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Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE CINCO

CRISTO: AQUEL QUE TIENE LA PREEMINENCIA
Y ES TODO-INCLUSIVO, LA CENTRALIDAD
Y UNIVERSALIDAD DE DIOS

Lectura bíblica: Col. 1:15, 18; 3:11

EL TRASFONDO: LA POTESTAD DE LAS TINIEBLAS

El Señor Jesús declaró, al enfrentar a los judíos religiosos, que ellos estaban ciegos (Mt. 15:14; 23:16, 17, 19, 24, 26). En Juan 12:46 el Señor Jesús dijo: “Yo he venido al mundo como la luz, para que todo aquel que cree en Mí no permanezca en tinieblas”. El Señor declaró que sin Él, los hombres se encontraban en tinieblas. Además, en Juan 8:12 Él dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Aquí las palabras del Señor indican que todo el que no le reciba como vida, no tendrá luz, sino que andará en tinieblas.

Los Evangelios indican claramente que la religión judía, la cual había sido constituida y formada conforme a la Palabra de Dios, se había convertido en tinieblas. Dichas tinieblas tienen cierta potestad, a la que Pablo llamó en Colosenses 1:13: “la potestad de las tinieblas”. Los fariseos y los sacerdotes se hallaban bajo esta potestad. De hecho, la potestad satánica de las tinieblas controlaba el judaísmo entero, ya que ejercía su dominio sobre el templo, el sacerdocio e incluso sobre la manera en que los judíos entendían las Escrituras. El judaísmo se hallaba completamente bajo el control de la potestad de las tinieblas. En los Evangelios, las tinieblas no se refieren al mundo gentil, sino al judaísmo, a la religión formada conforme a las Escrituras.

El libro de Hechos, aun más que los Evangelios, revela que la religión judía se había convertido por completo en la potestad de las tinieblas, la cual tenía a muchos bajo su control. Fueron los judíos religiosos quienes echaron a los apóstoles en la prisión y mataron a Esteban. Saulo de Tarso estaba entre estos religiosos que actuaron bajo el control de la potestad de las tinieblas. Cierto día, mientras iba camino a Damasco para llevar a cabo la voluntad de la potestad de las tinieblas persiguiendo intensamente a los que invocaban al nombre del Señor Jesús, él fue confrontado por el Señor. Como testificó más tarde, él vio en el camino “una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol”, la cual lo envolvió en su brillo (Hch. 26:13). Después de esto, escuchó la voz del Señor, que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch. 26:14). El resplandor de la luz y las palabras del Señor libraron a Saulo de Tarso de la potestad de las tinieblas y lo trasladaron a otra esfera, a una esfera de luz, la cual es el reino del Hijo del amor de Dios.

El Nuevo Testamento revela que el Hijo de Dios es la expresión de la vida divina y la corporificación de ésta, lo cual significa que el reino del Hijo es una esfera de vida. Además, el reino al cual hemos sido trasladados es el reino del “Hijo de Su amor”, lo cual indica que esta esfera de vida existe en amor, y no en temor. Por lo tanto, el reino en el cual nos encontramos hoy es un reino lleno de vida, luz y amor.

Así como la religión judía vino a formar parte de la potestad de las tinieblas, la iglesia también cayó bajo esta imperante potestad. La degradación se infiltró poco después que la iglesia llegó a existir. En 1 Corintios vemos cosas perversas, tales como divisiones, fornicación y pleitos legales. En Colosenses, por el contrario, no se habla de cosas pecaminosas, sino de la religión, las observancias, las ordenanzas y la filosofía. Aunque los santos de Colosas no cayeron en perversidades, sí cayeron bajo la autoridad de las tinieblas, al permitir que los productos más elevados de la cultura invadieran la iglesia.

Por tanto, mientras Pablo escribía la Epístola a los Colosenses, parecía estarles diciendo: “Queridos santos de Colosas, antes de creer en Cristo, pasé muchos años bajo la potestad de las tinieblas en el judaísmo. Pero un día fui librado de dicha potestad y trasladado al reino del Hijo del amor de Dios. Por medio de la predicación del evangelio, vosotros también fuisteis librados de la potestad de las tinieblas y trasladados al maravilloso reino en el cual yo me encuentro ahora. ¿Por qué, pues, habéis regresado a las mismas cosas de las cuales habíais sido ya librados? Vosotros habéis regresado a la religión judía y a la filosofía griega; os habéis sometido nuevamente a tales conceptos que anteriormente controlaban vuestros pensamientos y vuestras vidas. Eso significa que ahora os encontráis de nuevo bajo la potestad de las tinieblas, de la cual fuisteis librados. Habéis sido llevados como despojo, como presa. ¿Por qué aún observáis las lunas nuevas, los sábados y las ordenanzas en cuanto al comer y beber? ¿Acaso no sabéis que todo esto forma parte de la potestad de las tinieblas?” Pablo sabía bien que los colosenses habían caído de nuevo bajo la potestad satánica de las tinieblas.

