Información del libro

Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 47 de 120 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE CUARENTA Y SIETE

CONOCER LA GRACIA
PARA CUMPLIR EL PROPOSITO DE DIOS:
LA CIRCUNCISION CONFIRMA EL PACTO DE DIOS

4) El pacto de Dios confirmado

En este mensaje llegamos a Génesis 17, un relato de la relación crucial que mantuvo Dios con Abraham al confirmar Su pacto. Ya vimos que Abraham recibió el llamado de Dios, Su promesa y Su pacto. Después de llamar a Abraham, Dios le hizo la promesa y luego le confirmó la promesa al hacer un pacto con él. Abraham, después de recibir el pacto, aceptó la propuesta de su esposa de valerse de su carne y de la fecundidad de Agar para producir descendencia. Esto produjo a Ismael. Aquí vemos tres cosas: la propuesta de Sara, lo útil que fue Agar, y el uso de la carne por parte de Abraham para producir a Ismael.

a) Dios desapareció durante trece años
porque Abraham se valió de su carne

Quizás Abraham haya pensado que ayudarse de la carne para producir a Ismael no era nada grave, pero sí lo fue, según la economía de Dios en cuanto a Su propósito eterno. Si comparamos el primer versículo del capítulo diecisiete con el último versículo del capítulo dieciséis, veremos que entre ambos capítulos transcurrieron trece años y que no se narra nada de la vida de Abraham durante estos trece años. Cuando Abraham produjo a Ismael, tenía ochenta y seis años de edad, y trece años más tarde, a la edad de noventa y nueve, Dios se le volvió a aparecer. En ese largo período de trece años, Abraham, un hombre llamado por Dios, un hombre que vivía por la fe y que estaba conociendo la gracia con la cual podría cumplir el propósito de Dios, perdió la presencia de Dios. ¡Ser privado de la presencia de Dios es algo muy grave!

Después de que Abraham hubo respondido al llamado de Dios y hubo empezado a vivir por fe en Dios para su subsistencia, sufrió un fracaso. En un momento en que le faltó fe, bajó a Egipto donde hasta planeó sacrificar a su esposa. Según el concepto humano, eso era mucho peor que usar a Agar para producir a Ismael. Pero si leemos estos capítulos detenidamente, veremos que a Dios le causó más disgusto el hecho de que Abraham se valiera de Agar para producir a Ismael, que su descenso a Egipto. Por supuesto, no era bueno que Abraham fuera a Egipto, pero eso no ofendió tanto a Dios como el apoyarse en su carne para producir a Ismael. Ir a Egipto fue un error externo, pero llegarse a Agar para producir a Ismael fue un error interno y más profundo, pues no se relacionaba simplemente con las circunstancias sino con la vida. Tomar a Agar para producir a Ismael no fue simplemente un asunto de tener la razón o no tenerla ni de cometer un pecado; fue un asunto de vida. Nada de lo que hacemos por nosotros mismos es vida. La vida es Dios mismo. Es Dios formado en nuestro ser. No debemos hacer nada por nosotros mismos, sino por el Dios que se forja en nosotros. Todo lo que nosotros hacemos es muerte, pues es el resultado de nuestro ego natural.

A los ojos de Dios, nuestro ego es más sucio y más corrupto que el pecado. Aunque el pecado es impuro en la presencia de Dios, no ofende a Dios tanto como nuestro yo. Todos reconocemos la gravedad del pecado, pero poca gente se da cuenta de la gravedad de valerse de su ego. Si cometemos un pecado, lo confesamos inmediatamente a Dios, pero si hacemos ciertas cosas con nuestro ego, no sentimos que ofendemos a Dios. Si aborrezco a un hermano, me resulta fácil reconocer que este odio es un pecado y confesarlo a Dios como tal. Pero si amo a ese hermano con mi afecto natural, resultaría difícil entender que eso va en contra de Dios. El pecado sólo ofende la justicia de Dios, pero nuestro ego ofende a Dios mismo. Dios desea entrar en nosotros a fin de ser nuestra vida y nuestro todo para que vivamos, laboremos y lo hagamos todo por El. Pero cuando obramos con nuestro ego, nuestro yo natural, hacemos a Dios a un lado. Así podemos ver que el yo va en contra de Dios mismo. No sólo se opone a la justicia y a la santidad de Dios, sino también a El mismo.

Dios tenía un propósito con Abraham: forjarse en él para que produjera un hijo y cumpliera así Su propósito. Dios no deseaba que Abraham hiciera eso con su fuerza natural. No obstante, Abraham usó su fuerza natural para producir un hijo y cumplir el propósito de Dios. Estas acciones naturales son lo más ofensivo para Dios. Laborar usando nuestro ego es lo que más ofende a Dios. Abraham no pensaba que tomar a Agar fuera nada grave. Incluso su esposa Sara se lo había propuesto, pensando que eso ayudaría a Abraham a producir la simiente, ya que Abraham era viejo y la matriz de ella estaba como muerta. Pero Dios les había prometido que ellos tendrían un hijo varón. Por no saber cómo ocurriría eso, usaron a Agar, la sierva egipcia, para producir un hijo, sin darse cuenta de la grave ofensa que eso representaba para Dios. Aquello era un insulto para El. Por consiguiente, Dios no volvió a aparecer a Su querido llamado durante trece años. Fue como si Dios se hubiera alejado de Abraham y se hubiera negado a hablar con él durante ese tiempo. La Biblia no relata lo que sucedió durante ese tiempo. Vemos solamente en el último versículo del capítulo dieciséis y en el primer versículo del diecisiete, que Dios volvió a aparecer a Abraham trece años más tarde. El relato bíblico muestra que se desperdiciaron trece años de la vida de Abraham. En el relato celestial, esos años se perdieron porque Abraham usó su ego para cumplir el propósito de Dios.


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