Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 30 de 69 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE TREINTA

IR ADELANTE A LA MADUREZ Y HUIR EN BUSCA
DE REFUGIO CON EL ANCLA Y EL PRECURSOR

IR ADELANTE A LA MADUREZ

El libro de Hebreos es un libro que trata de la madurez. A fin de proseguir hacia la madurez, tenemos que cruzar el río. Cada vez que enfrentamos un obstáculo o nos sintamos incapaces de seguir adelante, ése es el momento en que tenemos que cruzar un río. Al igual que los hijos de Israel cruzaron el mar Rojo y el río Jordán, también nosotros debemos cruzar un río tras otro.

¿Qué significa madurar? Con los años hemos aprendido que si estamos centrados en nosotros mismos y nos comportamos de forma individualista, aún somos inmaduros. Si solamente nos esforzamos por ser santos, espirituales y victoriosos, también somos inmaduros. La verdadera madurez no sólo es un asunto de nuestro espíritu, sino también de nuestra vida de iglesia. La vida de iglesia es una señal de que hemos llegado a la madurez. Después de más de cincuenta años de observación, puedo testificar que fuera de la vida de iglesia no existe la verdadera madurez. Sólo en la vida de iglesia se halla la verdadera madurez.

Los creyentes hebreos a quienes fue dirigido este libro, estaban titubeando en su vida cristiana. Ellos estaban dudando si debían seguir adelante o regresar. En ese momento, este libro se escribió para animarlos a que avanzaran.

La mejor forma de avanzar es olvidarnos de todo. Una vez que nos olvidemos de todo, podremos avanzar. Por lo general, pasamos mucho tiempo pensando en nuestras circunstancias, en nuestro pasado, en nuestro futuro y en todo lo relacionado con él, pero no invertimos ni una hora de nuestro tiempo en avanzar. Muchas veces algunos queridos santos han venido a mí para hacerme preguntas relacionadas con del pasado, el presente y el futuro, y muchas otras cosas más. Finalmente, todos han llegado a conocerme como una persona que nunca contesta a sus preguntas, sino que siempre da una palabra de consejo. Por lo general les digo: “Sigan adelante. No permanezcan hablando de las cosas del pasado ni las estén recordando. Olvídense también del presente y no se preocupen por el futuro. Si ustedes realmente desean seguir adelante, deben simplemente proseguir”. Aquellos que progresan más son aquellos que no recuerdan nada. Imaginémonos a un atleta mientras corre. Él no tiene tiempo para pensar en otras cosas, sino que su único pensamiento es el de correr la carrera.

Aquí vemos un principio fundamental: Si alguno se ha caído en la pista o se ha salido de la carrera y luego lo animan a que continúe, no debe vacilar ni debe comenzar a hacer preguntas, sino simplemente proseguir. Algunos jóvenes, cuando se les anima a seguir adelante en el Señor, se ponen a pensar si deben hacer algo antes de continuar. Se preguntan si el Señor los perdonará o si Él está contento con ellos. Si usted es así, le será difícil seguir adelante en el Señor. Si usted está muy en serio con el Señor, simplemente siga adelante en Él. No se ponga a pensar si Él lo perdonará o si está contento o no con usted; no pierda su tiempo pensando en cosas como éstas hasta que haya llegado a la meta y obtenido el premio. No se quede pensando si está mal o bien; simplemente siga adelante.

Según Hebreos 6, para seguir adelante no se necesita echar otro fundamento. Supongamos que algunos hermanos comienzan a construir un salón de reuniones nuevo y echan los cimientos, y que después se desaniman y detienen la obra. Una vez que ellos vuelvan a animarse a continuar la obra, ¿deberán empezar de nuevo echando otra vez los cimientos? ¡Por supuesto que no! Eso sería una necedad. Si ellos hicieran esto varias veces, el edificio quedaría compuesto sólo por cimientos. No habría paredes, ni techo ni ninguna edificación, sino sólo muchos cimientos. Aunque sería muy tonto hacer tal cosa, esto es precisamente lo que muchos cristianos, incluyéndome a mí mismo, hemos hecho durante nuestra vida cristiana. En los primeros años de mi vida cristiana, yo puse muchos cimientos. Después de haber sido reavivado, gradualmente comenzaba a apagarme de nuevo. Luego, cuando me volvía a sentir motivado, a propósito regresaba al punto de inicio, y me arrepentía y confesaba una vez más. Esto es lo que significa ser “renovados para arrepentimiento”, lo cual equivale a poner de nuevo “el fundamento del arrepentimiento”. Después de algún tiempo, cuando volvía a distraerme, regresaba al comienzo y confesaba una vez más. Finalmente, me sentí cansado de esto, pero no sabía qué hacer. Un día, mientras leía Hebreos 6, me di cuenta de cuán tonto había sido. No era necesario que me arrepintiera de nuevo de las mismas cosas que ya me había arrepentido antes, ni que regresara al comienzo y volviera hacer otra confesión cabal. Todo lo que necesitaba hacer era seguir adelante.

La mayoría de los que llaman avivamientos en el cristianismo actual, lo único que hacen es motivar a la gente a que vuelva a comenzar de nuevo y ponga un fundamento sobre otro. Viene un predicador reconocido y logra excitar a la gente, pero después de pocos meses, la gente empieza a decaer, y es entonces cuando viene otro predicador para avivarla de nuevo. Cada vez que la gente es reavivada, pone otro fundamento. La mayoría de los cristianos ponen el mismo fundamento una y otra vez. Es por eso que necesitamos Hebreos 6.

Debemos dejar de poner más fundamentos y simplemente seguir adelante. No debemos quedarnos pensando en si el Señor nos perdonará o no, sino simplemente proseguir hasta la meta. Una vez que usted haya sido animado a seguir adelante en el Señor, no necesitará dedicar tanto tiempo a arrepentirse. En los avivamientos actuales del cristianismo se le ha dado demasiada importancia al arrepentimiento. Casi todos los predicadores han desarrollado una habilidad particular: la de incitar a las personas a que se arrepientan. Es por eso que ahora yo siento que tengo el deber de decirles que no necesitan invertir tanto tiempo arrepintiéndose. El Señor está harto de su arrepentimiento. En cierto modo, Él está asqueado con tantas oraciones de arrepentimiento. Lo que Él desea es vernos seguir adelante, y no que nos estemos arrepintiendo de las mismas cosas una y otra vez. Seguir adelante simplemente significa cruzar el río, cruzar de un lado al otro, de una etapa a otra, de una posición a otra. No hablemos o razonemos tanto; simplemente, sigamos adelante. Abandonemos nuestros conceptos, opiniones, doctrinas y enseñanzas pasadas, y más bien prosigamos. Cuanto más rápido avancemos, mejor.


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