Bajo este mismo principio, hoy en día, la Iglesia Católica, las denominaciones protestantes y los distintos grupos cristianos independientes se encuentran en cierta medida bajo la potestad de las tinieblas. Están en tinieblas porque la mayoría de ellos tiene a Cristo sólo de nombre, y no en realidad. Cristo es la única luz; aparte de Él no hay luz. La razón por la que muchos cristianos permanecen en tinieblas, es que no tienen a Cristo de forma práctica. Aunque los seminaristas estudian teología y cristología, tal vez no tienen una experiencia auténtica de Dios y de Cristo, y, por ende, no tienen luz.

Muchos creyentes afirman con propiedad que la Biblia es un libro lleno de luz. Esto, por supuesto, es verdad, pero si no leemos la Palabra en la presencia del Señor, incluso nuestra lectura de las Escrituras estará en tinieblas. Seremos como los fariseos que el Señor Jesús reprendió en Juan 5:39 y 40, diciendo: “Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí; pero no queréis venir a Mí para que tengáis vida”. Podemos tener la Biblia en nuestras manos y estar ciegos y en tinieblas. Los religiosos se ofendieron cuando Cristo les dijo que estaban ciegos (Jn. 9:39-41). Ellos creían que estaban en la luz porque tenían las Escrituras, pero en realidad estaban ciegos porque no tenían a Cristo, quien es la única luz del mundo. Y todo lugar donde Él no está, yace bajo la potestad de las tinieblas.

Debemos aplicar este principio a nuestra experiencia. Cualquier parte de nuestro ser o de nuestro diario vivir que no tenga a Cristo, se halla en tinieblas. Si los que estamos en el recobro del Señor no tenemos a Cristo en experiencia y de una manera práctica en nuestro diario andar, estamos en tinieblas. No debemos suponer que estemos en la luz simplemente por escuchar tantos mensajes y enseñanzas. Es muy probable que todavía sigamos en tinieblas.

Por ejemplo, tal vez nos encontremos bajo la potestad de las tinieblas en nuestra vida matrimonial. Cuando un hermano discute con su esposa, tanto él como ella están en oscuridad. Es por eso que se critican y se culpan el uno al otro. Sucede lo mismo cuando los hermanos o las hermanas argumentan entre sí. Sabemos por experiencia que cuando vivimos, andamos y nos conducimos en el yo, estamos en oscuridad. No es necesario cometer un pecado grave para estar en tinieblas. El simple hecho de vivir conforme al yo, nos deja en tinieblas, debido a que nos separa de Cristo.

No pensemos que las tinieblas están solamente en el judaísmo, en el catolicismo o en las denominaciones y divisiones, pero no en nosotros. Es posible que incluso nosotros mismos todavía nos hallemos bajo la potestad de las tinieblas. Cada vez que nos hallamos en el hombre natural y no tomamos a Cristo como nuestra persona ni vivimos por Él, estamos en tinieblas. Debemos recordar que sólo Cristo es luz, y que Él debe saturar y prevalecer en cada aspecto de nuestra vida cotidiana. De lo contrario, aún habrá ciertas áreas de nuestro diario andar que no se encontrarán llenas de Cristo y, por tanto, estarán en tinieblas.

Nuestras casas tienen muchos cuartos, y algunos de ellos son bastante iluminados, mientras que otros son oscuros. Lo mismo puede suceder con nuestro ser y nuestro diario vivir. Nuestra vida y nuestro andar pueden ser resplandecientes e iluminados en ciertos aspectos, porque Cristo ocupa una posición prevaleciente allí. Sin embargo, puede haber otras partes de nuestro ser u otros aspectos de nuestra vida diaria, en las que tal vez estemos cerrados al Señor y no le permitamos que nos toque. Aquellas partes de nuestra vida y de nuestro vivir que están cerradas a Cristo se hallan espontáneamente en tinieblas, debido a que Cristo, quien es la luz, no ha tenido cabida en ellas. Sólo cuando Cristo logra ocupar cada parte de nuestro ser y cada aspecto de nuestro diario andar, podemos estar completamente en la luz y ser librados por completo del control de la potestad de las tinieblas.

El error de los colosenses fue recibir y seguir algo que no era Cristo. Aceptar algo en lugar de Cristo no sólo indica que estamos en tinieblas, sino que también estamos bajo el control de la potestad de las tinieblas. Todo lo que reemplaza a Cristo, ya sea la filosofía, la religión, el buen carácter, las virtudes, los conceptos o las opiniones, se convierte en la potestad de las tinieblas y nos controla. En Colosas, la potestad de las tinieblas incluía las observancias judías, las ordenanzas paganas, la filosofía, el misticismo y el ascetismo. Aunque a primera vista estas cosas eran buenas, en realidad eran la potestad de las tinieblas, ya que sustituían a Cristo. Por causa de ellas, Cristo, la luz, fue puesto a un lado. Por consiguiente, las tinieblas prevalecieron nuevamente y controlaron a los santos de dicha iglesia. Ésta era la situación en Colosas, pero también puede ser la nuestra hoy.


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