Información del libro

Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 30 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LA PRIMERA
EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE TREINTA

LABRANZA DE DIOS Y EDIFICIO DE DIOS

Lectura bíblica: 1 Co. 3:1-17

Después de hablar de alimentar, beber, comer, plantar, regar y crecer, Pablo dice en 3:9: “Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. El hecho de que Pablo dijera que él plantó, que Apolos regó y que Dios dio el crecimiento se debe a que los creyentes son labranza de Dios. La palabra griega traducida labranza literalmente significa tierra cultivada. Los creyentes que fueron regenerados en Cristo con la vida divina son la tierra cultivada de Dios, una labranza en la nueva creación de Dios donde se cultiva a Cristo. Como personas que han creído en Cristo y que le han recibido, nosotros ya no somos semejantes a un terreno baldío que yace en su estado natural. No somos personas intactas. Más bien, Dios sembró algo en nosotros; hemos sido tocados y cultivados por El. Ahora somos la labranza de Dios que cultiva a Cristo.

El concepto de sembrar y de cultivar está bien marcado en la Biblia. El Señor Jesús empleó la figura de un sembrador. El dice en Mateo 13:3: “He aquí, el sembrador salió a sembrar”. Por el versículo 37 sabemos que el Señor es el Sembrador: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre”. La semilla que el Señor siembra es El mismo; es el Señor en la Palabra. Esta semilla es el propio Dios. El Señor Jesús vino como Sembrador para sembrar a Dios en nosotros. Nosotros somos la tierra, el suelo, la tierra cultivada, la labranza que cultiva a Dios.

En el mensaje anterior hicimos notar que la iglesia es un restaurante. Ahora estamos diciendo que la iglesia es una labranza. Por supuesto, esto no es una contradicción, pues los aspectos de la iglesia son muchos. Como lugar donde se cultivan los productos, la iglesia es una labranza, pero como lugar donde se preparan y se sirven, ella es un restaurante.

CRECER Y EDIFICAR

En el versículo 9 Pablo dice que somos tanto la labranza de Dios como Su edificio. Aparentemente no existe ninguna relación lógica entre los dos. ¿Qué tiene que ver una labranza con un edificio? Nunca se ha visto que se construya un edificio con las frutas y los vegetales que se cultivan en una labranza. Con todo y esto, la iglesia como labranza de Dios produce los materiales para el edificio de Dios.

Como cristianos, nosotros cultivamos a Cristo. Pero debemos preguntarnos si hemos sido edificados. Tal vez muchos titubeemos al decir que efectivamente hemos sido edificados como edificio de Dios. Si a los santos se les preguntara en cuanto a esto, la mayoría de ellos respondería que por lo menos hasta cierto punto han sido edificados. En realidad, ésta es la respuesta correcta. Por tratarse de un edificio espiritual, un edificio orgánico, la verdadera edificación es el crecimiento en vida. La edificación está en proporción con nuestro crecimiento.

El crecimiento se refiere al cultivo de comestibles, pero también implica aumentar. Por ejemplo, digamos que un hermano al nacer pesó únicamente siete libras, pero ahora pesa ciento setenta. Esto es el crecimiento en el segundo sentido de la palabra. Ser edificados en la iglesia equivale a crecer en el sentido de que Cristo aumenta en nosotros para que alcancemos cierta estatura. El aumento de Cristo en nosotros es nuestra estatura. Ser edificado como edificio espiritual según el primer aspecto no es primeramente unirnos a los demás, sino ser reducidos en nuestra vida natural y que Cristo crezca en nosotros. Cuanto más se reduce nuestra vida natural y más crece Cristo en nosotros, más fácil nos será coordinar con los demás. De hecho, podremos coordinar con quien sea. Algunos santos me han dicho que no pueden mudarse de su localidad porque han logrado edificarse con algunos santos de la iglesia. Según su concepto, puesto que están edificados con ciertos hermanos, no les es posible irse de la localidad. Esta no es la verdadera edificación. Más bien, es una amistad o alguna especie de relación social. Si usted ha sido verdaderamente edificado en la iglesia, esto implica que ha sido reducido y que Cristo ha aumentado en usted. Si este es el caso, no importa dónde esté, podrá ser uno con los santos y coordinar con ellos. Una vez que sea edificado en el edificio espiritual de Dios, nada lo podrá sacar de él.

Como iglesia, nosotros somos labranza de Dios y edificio de Dios. La labranza produce el edificio, es decir, cultiva los materiales necesarios para el edificio.


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