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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 68 de 70 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE SESENTA Y OCHO

UNA VIDA QUE CONCUERDA
CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS
Y QUE LA CUMPLE

(17)

Lectura bíblica: Jn. 16:12-15; 20:22; Hch. 1:5, 8; 2:1-4, 7-18, 31; 9:17; 13:9, 52; 6:3, 5a; 7:55; 11:24; 8:29, 39; 16:6-7; Ro. 8:2, 9-11; 1 Co. 15:45b; 2 Co. 3:17-18; Fil. 1:19-21a; 3:7-10

En el mensaje anterior hicimos notar que en el libro de Hechos se habla del Espíritu tanto en Su aspecto esencial como en el económico. En el capítulo ocho de dicho libro vemos ambos aspectos del Espíritu del Señor. El versículo 29 dice: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro”. En este pasaje, al Espíritu, el cual nos da nuestra existencia espiritual y nos capacita para llevar a cabo la economía de Dios, se le llama sencillamente el Espíritu.

Hechos 8:39 añade: “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe”. La expresión el Espíritu del Señor indica que el Espíritu es el Señor. Tal como la expresión el amor de Dios quiere decir que el amor es Dios, y la vida de Dios indica que la vida es Dios, así el Espíritu del Señor significa que el Espíritu es el Señor. Así que, en Hechos vemos que el Espíritu en Sus dos aspectos, el esencial y el económico, es en efecto el propio Señor.

EL ESPIRITU DE JESUS

Hechos 16:6-7 dice: “Y atravesaron la región de Frigia y de Galacia, habiéndoles prohibido el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se los permitió”. Los títulos: el Espíritu de Jesús y el Espíritu Santo se usan de modo intercambiable, lo cual revela que el Espíritu de Jesús es el Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es un título general acerca del Espíritu de Dios, mientras que el Espíritu de Jesús, un título específico, y alude al Espíritu del Salvador encarnado, a Jesús en Su humanidad, quien pasó por la vida humana y la muerte en la cruz. Esto indica que el Espíritu de Jesús no solamente contiene el elemento divino de Dios, sino también el elemento humano de Jesús, así como los elementos de Su vida humana y de la muerte que sufrió.

EL ESPIRITU VIVIFICANTE

En el libro de Hechos vemos que Cristo, después de resucitar y ascender, llegó a ser el Espíritu vivificante. En 1 Corintios 15:45 Pablo dice: “‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Por medio de la creación, Adán fue hecho alma viviente con un cuerpo anímico, o sea, del alma. Mediante la resurrección, Cristo se hizo Espíritu vivificante con un cuerpo espiritual. Adán como alma viviente es natural; Cristo como Espíritu vivificante está en resurrección. Primero, en la encarnación El se hizo carne para llevar a cabo la redención (Jn. 1:14, 29); luego, en resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante para impartir la vida (Jn. 10:10b). Ahora El es el Espíritu vivificante en resurrección, y está listo para que Sus creyentes lo reciban. Cuando creemos en Cristo, El entra en nuestro espíritu y nos unimos a El, el Espíritu vivificante, y llegamos a ser un solo espíritu con El (6:17).

A pesar de que 1 Corintios 15:45 dice que Cristo, el postrer Adán, fue hecho Espíritu vivificante en resurrección, algunos creen que enseñar que Cristo es el Espíritu es una herejía. Si usted les dice que hoy Cristo es el Espíritu, ellos dirán: “Enseñar esto va en contra de la doctrina de la Trinidad y es herético. Decir que Cristo es el Espíritu es mezclar las tres Personas de la Trinidad”. Sin embargo, nosotros no seguimos la doctrina tradicional de la Trinidad, antes bien, seguimos la Palabra de Dios, la cual dice claramente que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante.

EL ESPIRITU DEL SEÑOR

En 2 Corintios 3:17 Pablo dice: “Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Por una parte, Pablo dice que el Señor es el Espíritu; por otra parte, habla del Espíritu del Señor. Según el contexto, el Señor en 2 Corintios 3:17 se refiere a Cristo el Señor (2 Co. 2:12, 14-15, 17; 3:3-4, 14, 16; 4:5). Este pasaje de la Biblia dice enfáticamente que Cristo es el Espíritu.

La expresión el Espíritu del Señor se emplea en 2 Corintios 3:17 y en Hechos 8:39. Según el contexto de todo el libro de Hechos, esta expresión se refiere a Jesucristo. Lo mismo es verdad en 2 Corintios 3:17, donde alude al Señor como Espíritu. En este versículo Pablo dice que el Señor es el Espíritu.

En 2 Corintios 3:18 Pablo añade: “Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu”. La expresión el Señor Espíritu puede considerarse un título compuesto, tal como el Padre Dios y el Señor Cristo. Una vez más, esta expresión demuestra que el Señor Cristo es el Espíritu y viceversa. Puesto que el Señor es el Espíritu y el Espíritu es el Señor, al Señor se le llama el Señor Espíritu. El es el Cristo pneumático.

En el Evangelio de Marcos vemos a Jesús, mientras que en el libro de Hechos figura el Espíritu del Señor y el Espíritu de Jesús. Luego, en 1 Corintios 15:45 Pablo habla de Cristo como Espíritu vivificante. Ciertamente el postrer Adán es el Jesús que presenta el Evangelio de Marcos. Pablo dice que el postrer Adán se hizo Espíritu vivificante. Esto sucedió por medio del proceso de muerte y resurrección.

Podemos decir que el Espíritu de Jesús es la transfiguración de Jesús. El Señor Jesús era la semilla que pasó por la muerte y la resurrección. En resurrección, El, el postrer Adán, “floreció” y fue hecho el Espíritu vivificante. Así que, se puede decir que el Espíritu vivificante es el florecimiento del Señor en calidad de semilla quien pasó a través de la muerte y la resurrección. Utilicemos la semilla de clavel como ejemplo. Tanto la semilla como el brote son el clavel. La diferencia es que el uno es el clavel en forma de semilla, mientras que el otro, en forma de brote. De igual manera, podemos decir que la semilla en Marcos es Jesús, y el brote en Hechos es el Espíritu de Jesús.

Al participar del Señor hoy, ¿participamos de El como semilla o como brote? La respuesta correcta es que le experimentamos como ambos; le disfrutamos como la semilla que se hizo el brote en resurrección.


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