Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 79 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE SETENTA Y NUEVE

LA ASCENSION DEL SALVADOR-HOMBRE

(4)

Lectura bíblica: Ef. 1:22, 10; Col. 1:18; Ef. 1:23; 3:19b; He. 4:14; 7:26, 22; 8:6; 9:15-16; Ap. 1:13; 2:1

En este mensaje concluiremos el aspecto subjetivo de la ascensión del Salvador-Hombre. Vimos que Dios lo dio a Cristo por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia para que en El fuesen reunidas bajo una cabeza todas las cosas (Ef. 1:22, 10). Ahora veremos que el Cristo ascendido es la Cabeza de la iglesia y también el Sumo Sacerdote en los cielos.

LA CABEZA DE LA IGLESIA, SU CUERPO,
PARA EXPRESAR A DIOS EN SU PLENITUD

Cristo, en Su ascensión, fue hecho Cabeza de la iglesia, Su Cuerpo, para expresar a Dios en Su plenitud. Colosenses 1:18 dice: “El es la Cabeza del Cuerpo que es la iglesia”. Según Efesios 1:23, Su Cuerpo es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. En Efesios 3:19 Pablo habla de ser “llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios”. Toda esta plenitud mora en Cristo (Co. 1:19; 2:9). Cristo, al morar en nosotros, imparte en nuestro ser Sus inescrutables riquezas, de manera que finalmente estaremos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Esto hace que seamos la expresión de Dios, la cual es lo que la iglesia debe ser.

La unidad de la Cabeza y del Cuerpo

Cristo, como Cabeza de la iglesia, la cual es Su Cuerpo, sin duda, está unido a éste. Así como la cabeza del cuerpo físico y el cuerpo mismo son uno solo, así también Cristo como Cabeza y la iglesia como Su Cuerpo están unidos y son uno solo. Sería absurdo pensar que la cabeza de una persona no tiene nada que ver con su cuerpo. Del mismo modo, sería equivocado pensar que Cristo, la Cabeza, está lejos del Cuerpo. No obstante, algunos piensan que Cristo está lejos de nosotros, los miembros de Su Cuerpo. Según este concepto, la Cabeza está en los cielos, y el Cuerpo está en la tierra. Los que piensan así creen que hay una gran distancia entre la Cabeza que está en los cielos y el Cuerpo que está en la tierra. ¿Cómo, entonces, están la Cabeza y el Cuerpo conectados? Este entendimiento al respecto es absurdo.

Cristo, en Su ascensión, fue hecho Cabeza de la iglesia. ¿Cómo podemos decir que la Cabeza está en los cielos, y que la iglesia, Su Cuerpo, está en la tierra, lejos de la Cabeza? Conforme a la Biblia, la Cabeza no está sola en los cielos sin Su Cuerpo, ni está solo en la tierra el Cuerpo sin la Cabeza. Que al Cuerpo le falte la Cabeza sería una monstruosidad.

Sin duda, la Biblia revela que Cristo, la Cabeza, ascendió a los cielos. Nosotros, por supuesto, estamos en la tierra. Entonces, ¿dónde están la Cabeza y el Cuerpo? ¿Están en los cielos o en la tierra? La Cabeza y el Cuerpo son uno solo, y forman un hombre universal. Pero, ¿está este hombre universal en los cielos o en la tierra? Si usted dice que la Cabeza está en los cielos y el Cuerpo está en la tierra, usted está completamente equivocado. Si ésta fuera el caso, ¿qué uniría la Cabeza al Cuerpo? Algunos podrían decir que tanto la Cabeza como el Cuerpo están en los cielos y en la tierra. Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Quiere esto decir que algunas veces estamos en los cielos y en otras ocasiones estamos en la tierra?

Al contestar esta pregunta, tenemos que entender que ni el elemento del tiempo ni el del espacio interviene en estos asuntos. Con las cosas materiales sí existen estos elementos, pero con lo divino no. Que Cristo sea la Cabeza de la iglesia que es Su cuerpo no se refiere a lo material, sino a lo divino, pues en lo divino no existen los elementos de espacio y de tiempo. Por lo tanto, necesitamos ver que en la vida divina y en el Espíritu divino, nosotros los creyentes somos uno con Cristo.

El Cuerpo es uno con la Cabeza en la vida divina y en el Espíritu divino. Con respecto a la Cabeza y el Cuerpo, no debemos considerar el espacio y el tiempo, ya que estos elementos aquí no vienen al caso. Nosotros, los miembros del Cuerpo en la vida divina y en el Espíritu divino, no estamos separados ni por el espacio ni por el tiempo. Todos estamos ahora en el Cuerpo.

Recalcamos que con las cosas físicas tenemos los elementos de espacio y de tiempo, pero no con las cosas divinas. Por ejemplo, el Señor Jesús dijo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Jn. 3:13). Aquí el Señor dice que aunque El bajó del cielo, El estaba aún en el cielo. Esto quiere decir que cuando estaba en la tierra, El estaba aún en el cielo. Conforme a Su estado físico, El estaba en la tierra cuando dijo estas palabras. Pero según Su ser divino, el cual no interviene los elementos del espacio ni del tiempo, El estaba en el cielo.

En la vida de iglesia, no debemos conocer a la Cabeza y al Cuerpo desde el punto de vista físico, sino desde la perspectiva divina. Conforme a esta perspectiva, somos uno con el Cristo ascendido, y Su ascensión también es nuestra ascensión (Ef. 2:6). Aquí en la ascensión, le expresamos en Su plenitud.


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