplazo. El versículo 31 dice que la persona que espere así en Él se remontará con alas como las águilas, lo cual representa el poder de resurrección de Cristo. Tal persona no solamente andará y correrá, sino que también se elevará por los cielos, por encima de toda contrariedad terrenal. Ésta es una persona transformada. Por tanto, en este capítulo tenemos la anunciación del evangelio (que corresponde a los cuatro Evangelios), la salvación por medio de la regeneración (que corresponde a Hechos) y la transformación (que corresponde a las Epístolas).

Creo que Isaías escribió este capítulo para que podamos hacer una comparación entre Ezequías, un varón piadoso que todavía estaba en la vieja creación, y una persona regenerada y transformada que está en la nueva creación. Los capítulos del 36 al 39 indican que no importa cuán bueno era Ezequías, él todavía estaba en la vieja creación, por lo cual fue despedido por Dios. Pero en el capítulo 40 vemos una clase diferente de persona: uno que ha sido regenerado y transformado, que ha sido despedido, que ha tomado a Dios en Cristo como su reemplazo y que ahora espera de continuo en el Señor. Tal persona se remontará “con alas como las águilas”. El apóstol Pablo es el caso más representativo de la clase de persona descrita en Isaías 40. Consideremos la diferencia que existe entre Ezequías y Pablo y preguntémonos si seremos como Ezequías o como Pablo. Que todos seamos como Pablo, quien pertenecía por completo a la nueva creación. En el caso de Pablo la vieja creación había llegado a su fin, había sido despedida y reemplazada, y ahora la nueva creación estaba presente con Cristo.

Con esta perspectiva de Isaías 40 ante nosotros, procedamos a considerar los detalles de este capítulo.


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