Información del libro

Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 37 de 54 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE TREINTA Y SIETE

LA GRAN LUZ QUE RESPLANDECE EN LAS TINIEBLAS
Y NOS LIBERA DE LA ESCLAVITUD

Lectura bíblica: Is. 9:1-5; Mt. 4:12-16; Jn. 1:9, 4-5; Hch. 26:18; 1 P. 2:9b; Col. 1:13; Lc. 1:78-79; Is. 10:26-27; Jue. 7:24-26

En los mensajes anteriores vimos muchos ítems de Cristo revelados en el libro de Isaías. Él es el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra (4:2-6). Él es el Cristo en gloria (6:1-5). Como Emanuel, Él fue un niño nacido de una virgen humana y un Hijo dado por el Padre Eterno (7:14; 9:6-7). Él también es un santuario para los positivos, y una piedra contra la cual se golpean, una roca de tropiezo, una trampa y un lazo para los negativos (8:14-15). En este mensaje queremos ver otro aspecto de Cristo. En Isaías 9:1-5 le vemos a Él como la gran luz que resplandece en las tinieblas y que nos libera de la esclavitud.

La luz es crucial para nuestra existencia. Allí donde hay luz, hay vida. Allí donde hay tinieblas, hay muerte. Según la Biblia, las tinieblas son un castigo. Las tinieblas equivalen a la muerte, y las tinieblas son una prisión. Dios se vale de las tinieblas como muerte y como prisión para castigar a las personas. Éxodo muestra que las tinieblas formaron parte del castigo sobre Egipto (Éx. 10:21-23). Apocalipsis muestra el juicio de las tinieblas sobre el reino del anticristo (Ap. 16:10). En realidad, todo el mundo caído se encuentra bajo el juicio de las tinieblas infligido por Dios (Ef. 5:8a). En toda ciudad e incluso en todo hogar donde mora la humanidad caída, allí hay tinieblas. Podemos testificar que antes de que fuéramos salvos, estábamos en tinieblas. Estábamos en tinieblas hasta que el evangelio genuino vino a nosotros, y entonces vimos la luz.

En todo el universo, la luz es la clave de la vida. Las plantas, los animales y los hombres necesitan de luz para vivir. En la Biblia nosotros, los cristianos, somos llamados hijos de Dios (Gá. 3:26) e hijos de luz (Jn. 12:36). Por ser hijos de luz, debemos vivir en la luz, andar en la luz, permanecer en la luz y ser personas que están completamente en la luz. Cuando estamos en la luz, tenemos comunión con el Dios Triuno (1 Jn. 1:5-7). Entonces somos partícipes de lo que Él es y le disfrutamos.

I. LA GRAN LUZ:
LA LUZ VERDADERA, LA LUZ DE LA VIDA

Cristo es la gran luz: la luz verdadera, la luz de la vida (Mt. 4:12-16; Jn. 1:9, 4). Isaías 9:1-5, pasaje al que se hace referencia en Mateo 4, revela que Cristo es la gran luz. Después, el versículo 6 muestra que Él era un niño nacido de una virgen humana y un Hijo dado por el Padre Eterno. Cristo como gran luz resplandece en las tinieblas. Cuando tenemos luz, todo está en orden. Si despierto en medio de la noche, no me atrevo a entrar en la cocina a menos que haya luz allí. No podemos ver en las tinieblas y no sabemos qué peligros nos acechan en las tinieblas. Cuando podemos ver todo, entonces tenemos paz.

Por ser todo-inclusivo, Cristo es la luz. Si Él no fuese la luz, no podríamos avanzar espiritualmente. El Evangelio de Juan es un libro que habla sobre la vida. Juan 1 recalca que Cristo vino como luz y vida. Esta luz es la luz verdadera y la luz de la vida (vs. 9, 4; 8:12). Esta luz “en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (1:5). Las tinieblas no pueden prevalecer contra la luz. Allí donde entra la luz, las tinieblas se disipan. La luz doblega a las tinieblas, las derrota y prevalece sobre ellas. Un hermano podría estar discutiendo con su esposa, pero cuando la luz resplandece en su interior, dejará de discutir. Él tuvo un intercambio de palabras con su esposa debido a que estaba en tinieblas; pero cuando la luz resplandece, las tinieblas desaparecen y él deja de discutir. Cuando las tinieblas están presentes, todo está en desorden. Pero cuando la luz está presente, todo está en orden y todos están en paz.

Isaías revela a Cristo como luz de una manera muy bella y poética. Isaías 9:1 y 2 dicen: “Pero no habrá siempre lobreguez donde había angustia: en tiempos pasados Él trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero después trata con gloria el camino del mar, que está al otro lado del Jordán, Galilea de las naciones. / El pueblo que andaba en tinieblas / vio gran luz; / sobre los que moran en tierra de sombra de muerte, / luz ha resplandecido”. Él trata con gloria aquella tierra al ser la gran luz en medio de ella. Había lobreguez, angustia y desprecio en la tierra de Zabulón y de Neftalí —Galilea de las naciones— debido a que allí imperaban las tinieblas. Sin embargo, el pueblo que andaba en estas tinieblas vio gran luz. Ellos moraban en tierra de sombra de muerte. Las tinieblas son la sombra de muerte. Cuando las personas andan en tinieblas, ellas están sumidas en sombra de muerte. Pero sobre aquellos que estaban en tierra de sombra de muerte, luz ha resplandecido.


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