Información del libro

Estudio-vida de Josué, Jueces y Rutpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6224-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Rut 4 de 8 Capítulo 4 de 33 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE RUT

MENSAJE CUATRO

RUT BUSCA SU REPOSO

Lectura bíblica: Rut 3

El primer capítulo muestra que Rut hace una elección, el segundo capítulo muestra que Rut ejerce su derecho y el tercer capítulo muestra que Rut busca su reposo. Es necesario que disfrutemos a Cristo a tal punto que hallemos reposo. A fin de hallar reposo, ciertamente es necesario tener un hogar. No hay otro lugar que nos pueda dar tanto reposo como nuestro hogar. En el tercer capítulo vemos que Noemí se propuso obtener un hogar para Rut e, incluso, presionó para lograrlo.

Los pasos dados por Rut corresponden con nuestra experiencia espiritual. Antes que fuésemos salvos, todos teníamos nuestros propios gustos y hacíamos nuestras propias elecciones. Conforme a lo dispuesto por el Señor soberanamente, escuchamos el evangelio y resolvimos convertirnos en creyentes de Cristo. Escogimos creer en Cristo. Al creer en el Señor Jesús, fuimos orgánicamente unidos a Él. Ahora Él está en nosotros, y nosotros estamos en Él. En esta unión íntima y orgánica con Él, ahora tenemos que ir en pos de Cristo a fin de ganarlo a Él, tomar posesión de Él, experimentarlo y disfrutarlo. Esto está tipificado por el hecho de que Rut ejerció su derecho a fin de obtener el producto de la buena tierra y poseerlo. De la misma manera que Rut tenía derecho a disfrutar del producto de la buena tierra después de haber entrado en ella, nosotros también tenemos derecho a disfrutar de Cristo como nuestra buena tierra después de haber creído en Él.

Es una tragedia que el cristianismo, tanto el catolicismo como el protestantismo, no haya captado este asunto de disfrutar a Cristo. El Señor Jesús dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí” (Jn. 6:57). Nuestro Salvador es comestible; Él es nuestro alimento celestial y maná. Según Apocalipsis 2, todo aquel que venza podrá comer de Cristo como árbol de la vida y maná escondido (vs. 7, 17). La Biblia revela que Cristo no solamente es nuestro alimento, sino también nuestra bebida, vestimenta y aliento. Él es lo que necesitamos diariamente. Debemos disfrutarlo todos los días. Tenemos que ser como Rut y ejercer nuestro derecho a disfrutar de Cristo. Cada mañana debemos “espigar” en el “campo” de la Biblia.

Sin embargo, después de espigar, todavía necesitamos un hogar en donde podamos establecernos para reposar. Esta clase de reposo únicamente se logra mediante el matrimonio. En Rut 3:1 Noemí le dijo a Rut: “Hija mía, tengo que buscarte un lugar de reposo, para que te vaya bien”. Noemí anhelaba encontrar la manera de establecer un hogar para Rut. Para que Rut obtuviera un hogar en el que pudiese reposar, ella debía obtener un esposo. Noemí comprendió que la persona apropiada para ser el marido de Rut era Booz, quien tipifica a Cristo.

Yo sé que muchos de nosotros amamos al Señor Jesús, pero ¿le hemos tomado como nuestro Marido? ¿Alguna vez han tenido un tiempo a solas con el Señor en el cual le han dicho: “Señor, Tú eres mi Marido”? Aunque usted es salvo y ama al Señor, usted no tendrá un hogar para reposar hasta que se case con el Señor Jesús, tomándolo a Él como su Marido.

