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Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
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ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE VEINTE

EL REPOSO SABÁTICO
QUE QUEDA PARA EL PUEBLO DE DIOS

(3)

Agradecemos al Señor por lo que nos ha ido mostrando con respecto al reposo sabático. Dios nunca podría hallar pleno reposo en los cielos, debido a que ése no es el lugar donde Él cumple Su propósito eterno. El pleno reposo de Dios está en la tierra con el hombre. Por muy maravillosos que sean los ángeles, Dios no tiene reposo con los ángeles que están en el cielo, sino con el hombre que está en la tierra. Por esta razón, el Señor Jesús nos enseñó que orásemos así: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:10). Finalmente, la Biblia revela que el pleno reposo de Dios, Su completo reposo sabático, será en esta tierra con una entidad viviente compuesta de todos Sus redimidos.

XII. EL DESARROLLO PROGRESIVO
DEL REPOSO SABÁTICO

A partir de Génesis 2, el tema del reposo sabático tiene un desarrollo progresivo. En Génesis 2 observamos que el primer reposo sabático que Dios tuvo fue inmediatamente después de haber obtenido a un hombre en la tierra que le expresara conforme a Su imagen y le representara con Su autoridad. Inmediatamente después que logró obtener a tal hombre en la tierra, Dios reposó. Ése fue el primer reposo sabático de Dios. El segundo reposo sabático que Dios obtuvo, fue con los hijos de Israel. Después de que los hijos de Israel tomaron posesión de la buena tierra de Canaán y edificaron sobre ella el templo, el cual fue llenado de la gloria shekiná de Dios, Él obtuvo un segundo reposo sabático en la tierra. El hecho de que se hubiera edificado el templo sobre la buena tierra y que éste hubiera sido lleno de la gloria de Dios, significaba que Dios había obtenido para Sí un pueblo sobre la tierra, que podía ser Su morada, esto es, el lugar donde Él podía habitar, expresarse a Sí mismo y ejercer Su señorío. Éste fue el segundo reposo sabático con el hombre en la tierra. Por consiguiente, en el Antiguo Testamento encontramos dos relatos sobresalientes con respecto al reposo sabático de Dios: el primero se halla en Génesis 2, y el segundo, en 1 Reyes 8.

Como vimos en el mensaje anterior, cuando el Señor Jesús, vino a la tierra, fue también el reposo sabático de Dios. Después del Señor Jesús, tenemos la iglesia como el reposo sabático para Dios. Cristo es la Cabeza y la iglesia es Su Cuerpo. Cuando leemos Hechos 2 acerca del Día de Pentecostés, vemos que la gloria de Dios llenó el templo una vez más, y Él nuevamente pudo obtener para Sí una morada en el hombre sobre la tierra para Su reposo. Podríamos decir que éste es el tercer reposo sabático. Dios había obtenido a un hombre en la tierra. Si bien es cierto que Dios obtuvo cierto reposo con personas como Noé, Abraham y el propio Señor Jesús, en este mensaje necesitamos concentrarnos en los tres reposos sabáticos principales: el primero, después que el hombre fue creado a imagen de Dios y le fue dado señorío; el segundo, cuando se terminó de edificar el templo sobre la buena tierra y éste fue lleno de la gloria de Dios; y el tercero, cuando la iglesia, como el nuevo hombre, fue edificada con personas que tenían la imagen de Dios.

Los primeros dos reposos sabáticos, el reposo que vino después de la creación del hombre y el reposo posterior a la edificación del templo, ambos eran cuadros o figuras, ya que ninguno de ellos era el verdadero reposo de Dios. En realidad, el primer reposo sabático que Dios obtuvo en el hombre sobre la tierra, ocurrió cuando la iglesia fue edificada. La iglesia no es una figura del reposo sabático de Dios, sino Su reposo en realidad. El reposo sabático con Adán y con el templo edificado, eran solamente tipos; pero la edificación de la iglesia no es un tipo, sino el cumplimiento de dichos tipos.

Dios lleva todo a cabo de manera gradual y de forma progresiva. Podemos ver esto en el relato de la creación en Génesis 1. ¿Por qué Dios no creó todas las cosas en un sólo día? Él pudo haber concluido todo en unos pocos minutos. En lugar de eso, leemos que en el primer día, Dios simplemente dijo que fuera la luz, y luego, en el segundo día, creó la expansión. Si nosotros hubiéramos estado presentes, probablemente no hubiésemos sido tan pacientes y le habríamos dicho a Dios: “Dios, ya hay luz, pero hace falta el aire”. A veces somos más rápidos que Dios mismo. Pero a menudo, la manera en que Dios actúa es completamente opuesta a la nuestra, pues Él siempre actúa de manera progresiva. Un día, Dios se hizo hombre, se sembró en la humanidad, y a partir de la muerte y la resurrección de ese hombre se produjo la iglesia. Dios no lo hizo todo en un solo acto. Aunque Dios se sembró a Sí mismo en nosotros como la semilla, la cosecha aún no ha llegado. Hasta el día de hoy todo lo que hemos recibido, obtenido y ganado, constituye la semilla, no la cosecha. Dios es paciente. Aunque la semilla fue sembrada hace casi dos mil años, Él no culminó Su labor en esa sola ocasión. Cuando Dios se sembró en la humanidad, empezó una era maravillosa, la era del Nuevo Testamento. Antes de que el Señor Jesús viniera, Dios nunca se había sembrado en la humanidad. Adán y los hijos de Israel eran solamente tipos. Dios jamás se sembró en Adán ni en los hijos de Israel, debido a que ellos eran sólo tipos. La iglesia es el único y verdadero suelo en el que Dios mismo se ha sembrado.

Consideremos las leyes naturales que rigen el crecimiento de una semilla. Si uno siembra una semilla, no debe esperar obtener una cosecha a la mañana siguiente. Ni siquiera un hongo crece tan rápido. Las mejores cosechas requieren siempre mucho tiempo. Basándonos en las leyes de la naturaleza, la vida requiere de tiempo para crecer; por ende, cuanto más alta sea la categoría de vida, más demorará en crecer. Un perro puede alcanzar su pleno crecimiento en menos de un año, pero un ser humano requiere de al menos dieciocho años para llegar a ser adulto. Los padres no esperan que sus hijos crezcan tan rápido como los perros. Sin embargo, todos los pastores, predicadores y ministros son unos soñadores, pensando que los cristianos pueden crecer de la noche a la mañana. Necesitamos tiempo para crecer, tiempo para desarrollar, para madurar.


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