Información del libro

Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 21 de 70 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE VEINTIUNO

LAS ACTIVIDADES QUE EL SALVADOR-ESCLAVO
REALIZO EN SU SERVICIO EVANGELICO

(5)

Lectura bíblica: Mr. 7:1-23

En el mensaje anterior hicimos notar que en el capítulo siete, la oposición de los fariseos y los escribas dio al Señor una excelente oportunidad de poner de manifiesto la condición interior del hombre, la condición de su corazón.

En 7:15 el Señor dijo a la multitud: “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él es lo que contamina al hombre”. Cuando el Señor entró en una casa, Sus discípulos le preguntaron acerca de lo dicho. Entonces El les dijo: “¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Al decir esto, hacía limpios todos los alimentos” (vs. 18-19). En el versículo 19 el Señor se refiere al corazón, y en el 20 añade: “Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre”. Luego enumera algunas de las cosas malignas que proceden del corazón del hombre (vs. 21-22).

UN SER CONSTITUIDO DE MALDADES

En 7:21-22 el Señor dice: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la blasfemia, la soberbia, la insensatez”. El Señor denomina corazón a esa parte del hombre de donde proceden las maldades. El corazón del hombre caído está podrido, es corrupto y es incurable (Jer. 17:9, heb.). Así que, no debemos pensar que nuestro corazón es bueno. Quizás usted sea bueno exteriormente, pero no hay nada bueno en su corazón. Por esta razón, Pablo reconocía que el bien no moraba en él (Ro. 7:18).

En este capitulo el Salvador-Esclavo deja en evidencia lo más recóndito del hombre. Cuando predicamos el evangelio, nosotros también debemos tocar el corazón del hombre. Desafortunadamente, gran parte de la predicación actual del evangelio no hace esto.

Debemos ver, en lo dicho por el Señor en el capítulo siete de Marcos, cuál es nuestra verdadera condición interior. En realidad, nuestro corazón es un órgano lleno de maldades. Debido a que está corrompido, jamás debemos pensar que nuestro corazón es bueno. Pensar así es engañarnos y creer la mentira. Cualquiera que piense que tiene un corazón bueno se engaña a sí mismo. Nuestro corazón es corrupto y no debemos tener ninguna confianza en él.

En el versículo 21 el Señor Jesús emplea la palabra proceden. Según este versículo, los malos pensamientos, las fornicaciones, los hurtos y los homicidios proceden del corazón del hombre. La palabra proceden implica continuidad. Las maldades no sólo proceden del corazón del hombre, sino que continuamente salen de él.

Los malos pensamientos

Lo primero que enumeró el Salvador-Esclavo entre lo que procede del corazón del hombre es los malos pensamientos. Los pensamientos, por supuesto, vienen de la mente. El Nuevo Testamento dice que la mente del hombre caído es reprobada (Ro. 1:28), por lo cual, nada que salga de ella puede ser aceptado ni justificado por Dios. El rechaza y condena los pensamientos de la mente caída del hombre. Debido a que nuestra mente caída es una mente reprobada, nuestros pensamientos son malos, no importa cuán buenos parezcan.

La fornicación y los hurtos

Después de hablar de los malos pensamientos, el Señor menciona las fornicaciones. Debe impresionarnos el hecho de que El no hablara de estos asuntos descuidadamente. Consciente de la condición interior del hombre, habla de lo que procede del corazón de éste de una manera muy cuidadosa. Primero se dan los malos pensamientos y luego las fornicaciones. Esto indica que hay una relación entre ellos.

Lo tercero que se menciona en el versículo 21 es “los hurtos”. Tal vez algunos afirmen que nunca han hurtado. De hecho, todos hemos hurtado de un modo o de otro. En realidad, la fornicación misma es una especie de hurto, pues consiste en obtener algo ilícitamente. Hurtar es tomar algo por medios ilícitos. En principio, la fornicación figura en esta categoría y consiste en seguir un camino ilícito, un camino que Dios no estableció. Obtener algo de manera ilícita no sólo constituye un hurto, sino que también está en el principio de la fornicación.

Aunque somos salvos, hijos de Dios, nuestra naturaleza caída, incluyendo nuestro corazón, todavía está presente. Específicamente, estas dos cosas malignas, la fornicación y el hurto, siempre nos acosan, esperando una oportunidad para arruinarnos. A lo largo de los siglos, numerosos cristianos, incluyendo pastores y ministros, han caído en la trampa de la fornicación. Muchos creyentes a pesar de amar mucho al Señor Jesús han sido atrapados en esto. Se han olvidado de que su corazón es maligno, y como resultado, no guardan la distancia apropiada frente al sexo opuesto y han caído en fornicación.

Hablando prácticamente, la vida de iglesia es una vida social, y es inevitable que los creyentes de ambos sexos a menudo se relacionen entre sí. Por causa del peligro de la fornicación, debemos conservar la debida distancia frente al sexo opuesto.

Deseo hacer hincapié en el hecho de que aunque fuimos regenerados, nuestra vieja naturaleza, según lo enseña el Nuevo Testamento, todavía permanece con nosotros. Nunca debemos olvidar esto. Nuestra naturaleza caída estará con nosotros hasta que nuestro cuerpo haya sido redimido y transfigurado. No importa cuán santo pueda ser uno, necesita comprender que todavía tiene la naturaleza caída. Por esta razón aconsejo a los santos que nunca estén solos con una persona del sexo opuesto.

Valoro y respeto mucho este país, pero me molesta el que los hombres y las mujeres sean tan irrestrictos en su trato unos con otros. Muchas mujeres no están conscientes del peligro de ser contaminadas. Si lo estuvieran, guardarían una distancia apropiada frente al sexo opuesto.

Como ya lo indicamos, debemos tocar el corazón del hombre cuando predicamos el evangelio. En particular, debemos sacar a luz el hecho de que en principio todas las personas caídas son fornicarias y ladronas. Cuando predicaba el evangelio en la China, a menudo solía decir: “Damas y caballeros, ustedes se ven muy bien. Pero supongamos que les tomara una radiografía de lo que son por dentro. Si hiciera esto, no se atreverían a permanecer aquí; se darían cuenta de que por dentro son malignos e inmundos. Quizás aun mientras escuchan este mensaje estén pensando cosas malas. Tienen la apariencia de damas y caballeros, pero en su condición interior están sucios”. Los malos pensamientos proceden del corazón del hombre y se relacionan con la fornicación y el hurto.

Es muy significativo que en el capítulo siete de Marcos, el Salvador-Esclavo, al llevar a cabo Su servicio evangélico, hable de la condición interior del hombre. Debemos recordar que lo dicho por el Señor en 7:21-23 no iba dirigido a la multitud, sino a Sus fieles seguidores. Pareciera que el Señor decía: “Pedro, Juan, Jacobo, debéis comprender que los malos pensamientos, las fornicaciones y los hurtos proceden de vuestro corazón”.


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