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Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2362-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 29 de 59 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE 2 CORINTIOS

MENSAJE VEINTINUEVE

EL MINISTERIO DEL ESPÍRITU
COMO PROVISIÓN DE VIDA
Y DE LA JUSTICIA
COMO EXPRESIÓN DE DIOS

(3)

Lectura bíblica: 2 Co. 3:8-9, 18; 5:21; Col. 3:10; 1 Co. 1:30; Ro. 8:2, 4; 14:17; Fil. 1:19; 3:9; Ap. 19:7-8; Ef. 4:24; Mt. 5:6, 10, 20

Debemos estudiar algunos versículos claves de Romanos 8 a fin de obtener una mejor comprensión del ministerio del Espíritu según se presenta en 2 Corintios 3.

En Romanos 8:2 Pablo dice que la ley del Espíritu de vida nos libra de la ley del pecado y de la muerte. En este versículo, la frase clave es “el Espíritu de vida”. En Romanos 8:4 Pablo habla de andar conforme al espíritu, lo cual incluye el andar conforme al Espíritu de vida mencionado en el versículo 2. Debemos andar conforme al Espíritu de vida a fin de que los requisitos justos de la ley se cumplan en nosotros. Esto no significa que nos esforzamos por guardar la ley, sino que la ley se cumple en nosotros de manera espontánea y sin que nos demos cuenta de ello, cuando andamos conforme al Espíritu.

LOS REQUISITOS DE LA LEY
SE CUMPLEN EN NOSOTROS

Si no vivimos en el Espíritu de vida ni andamos conforme a este Espíritu, y con todo, intentamos guardar la ley, no lo lograremos. Y aunque lográsemos guardar la ley de manera externa, no poseeremos la justicia. Pero cuando vivamos en el Espíritu de vida y andemos conforme al Espíritu de vida, automáticamente guardaremos la ley, aun cuando no tengamos la intención de hacerlo, y todos los requisitos de la ley se cumplirán espontáneamente en nosotros.

Consideremos ahora detalladamente cómo la ley de Dios, los Diez Mandamientos, se cumple en nosotros cuando andamos conforme al Espíritu de vida. Cuando vivamos y andemos en el Espíritu, ciertamente tendremos un solo Dios. Nunca tendremos ningún otro Dios aparte de nuestro Dios. Esto significa que cumpliremos espontáneamente el primer mandamiento.

Además, jamás haríamos una imagen con el fin de adorarla como a los ídolos. No nos haríamos ni imágenes visibles ni invisibles. A veces creamos imágenes invisibles en nuestra imaginación o en nuestras fantasías. Por ejemplo, tal vez alguien piense que en el futuro llegará a ser un médico opulento, un multimillonario con muchas posesiones. Al soñar de esta manera él crea un ídolo invisible, una imagen invisible. Entonces él hará todo lo posible por realizar este sueño. Esto equivale a adorar una imagen invisible.

Los jóvenes, en especial, fácilmente se forjan ídolos en su imaginación. Tal vez un hermano sueñe con la maravillosa mujer con la que un día se casará. Luego, quizás buscará la persona de sus sueños. Cuando va a las reuniones de la iglesia, busca a la mujer perfecta que él ha soñado. Este sueño es un ídolo invisible para este hermano. Si andamos conforme al Espíritu, condenaremos todo sueño de esta naturaleza. Pero los que no andan conforme al Espíritu, pasan mucho tiempo meditando sobre sus sueños y disfrutándolos. Pero cuando andamos conforme al Espíritu, cumplimos espontáneamente el segundo mandamiento.

Pasa lo mismo en cuanto al tercer mandamiento, el mandamiento de no tomar el nombre del Señor en vano. Si vivimos y andamos en el Espíritu de vida, jamás mencionaremos el nombre divino, el nombre santo, en vano. Por el contrario, siempre mencionaremos el nombre del Señor con veracidad y con un propósito específico. Además, guardaremos espontáneamente el día conmemorativo del Señor, y cumpliremos así el cuarto mandamiento. Así que, cuando andamos conforme al Espíritu de vida, se cumplen en nosotros los cuatro primeros mandamientos.

Lo que es cierto de los cuatro primeros mandamientos, también es cierto de los seis últimos. Cuando vivimos y andamos conforme al Espíritu, los seis últimos mandamientos, que tienen que ver con nuestra relación con otros, se cumplen espontáneamente. El quinto mandamiento requiere que honremos a nuestros padres. Si andamos conforme al Espíritu, honraremos a nuestros padres automáticamente, y no será necesario que nos propongamos honrarlos ni que nos esforcemos por hacerlo. No será necesario que el joven se diga a sí mismo: “En el pasado no he tenido una actitud adecuada hacia mi madre y mi padre. Ahora que soy cristiano, tendré la actitud correcta, me comportaré como conviene y llegaré a ser un buen ejemplo para mis hermanos menores”. Todo aquel que se proponga honrar a sus padres de esta manera, no tendrá éxito. Esto se puede comparar con un gato que intenta volar como pájaro. El gato es gato y no puede volar, pues simplemente no tiene la capacidad, la habilidad, de volar. Pasa lo mismo con todo aquel que intenta, por su vida natural, cumplir el quinto mandamiento. Pero si vivimos a Cristo, si vivimos y andamos en el Espíritu de vida, honraremos espontánea y automáticamente a nuestros padres. Cuando nuestros padres vean esto, se quedarán muy sorprendidos y se preguntarán qué nos ha pasado.

