Información del libro

Estudio-vida de Deuteronomiopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6649-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 30 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE DEUTERONOMIO

MENSAJE DOS

LOS PUNTOS CRUCIALES

Antes de considerar los puntos cruciales contenidos en el libro de Deuteronomio, quisiera decir algo más acerca de Deuteronomio 30:11-14.

El versículo 11 dice: “Este mandamiento que te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos de ti”. Noten que este versículo no habla de la palabra, sino del mandamiento.

Los versículos 12 y 13 añaden: “No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, para que nos lo traiga y nos lo haga oír a fin de que lo pongamos por obra? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír a fin de que lo pongamos por obra?”. El pronombre lo en estos versículos se refiere al mandamiento mencionado en el versículo 11. Este mandamiento es la palabra que, como aliento, sale de la boca de Dios.

El versículo 14 dice: “Pero muy cerca de ti está la palabra, incluso en tu boca y en tu corazón, para que la pongas por obra”. Este versículo no habla del mandamiento, sino de la palabra.

Si leyéramos 30:11-14 sin la interpretación que Pablo hace en Romanos 10, no aplicaríamos estos versículos a Cristo como Palabra, y mucho menos a Cristo como Aquel que descendió de los cielos en la encarnación, y quien, después de Su muerte, salió del Hades en Su resurrección. A fin de tener este entendimiento de 30:11-14, debemos estudiar la manera en que Pablo cita e interpreta estos versículos en Romanos 10:6-8.

Romanos 10:6 dice: “La justicia que procede de la fe habla así: No digas en tu corazón: ‘¿Quién subirá al cielo?’ (esto es, para traer abajo a Cristo)”. Ésta es la interpretación que Pablo hace de Deuteronomio 30:12. Al parecer, 30:12 no habla acerca de traer abajo a Cristo; sin embargo, si consideramos este versículo detenidamente, veremos que sí se refiere a Cristo. Ya señalamos que el pronombre lo del versículo 12 se refiere al mandamiento del versículo 11. ¿Qué es el mandamiento de Dios? El mandamiento de Dios es la palabra. La Biblia en su totalidad revela que la palabra es Cristo (Jn. 1:1). Cristo es la palabra única en el universo; Él es la palabra verdadera. Toda otra palabra que sea hablada es una mentira. Según el entendimiento de Pablo, traerla abajo (la palabra) equivale a traer abajo a Cristo. Conforme a esta perspectiva del significado más profundo de Deuteronomio 30:12, el pronombre lo de este versículo denota la palabra, la palabra es la palabra de Dios, y la palabra de Dios es Cristo. Por consiguiente, traer abajo la palabra equivale a traer abajo a Cristo.

En Romanos 10:7 Pablo añade: “O, ‘¿quién descenderá al abismo?’ (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos)”. Mientras que Deuteronomio 30:13 nos habla del mar, Pablo en este versículo nos habla del abismo. El mar es en realidad la boca del abismo. Apocalipsis 9 indica que el anticristo subirá del abismo, y Apocalipsis 13 dice que el anticristo subirá del mar. Es obvio que el anticristo no subirá de dos lugares diferentes. Por tanto, que él suba del mar equivale a que él suba del abismo. El mar, por consiguiente, es la boca del abismo. El punto que Pablo presenta en Romanos 10:7 es que Cristo en Su resurrección subió del abismo, subió de entre los muertos. Las palabras de entre los muertos indican que ir al abismo equivale a morir. Después de que Cristo murió en la cruz, Él fue al abismo, a la región de la muerte y del poder satánico de las tinieblas. Eso significa que Él fue al Hades, de donde subió en Su resurrección.

Romanos 10:6 y 7 revela que Pablo estudió la Palabra santa de manera profunda, y que en su estudio él tocó el significado más profundo de Deuteronomio 30:11-14. Según su interpretación, estos versículos hacen referencia al Cristo encarnado, crucificado y resucitado.

En Romanos 10:8 Pablo dice: “Mas ¿qué dice? ‘Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón’. Ésta es la palabra de la fe que proclamamos”. La palabra que está en nuestro corazón y en nuestra boca es Cristo como aliento, como Espíritu vivificante, pues en la resurrección Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45).

Al juntar Deuteronomio 30:11-14 y Romanos 10:6-8, podemos ver un cuadro completo acerca de Cristo. En este cuadro vemos que Cristo se encarnó, fue crucificado y sepultado, fue al abismo, se levantó de entre los muertos y que, en Su resurrección, llegó a ser el aliento, el Espíritu vivificante. Puesto que Cristo es ahora el aliento, Él —al igual que el aire— está en todas partes. Cuando les hablemos a los incrédulos acerca de Cristo, podemos decirles que Cristo está en su boca y en su corazón.

Damos gracias al Señor porque, en Su misericordia, Él abrió nuestros ojos para que entendiéramos Deuteronomio 30:11-14 de la misma manera en que Pablo lo entendió. Ahora vemos que estos versículos nos muestran al Cristo encarnado, crucificado y resucitado, quien llegó a ser el Espíritu vivificante. Él es ahora el aliento mismo exhalado por el Dios que nos habla. Me complace decirle a la gente que Cristo es el Dios que se encarnó para ser un hombre llamado Jesús, que murió en la cruz para nuestra redención, que fue sepultado y que descendió al abismo, que resucitó del Hades, y que en resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante como aliento divino. Éste es el Cristo quien ahora es la palabra de Dios que podemos recibir como nuestra vida. Además, como lo indica la cita que el Señor hace de Deuteronomio 8:3 en Mateo 4:4, Cristo también es nuestro alimento. Él no solamente es nuestra vida, sino también nuestro suministro de vida.

Al juntar estos versículos de Deuteronomio con Mateo 4:4 y Romanos 10:6-8, y si nos ceñimos a la manera en que el Señor Jesús y Pablo entendieron Deuteronomio, podremos ver que toda palabra contenida en el libro de Deuteronomio es Cristo mismo. Cristo es el hablar reiterado de Dios; Él es la repetida declaración de Dios. Toda la Biblia es un deuteronomio, y toda la Biblia está contenida en el libro de Deuteronomio.

Consideremos ahora los nueve puntos cruciales hallados en este libro.


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