Estudio-vida de 1 y 2 Samuelpor Witness Lee
ISBN: 0-7363-1280-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los libros de Samuel, como libros históricos, hablan de que Cristo es nuestro deleite, y que cuando lo disfrutamos, Dios realiza Su economía. Estos libros revelan la forma correcta, específica y plena en que debemos disfrutar a Cristo, y así formar parte de la economía de Dios. En cuanto a esto, debemos entender que Dios desea personas que sean conforme a El, que sean Su réplica. En el extenso período histórico que abarca 1 y 2 Samuel, se destacan cinco personajes principales: Elí, Samuel, Jonatán, Saúl y David. Ellos nos brindan lecciones relacionadas con la economía de Dios, las cuales debemos aprender.
Elí, un descendiente de Aarón, quien fue escogido para ser sacerdote de Dios, era sacerdote por nacimiento conforme a la ordenación divina.
Como sacerdote, Elí tenía el derecho a disfrutar de la mejor porción de la buena tierra que había sido repartida a las doce tribus de Israel (Nm. 18).
Elí descuida el sacerdocio al no disciplinar a sus dos hijos malvados (1 S. 2:28-29). Esto provocó que su historia tuviera un trágico fin, que perdiera el deleite que tenía de la buena tierra y que su sacerdocio se degradara con respecto a la revelación divina, es decir, en cuanto a hablar por Dios. De este caso debemos aprender a valorar lo que Dios nos ha dado en Su recobro.
Como levita, Samuel sirvió a Dios toda su vida; como nazareo, mantuvo su consagración sin tacha; como sacerdote y profeta, fue un honesto vocero de Dios y dio comienzo al oficio profético respecto a la revelación divina, que reemplazó el sacerdocio degradado; y como juez, fue fiel a Dios y justo con el pueblo. El concluyó el ministerio de los jueces e inició el reinado, el cual cambió la era con relación al cumplimiento de la economía de Dios sobre la tierra.
Samuel disfrutó plenamente de su porción de la buena tierra toda su vida. Esto significa que él disfrutó a Cristo como la porción de la tierra prometida que Dios le había asignado. Su disfrute fue intachable.
El único error que cometió Samuel fue que nombró a sus dos hijos como jueces sobre los hijos de Israel. Ellos no anduvieron en sus caminos, y esto dio motivo para que los hijos de Israel pidieran un rey (8:1-7). Desde la perspectiva humana, Samuel cometió un error en este asunto; sin embargo, este error permitió que Dios controlara la situación entre Su pueblo y cumpliera Su economía.
Jonatán amó a David, hizo pacto con él y predijo que él sería el segundo en el reino de David cuando éste fuere rey (18:1-4; 19:1-7; 20:8, 14-17, 41-42; 23:16-18). La intención de Saúl era conservar el reino para su hijo Jonatán. Sin embargo, Jonatán no estaba interesado en el reino pues reconocía que era David quien debía estar en el trono. Jonatán debió haberle dicho esto a su padre y seguir a David. Si Jonatán hubiera seguido a David, esto habría concordado con nuestra experiencia de seguir y darle la preeminencia a Cristo. Si él hubiera acompañado a David, Saúl no habría sufrido un fin tan trágico. Es posible que hasta hubiera ayudado para que Saúl no edificara su propia monarquía, sino el reino de Dios.
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