En 2 Corintios 3:3 Pablo dice que los corintios eran cartas de Cristo redactadas por el ministerio de los apóstoles. Al permitir que Cristo se inscriba en nosotros, también nosotros llegamos a ser cartas vivas de Cristo que otros pueden leer. Conozco muchos casos de jóvenes que han sido leídos por sus padres. Al principio, sus padres se oponían a ellos porque se habían vuelto al Señor o porque habían entrado a la vida de iglesia. Pero mientras se les oponían, sus padres leían al Cristo que se había inscrito en ellos. Como resultado, después de cierto tiempo, muchos de los padres que se oponían a sus hijos, se convirtieron al camino del Señor. He oído muchos testimonios maravillosos con respecto a esto.

Aun si sus padres se les oponen a ustedes, jóvenes, al mismo tiempo ellos están observándolos, están leyendo las cartas de Cristo, que ustedes son. Un día, si ustedes viven y andan en el Espíritu de vida al relacionarse con sus padres, ellos quedarán convencidos. Aunque ustedes no intenten honrarlos, espontáneamente les brindarán un respeto maravilloso y excelente, porque ustedes andan conforme al Espíritu. Sus padres notarán esto, lo valorarán, y un día, eso los convencerá y los vencerá.

Durante los más de cincuenta años que llevo en la vida de iglesia, he visto muchos casos parecidos. Al principio, algunos santos sufrieron oposición por parte de sus padres. En algunos casos, los padres eran budistas; en otros casos, eran cristianos. Debido a que el camino del recobro del Señor era nuevo para ellos y les parecía extraño, se opusieron a sus hijos. Algunos dijeron: “Otros cristianos asisten a la iglesia una sola vez por semana. ¿Por qué tienes que asistir a las reuniones varias veces por semana? ¿Qué te atrae a ir a la iglesia con tanta frecuencia? Anteriormente te gustaban muchas cosas, pero ahora parecen no importarte. ¿Qué te ha pasado? ¿Has perdido la razón? ¿Qué clase de influencia tiene sobre ti esa iglesia?” Cuando los hijos amaban las cosas mundanas, los padres estaban contentos con ellos, pero tan pronto las abandonaron, los padres se turbaron. Perplejos por lo que les pasaba a sus hijos, decidieron oponerse a la iglesia y hacer todo lo posible por alejarlos de la vida de iglesia. Estos casos sucedieron centenas de veces en China y también en Estados Unidos. Pero delante del Señor puedo testificar que en la gran mayoría de los casos, al final, los padres se volvieron al Señor y a Su camino. Algunos se volvieron al Señor después de unos cuantos años; otros tardaron más de treinta años. En algunos casos, los padres llegaron a la reunión de la iglesia, y con lágrimas, se levantaron para dar testimonio de cómo se habían opuesto a la iglesia al oponerse a sus hijos. Luego, declararon que el vivir de sus hijos los había convencido y que se habían arrepentido.

¿Por qué ganó la victoria el Señor en tantos casos? Él ha sido victorioso simplemente porque los santos han vivido en el Espíritu de vida y han andado conforme al Espíritu. Respetaron y honraron automáticamente a sus padres de tal manera que sus padres quedaron convencidos de que el camino que habían tomado sus hijos era el camino del Señor.

Si andamos conforme al Espíritu, también cumpliremos los mandamientos que prohíben matar, fornicar, robar, dar falso testimonio y codiciar. Si decidimos guardar estos mandamientos, no lo lograremos de manera completa. En Romanos 7 Pablo nos dice que él intentó vencer la codicia, pero que no lo logró. Por el contrario, este mandamiento lo mató. Luego, él se condenó a sí mismo y exclamó: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?” (Ro. 7:24). Luego, en Romanos 8, él pudo declarar: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte” (vs. 1-2). Pablo también se dio cuenta de que los requisitos justos de la ley se cumplieron en él automáticamente cuando anduvo conforme al Espíritu de vida. Ésta también puede ser nuestra experiencia hoy en día. No necesitamos proponernos cumplir los Diez Mandamientos. Una vez más digo que si andamos conforme al Espíritu de vida, cada mandamiento se cumplirá en nosotros espontáneamente y sin que nos demos cuenta de ello. Cada mandamiento se cumplirá a cabalidad en nosotros.


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