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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 70 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE OCHO

LAS DIVERSAS MANERAS
EN QUE EL SALVADOR-ESCLAVO
LLEVO A CABO SU SERVICIO EVANGELICO

(2)

Lectura bíblica: Mr. 2:13-17

En el mensaje anterior dijimos que en 2:1—3:6 se narran cinco casos que muestran cómo el Salvador-Esclavo, el Esclavo de Dios, llevó a cabo Su servicio evangélico al ocuparse de las necesidades del hombre caído: perdonó los pecados de los enfermos (2:1-12), cenó con los pecadores (2:13-17), hizo que Sus seguidores se alegraran y no ayunaran (2:18-22), se preocupó por el hambre de Sus seguidores y no por las normas de la religión (2:23-28) y se ocupó de aliviar al que sufría y no de los ritos de la religión (3:1-6). Habiendo estudiado el primer caso, el del enfermo que es perdonado de sus pecados, en este mensaje examinaremos el caso en el cual el Señor cena con los pecadores.

Marcos 2:13 dice: “Salió de nuevo a la orilla del mar; y toda la multitud venía a El, y les enseñaba”. Ya vimos que el Salvador-Esclavo, como luz del mundo (Jn. 8:12; 9:5), fue a Galilea, una región asentada en tinieblas, donde el pueblo yacía en sombra de muerte. Como una gran luz, fue allí para alumbrarlos (Mt. 4:12-16). Su enseñanza comunicó la palabra de luz que los alumbró para que recibieran la luz de la vida (Jn. 1:4), salieran de las tinieblas satánicas y entraran a la luz divina (Hch. 26:18).

CENA CON LOS PECADORES

Mateo es llamado

El versículo 14 dice: “Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió”. El banco de los tributos públicos era una casa de peaje donde se recaudaban impuestos para los romanos. Leví, también conocido como Mateo, era uno de los recaudadores y probablemente ocupaba una posición prominente (Mt. 10:3). Los recaudadores de impuestos eran censurados, menospreciados y aborrecidos por los judíos (Lc. 18:11; Mt. 5:46), a quienes les causaba mucha amargura el tener que pagar impuestos a los romanos. Casi todos los recaudadores abusaban de su oficio exigiendo más de lo debido por medio de acusaciones falsas (Lc. 3:12-13; 19:2, 8), y por eso eran menospreciados por el pueblo y considerados indignos de respeto (Lc. 18:9-10). Así que, los tenían en la misma categoría que a los pecadores (Mr. 2:16). Aunque Mateo era recaudador de impuestos, fue llamado por el Salvador-Esclavo y más tarde fue escogido y designado como uno de los doce apóstoles (3:18). ¡Qué misericordia!

El relato del llamamiento de Mateo es muy sencillo. El era recaudador de impuestos, alguien a quien los judíos tenían por traidor debido a que ayudaba a los imperialistas romanos. En el Nuevo Testamento los recaudadores de impuestos eran contados con las rameras. No obstante, Mateo fue llamado por el Salvador-Esclavo. El Señor sencillamente le dijo: “Sígueme”, y se nos dice que él se levantó y le siguió. Según este relato, ésta era la primera vez que el Señor se encontraba con Mateo. El Señor debe de haber tenido un poder atrayente, ya sea en Sus palabras o en Su apariencia, que motivó a Mateo a seguirle.

Seguir al Señor incluye creer en El, pues nadie le seguiría si no creyera en El. Creer en el Señor significa ser salvo (Hch. 16:31), y seguirle es entrar por la puerta estrecha y andar por el camino angosto (Mt. 7:13-14).

Este caso, en el cual el Señor llama a alguien a seguirle, no es el primero que se relata en el Evangelio de Marcos. En 1:16 el Señor vio a Simón y a Andrés que echaban sus redes en el mar, y les dijo: “Venid en pos de Mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando al instante las redes, le siguieron” (vs. 17-18). Un poco más adelante, el Señor llamó a Jacobo, el hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, los cuales estaban en una barca, remendando las redes (v. 19). Cuando los llamó, ellos dejaron a su padre con los jornaleros y se fueron en pos de El (v. 20). En el capítulo dos encontramos un caso semejante. El Señor vio a Leví, o sea Mateo, en el banco de los tributos públicos, y le dijo que le siguiera, y Mateo sencillamente se levantó y le siguió. Como respuesta al llamado del Salvador-Esclavo, este acto implicaba que él renunciaba a su trabajo sucio y a su vida pecaminosa.


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