Información del libro

Estudio-vida de 1, 2 y 3 Juan, Judaspor Witness Lee

ISBN: 0-7363-3089-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 35 de 49 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE 1 JUAN

MENSAJE TREINTA Y CINCO

LAS VIRTUDES DEL NACIMIENTO DIVINO:
PRACTICAR EL AMOR DIVINO

(5)

Lectura bíblica: 1 Jn. 4:16—5:3

En este mensaje examinaremos 4:16—5:3, el último de la serie de mensajes que hemos titulado: “Las virtudes del nacimiento divino: practicar el amor divino”.

CONOCER Y CREER

En 1 Juan 4:16 leemos: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. Aquí Juan dice que hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Este amor es el amor que Dios manifestó al enviar al Hijo para que fuera nuestro Salvador (4:14).

Es muy significativo que en 4:16 Juan coloque la palabra conocido antes de creído. Como dijimos en el mensaje anterior, este conocimiento incluye la experiencia y el disfrute. El hecho de que según 4:16 primero conozcamos y después creamos indica que primero experimentamos y disfrutamos, y luego creemos. Sin embargo, tal vez nuestro concepto sea que primero creemos y después experimentamos. No obstante, si no tenemos mucha experiencia y disfrute del amor de Dios, no podremos creer mucho en este amor. Pero una vez que lo disfrutamos y experimentamos, ciertamente podemos creer el amor que Dios tiene para con nosotros.

Las palabras para con nosotros significan “en nuestro caso”, o “con respecto a nosotros”; por ende, hemos conocido y creído el amor que Dios tiene con respecto a nosotros.

En 4:16 Juan dice de nuevo: “Dios es amor”. El hecho de que Dios es amor fue manifestado cuando Él envío a Su Hijo para que fuera nuestro Salvador y nuestra vida (vs. 9-10, 14).

PERMANECER EN DIOS

En 4:16 Juan dice que el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Permanecer en amor es llevar una vida en la cual uno ama a los demás habitualmente con el amor que es Dios mismo, para que Él sea expresado en nosotros. Permanecer en Dios es llevar una vida que es Dios mismo como nuestro contenido interno y expresión externa, a fin de ser absolutamente uno con Él. Dios permanece en nosotros para ser nuestra vida interiormente y nuestro vivir exteriormente. De este modo, Él puede ser uno con nosotros de manera práctica.

En 4:16 vemos que hay una unión orgánica entre nosotros y Dios. Esta unión orgánica puede verse en el uso de la palabra en. Es interesante que Juan no dice que Dios es amor y que el que permanece en Dios, permanece en amor; más bien, dice que el que permanece en amor, permanece en Dios. Lo primero podría parecernos más lógico; pero lo segundo es más práctico y real, pues decir que cuando permanecemos en amor permanecemos en Dios significa que el amor en el cual permanecemos es el propio Dios. Esto indica que el amor que tengamos para con los demás debe ser Dios mismo. Si permanecemos en el amor que es Dios mismo, permanecemos en Dios, y Dios permanece en nosotros.

TENER CONFIANZA
EN EL DÍA DEL JUICIO

En el versículo 17 Juan añade: “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, en que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo”. Al permanecer nosotros en el amor que es Dios mismo (v. 16), el amor de Dios se perfecciona en nosotros, es decir, se manifiesta en nosotros de manera perfecta, para que tengamos confianza sin temor (v. 18) en el día del juicio.

En el versículo 17 Juan dice que el amor de Dios es perfeccionado en nosotros. La palabra perfeccionado es una traducción de la palabra griega teleióo, que significa “completar”, “llevar a cabo”, “terminar”. El amor de Dios ya es perfecto y completo en Dios mismo, pero aún necesita ser perfeccionado en nosotros. Para ello es necesario que nosotros experimentemos este amor. Así que, el amor de Dios es perfeccionado en nuestra experiencia.

Juan dice que si el amor de Dios es perfeccionado en nosotros, tendremos confianza en el día del juicio. La palabra griega traducida “confianza” es parresía, la cual denota denuedo al hablar, osadía. Según 3:21 tenemos confianza para tener contacto con Dios en nuestra comunión con Él, pero según 4:17 tenemos confianza para afrontar el juicio en el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10) a Su regreso (1 Co. 3:13; 4:5; 2 Ti. 4:8). El juicio que se llevará a cabo en el tribunal de Cristo no tendrá como fin determinar si hemos de recibir la perdición eterna o la salvación eterna, sino si somos dignos de una recompensa o un castigo. Si amamos a los hermanos con Dios como amor, tendremos confianza en el día que Cristo juzgará a Sus creyentes en Su tribunal.

En 4:17 Juan dice que “como Él es, así somos nosotros en este mundo”. Al igual que en 3:3 y 7, la palabra Él se refiere a Cristo. En este mundo Él llevó la vida de Dios como amor, y ahora Él es nuestra vida a fin de que nosotros llevemos la misma vida de amor en este mundo y seamos como Él es ahora.

Al igual que en 4:1, la palabra mundo no se refiere al universo ni a la tierra, sino a la sociedad humana, a las personas que conforman el sistema mundial satánico.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top