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Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6571-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 35 de 64 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LEVÍTICO

MENSAJE TREINTA Y CINCO

PALABRAS DE CONCLUSIÓN
ACERCA DE LAS OFRENDAS Y EL SACERDOCIO

Lectura bíblica: He. 1:2-3; 2:14; 3:1; 4:14-15; 6:20; 7:22, 25-26; 8:1-2; 9:11-12, 24-28; 10:5-7, 9-10, 19-21; 12:2, 24; 13:21

Este mensaje, el cual se centrará en Hebreos como estudio expositivo de Levítico, es una conclusión a todos los mensajes dados anteriormente acerca de las ofrendas y el sacerdocio.

EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
SEGÚN SE REVELA EN HEBREOS

En el libro de Hebreos se hacen muchas referencias al libro de Levítico, sobre todo a las ofrendas y al sacerdocio. Por ejemplo, Levítico habla a menudo del sumo sacerdote. Ningún otro libro del Nuevo Testamento habla tanto acerca de Cristo en calidad de Sumo Sacerdote como lo hace el libro de Hebreos.

El libro de Levítico en sí no nos muestra cuán grande, excelente, maravilloso, todo-inclusivo e inagotable es el Cristo que ofrecemos y disfrutamos como las ofrendas. En Levítico podemos ver que todas las ofrendas tipifican a Cristo, pero no alcanzamos a percatarnos ni a darnos cuenta de cuán grandioso es Cristo. No hay palabras que puedan expresar la grandeza del Cristo que es todas las ofrendas.

Si hemos de recibir una revelación de lo todo-inclusivo que es Cristo, debemos acudir al libro de Hebreos. Hagamos ahora un breve repaso de los aspectos de Cristo revelados en Hebreos.

El Creador, el Sustentador y el Heredero

Hebreos 1:2 y 3 dice que Cristo es el Hacedor, el Creador, del universo, y que Él es también Aquel que sustenta el universo que creó. Además, Dios designó a Cristo para que fuera el Heredero de todo en el universo.

El resplandor de la gloria de Dios
y la impronta de Su sustancia

En el versículo 3 vemos que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios y la impronta de Su sustancia. El resplandor de la gloria de Dios es semejante al resplandor o al brillo de la luz del sol. Cristo es el resplandor, el brillo, de la gloria del Padre. La impronta de la sustancia de Dios es semejante a la impresión de un sello. Cristo el Hijo es la expresión de lo que es Dios el Padre.

Aquel que destruyó al diablo

“Así que, por cuanto los hijos son participantes de sangre y carne, de igual manera Él participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (2:14). Esta persona maravillosa, quien es el Hacedor del universo, participó de sangre y carne para destruir al diablo, para reducirlo a nada. En la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios vino y se hizo carne (Jn. 1:14; Ro. 8:3) al nacer de una virgen (Gá. 4:4) a fin de destruir al diablo en la carne del hombre mediante Su muerte en la cruz.

El Apóstol y el Sumo Sacerdote

En Hebreos 3:1 vemos que Cristo es el “Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión”. Como Apóstol, Cristo es Aquel que nos fue enviado de parte de Dios y vino con Dios; y como Sumo Sacerdote, Cristo es Aquel que regresó a Dios de entre nosotros y con nosotros. Como Apóstol, Cristo vino a nosotros con Dios para compartir a Dios con nosotros a fin de que pudiéramos participar de Su vida, naturaleza y plenitud divinas. Como Sumo Sacerdote, Cristo fue a Dios con nosotros para presentarnos ante Dios a fin de que Él se hiciera cargo de nosotros y de nuestro caso. Por eso, en 4:14 y 15 dice: “Por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos la confesión. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado”. Como tal Sumo Sacerdote, Cristo nos lleva sobre Sus hombros ante la presencia de Dios y se ocupa de todas nuestras necesidades.

El Precursor

Hebreos 6:20 revela que Cristo es nuestro Precursor. El Señor Jesús, como Precursor, fue el primero en pasar a través de un mar tempestuoso y entrar en el albergue celestial, el lugar que está detrás del velo (v. 19), para ser nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, el orden del sacerdocio que se lleva a cabo tanto en humanidad como en divinidad. Como Precursor, Él abrió el camino a la gloria.

El fiador de un mejor pacto

“Tanto más Jesús es hecho fiador de un mejor pacto” (7:22). En este versículo, Cristo es el fiador de un mejor pacto. Cristo es el fiador de un mejor pacto con base en el hecho de que Él es el Sumo Sacerdote viviente y perpetuo. La palabra fiador en este versículo significa que Cristo se ha comprometido a ser fiador del nuevo pacto y de todos nosotros. Él es el aval, la garantía, de que hará todo lo necesario para cumplir el nuevo pacto.


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