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Estudio-vida de Númerospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6614-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 53 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE NÚMEROS

MENSAJE SEIS

CONFORMAN UN EJÉRCITO

(5)

Lectura bíblica: Nm. 5:1-10

Para que el pueblo de Dios fuese conformado un ejército, debían cumplirse ciertos requisitos, ciertas condiciones. Uno de estos requisitos era deshacerse de toda contaminación. En este mensaje empezaremos a considerar lo que revela Números 5 referente a las medidas que debemos tomar con respecto a la contaminación.

VI. MEDIDAS A TOMAR CON RESPECTO
A LA CONTAMINACIÓN

Dios es justo y santo, y no tolera la contaminación. Su pueblo, por consiguiente, debe tomar medidas con respecto a la contaminación.

A. La razón por la cual se toman medidas

La razón por la cual se toman medidas con respecto a la contaminación tiene tres aspectos. En primer lugar, el pueblo de Dios es la morada y la habitación de Dios (v. 3); en segundo lugar, los que componen el pueblo de Dios son Sus guerreros, quienes combaten por Él (1:20, 22, 24, 26, 28, 30, 32, 34, 36, 38, 40, 42); y tercero, los que conforman este ejército son también sacerdotes que sirven a Dios (3:3). Para que Dios pueda obtener una morada, un ejército y un sacerdocio, Su pueblo debe tomar medidas con respecto a la contaminación. Ellos, al igual que Dios, deben ser justos y santos y, por tanto, deben ser limpios.

B. Medidas a nivel corporativo

En Números 5, la manera en que se tomaban medidas con respecto a la contaminación sigue una muy buena secuencia. Números 5:1-4 empieza mostrándonos las medidas tomadas a nivel corporativo. Todo el ejército debía tomar medidas a nivel corporativo, y no sólo a nivel individual. Las medidas que ellos debían tomar corporativamente guardaban relación principalmente con tres asuntos: la lepra, padecer flujo y la inmundicia producida por tener contacto con los muertos.

1. Tomar medidas con respecto a la lepra

En la vida de iglesia como ejército de Dios no debe haber lepra. La lepra representa todo lo malo que procede del hombre natural, especialmente cuando hay rebelión. En este sentido, todos somos leprosos y tenemos lepra. La lepra es algo que está dentro de nosotros, en el propio elemento de nuestro ser. Puesto que ella está profundamente arraigada y es subjetiva a nosotros, es necesario tomar medidas exhaustivas para eliminarla. Si no tomamos medidas con respecto a la lepra presente en nosotros, nos contaminaremos y seremos inmundos.

Según la enseñanza del Antiguo Testamento, la lepra es causada principalmente por rebelarnos contra la autoridad de Dios. El primer ejemplo de esto es el caso de Miriam y Aarón, quienes se rebelaron contra la autoridad delegada por Dios, contra Moisés (12:1-10). Por rebelarse contra la autoridad delegada por Dios, Miriam se volvió leprosa.

La naturaleza rebelde, el elemento rebelde, está presente en nuestra sangre y en nuestra naturaleza; por ende, es algo propio de lo natural. Por ser hombres naturales, cada uno de nosotros es un leproso.

2. Tomar medidas con respecto a los flujos

En segundo lugar, debemos tomar medidas con respecto a los flujos. Todo lo que emana de nuestro ser, como el sudor, es un flujo. En términos espirituales, padecer flujo representa toda manifestación excesiva, anormal y descontrolada que proceda del hombre natural, lo cual indica que uno carece de control y restricción en relación con uno mismo, con su temperamento, sus preferencias, sus gustos y aversiones. En nuestra vida diaria, si nos damos a excesos y no ejercemos restricción alguna, nos volvemos anormales. Esta condición anormal es un flujo. Por ejemplo, cuando nos enojamos, nos portamos de manera excesiva, desenfrenada y anormal. Esto constituye un flujo, una secreción, del hombre natural. Expresar sin restricción alguna lo que nos gusta y lo que no nos gusta, es otro ejemplo de flujo.

3. Tomar medidas con respecto a la inmundicia
producida por tener contacto con los muertos

En tercer lugar debemos tomar medidas con respecto a la inmundicia producida por tener contacto con los muertos: la muerte espiritual. A los israelitas no se les permitía tocar nada que estuviera muerto, ya sea animal, insecto o persona (Lv. 11:24-47; Nm. 19:11). Si llegaban a tocar estas cosas, se contaminaban.

La muerte es más sucia que el pecado. Si tenemos contacto con aquellos que están muertos espiritualmente, seremos contaminados por la muerte espiritual.


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