En estos mensajes sobre Josué, Jueces y Rut, el Señor nos ha mostrado una perspectiva clara de cómo debemos tomar a Cristo como nuestro único Marido. Después que el pueblo de Israel entró a la tierra prometida bajo el liderazgo de Josué, su historia fue un caos deplorable debido a que Israel no le fue fiel a Dios. Israel dejó a Dios, su Marido, para ir tras muchos “maridos”, muchos ídolos. En esta era moderna hay muchos ídolos, tales como el entretenimiento, los deportes y el ir de compras, todos los cuales hacen que los cristianos sean infieles. Tal parece que ellos jamás se casaron con Cristo, que en realidad jamás lo tomaron a Él como su Marido. Como consecuencia, ellos están deambulando, vagando de un lugar a otro sin hallar reposo.

El lugar donde encontramos a nuestro Marido es en nuestro hogar, la iglesia. Cristo es el Marido que está en la iglesia. No basta con tener un marido; es imprescindible también tener un hogar. Si no tenemos un hogar, no tendremos reposo. Si tenemos a Cristo, disfrutamos a Cristo y le experimentamos, pero aun así no tenemos la iglesia, todavía somos vagabundos. Por tanto, no solamente debemos recalcar que Cristo es nuestro Marido, sino también que la iglesia es nuestro hogar. Éstos —Cristo, nuestro Marido, y la iglesia, nuestro hogar— forman una unidad completa donde obtenemos el reposo apropiado y adecuado.

Rut estaba disfrutando de su vida con Noemí, pero Noemí entendía claramente que Rut necesitaba casarse con Booz. Aunque según la ley de Dios los judíos y los moabitas debían mantenerse separados, en Su soberanía Dios encontró la manera de reunir a Rut, una moabita, con Booz. Para el tiempo correspondiente al tercer capítulo, Rut y Booz ya se habían conocido en el campo donde Rut fue a espigar, y ellos ya habían sido preparados, hechos aptos, y estaban listos para casarse. Creo que Booz amaba a Rut y que ella lo amaba a él. Pero este amor era un sentimiento interno solamente, y no había sido manifestado externamente. Puesto que ésta era la situación, era necesaria la intervención de Noemí quien, como intermediaria, debía empujar para que Rut y Booz se casaran.

Mi carga es parecida a la de Noemí. Busco para ustedes un hogar donde puedan reposar, y la única manera en que ustedes podrán reposar consiste en que se casen con Cristo, su Marido. Por tanto, estoy aquí como un intermediario para empujarlos a que se casen con Cristo. Me preocupa mucho que ustedes nunca hayan conocido a Cristo como su Marido y que todavía no hayan encontrado un hogar en donde puedan reposar. Tal vez ustedes conozcan a Cristo como su Redentor, su Salvador, su Amo y Señor. Incluso puede ser que le conozcan como su alimento, su bebida, su aliento de vida y su vestimenta. Pero ¿le conocen como su Marido? Quizás ustedes espiguen a diario en Sus campos y le reconozcan como el Dueño de los campos. Es necesario que hagan mucho más que simplemente espigar en Sus campos, esto es: ustedes deben tomarlo como su Marido. Así pues, mi carga es la de empujarlos a todos ustedes a casarse con Cristo. Estoy empujándolos a que se casen con Cristo a fin de que edifiquemos un hogar y le disfrutemos a Él en este hogar, que es la iglesia.

Nada es más íntimo que el matrimonio. Tomar a Cristo como nuestro Marido es lo más íntimo que hay. Si nos casamos con Cristo, tomándole como nuestro Marido, nuestra vida cambiará por completo. Comprenderemos que debemos manifestar la fidelidad propia de una esposa y aprenderemos a disfrutar de Cristo como nuestra vida, andando y comportándonos en unidad con Él. Así, llegaremos a ser personas que ganan a Cristo y le disfrutan, amándole, quedándose en casa con Él y viviendo con Él en nuestro hogar, la iglesia. Si hacemos esto, verdaderamente conoceremos la vida de iglesia en el recobro del Señor.

Habiendo visto el significado intrínseco del tercer capítulo de Rut, procedamos ahora a considerar este capítulo más detalladamente.


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