Información del libro

Estudio-vida de Josué, Jueces y Rutpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6224-5
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Actualmente disponible en: Jueces 8 de 11 Capítulo 8 de 33 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE JUECES

MENSAJE OCHO

LA DEPLORABLE HISTORIA
DE CÓMO ISRAEL ABANDONA A DIOS
CAPÍTULOS 2—16

(6)

EL SÉPTIMO CICLO
DE LA DEPLORABLE HISTORIA DE ISRAEL

Lectura bíblica: Jue. 13:1—16:31

El libro de Jueces relata los siete ciclos que componen la deplorable historia de cómo Israel abandonó a Dios. Al leer sobre estos ciclos en Jueces, es difícil entender cómo una persona tan positiva como Gedeón pudo después volverse tan negativa. En el lapso comprendido entre su éxito y su fracaso seguramente un demonio entró en él, pues él abandonó a Dios y se unió a Satanás.

Este mismo principio se hace aún más evidente en el caso de Sansón. Su nacimiento fue un milagro iniciado por la aparición del Ángel de Jehová. Cuando Sansón estaba en el vientre de su madre, él fue santificado como nazareo. Mientras crecía, él se mantuvo limpio y puro según la ordenación de Dios y fue fortalecido por el Espíritu de Dios. Cuando los israelitas estuvieron bajo la tiranía de los filisteos, el Espíritu de Dios en calidad de Espíritu santo y económico vino sobre Sansón, y él fue hecho poderoso.

Sin embargo, el problema singular de Sansón estaba relacionado con el sexo. Él no fue sincero en su búsqueda de una esposa; más bien, buscaba a las mujeres para dar rienda suelta a sus concupiscencias. Él se dejó llevar por su concupiscencia con la mujer filistea, con una ramera en Gaza y con una mujer llamada Dalila. Aunque había sido fortalecido con poder por Dios, Sansón sufrió daño y fue completamente destruido al dar rienda suelta a su concupiscencia.

Poco después que decidí renunciar a mi trabajo y servir al Señor, visité al hermano Nee en Shanghái. Él me dijo que al servir al Señor, los hermanos tienen que aprender el principio de no tener contacto con una mujer en privado, especialmente si se trata de una mujer joven. Esto me causó una profunda impresión, y desde entonces he puesto en práctica las instrucciones dadas por el hermano Nee, las mismas que he transmitido a los santos.

Las hermanas deben vestirse y cubrir sus cuerpos con el debido decoro. En 1 Timoteo 2:9 se encarga a las hermanas que “se atavíen de ropa decorosa, con pudor y cordura; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos”. Aquí, la palabra decorosa denota que ello corresponde a la naturaleza y posición de las hermanas como santas de Dios. En el griego, la palabra ropa implica conducta, porte. La ropa es la señal principal del porte de una hermana, y éste debe corresponder a su posición como santa. La expresión con pudor literalmente significa “sentimiento de vergüenza”, es decir, restringida o sujeta por una vergüenza honrosa (Vincent), lo cual implica un comportamiento que no es descarado ni muy osado, sino moderado, que mantiene las virtudes femeninas. La palabra cordura significa “sobriedad, autorrestricción; la restricción de uno mismo efectuada sobria y discretamente”. Las hermanas de la iglesia local deben vestirse con estas dos virtudes —el sentimiento de vergüenza y la autorrestricción— como su porte.

Hebreos 13:4 dice: “Honroso sea entre todos el matrimonio”, debido a que por medio del matrimonio la humanidad continúa existiendo sobre esta tierra y se propaga a fin de poblar la tierra. Dios creó en el hombre la necesidad y el deseo de casarse. El deseo de casarse no es pecaminoso; por el contrario, se conforma a la ordenación de Dios. Sin embargo, el tiempo en que se debe considerar el matrimonio es después de graduarse de la universidad. Todos los hermanos y hermanas deben consagrarse al Señor, entregándose a Él y prometiéndole vivir para Él, e incluso vivirle, por el resto de sus días. Luego, ellos deben orar para ver cómo el Señor los dirige en este asunto, en lugar de procurar ser demasiado exigentes. Guardar estos principios será de gran protección para los jóvenes.

Ahora pues, consideremos los detalles con respecto a Sansón que constan en Jueces 13:1—16:31.

VII. EL SÉPTIMO CICLO

A. Israel vuelve a hacer lo malo
ante los ojos de Jehová

Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová (13:1a).


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