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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 53 de 72 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE CINCUENTA Y TRES

LA PROPAGACION
EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE
EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(19)

Lectura bíblica: Hch. 20:13-38

En este mensaje, examinaremos Hechos 20:13-38. En dicha sección, vemos que Pablo va a Mileto, donde se reúne con los ancianos de la iglesia en Efeso.

Leamos el versículo 16: “Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén”. Pablo deseaba estar en Jerusalén el día de Pentecostés, probablemente para conocer personas de diferentes países que venían a Jerusalén en ese día (véase Hch. 2:1, 5).

PABLO LES ANUNCIO TODO EL CONSEJO DE DIOS

El apóstol Pablo, “enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia” (v. 17). Cuando éstos vinieron, les dijo: “Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que puse pie en Asia, sirviendo al Señor como esclavo con toda humildad, y con lágrimas, y pruebas que me han venido por las confabulaciones de los judíos; y cómo nada de cuanto os pudiera aprovechar rehuí anunciaros y enseñaros, públicamente y de casa en casa” (vs. 18-20). En el versículo 20, Pablo declara que no rehuyó anunciar ni enseñar a los santos de Efeso todo lo que les pudiese servir de provecho; luego, en el versículo 27, revela que no rehuyó anunciarles todo el consejo de Dios. Estos versículos aluden a los tres años que Pablo estuvo enseñando en Efeso, y revelan la esfera de su enseñanza.

Según el versículo 20, Pablo enseñó a los santos de Efeso, públicamente y de casa en casa. Esto indica que en los tiempos de Pablo, los santos se reunían en las casas. El no sólo enseñó públicamente, en reuniones grandes, sino también de casa en casa. Por tanto, las iglesias de aquel entonces tenían pequeñas reuniones en las casas, y reuniones grandes en sitios públicos.

TESTIFICO ACERCA DEL
ARREPENTIMIENTO Y DE LA FE

En 20:21 Pablo agrega: “Testificando solemnemente a los judíos y a griegos acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesús”. Una vez más, vemos el uso de la palabra “testificar”. Para testificar es necesario ver, participar y disfrutar de aquello que se testifica, lo cual difiere de impartir meras enseñanzas. El apóstol usó el término testificar, para indicar que él mismo había experimentado el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesús, y que por lo tanto, tenía la base para testificar de ello. No se limitó a predicar y a enseñar, sino que también testificó de su propia experiencia en cuanto al arrepentimiento y la fe.

LIGADO EN ESPIRITU, IBA A JERUSALEN

En el versículo 22, Pablo declara: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer”. Hemos visto que Pablo originalmente tenía la intención de ir a Jerusalén pasando por Siria desde Acaya, en Grecia (19:21; 1 Co. 16:3-7), pero que debido al complot que los judíos tramaban en su contra, se vio obligado a cambiar su ruta e ir hacia el norte, a Macedonia, y de allí regresar a Jerusalén. El sabía que los judíos conspiraban en su contra y que esto le traería sufrimientos (v. 19). Quizá ésta haya sido la razón por la que el apóstol estaba ligado en espíritu para ir a Jerusalén. El espíritu mencionado en el versículo 22 se refiere al espíritu regenerado de Pablo, en el cual servía a Dios. Fue en su espíritu, el cual estaba unido al Señor Espíritu (1 Co. 6:17), en donde Pablo presintió que algo le sucedería en Jerusalén, y el Espíritu Santo también le dio testimonio de ello (v. 23).

El sabía muy bien que le esperaban dificultades. Esto podía percibirlo en su espíritu. Los judíos de toda el área del mar Mediterráneo tramaban un complot para atraparlo. No solamente los judíos de Jerusalén, sino también los de Asia, Macedonia, y los Acaya. Quizás todos ellos se habían confabulado para este fin. Finalmente, en su última visita a Jerusalén, el apóstol cayó en manos de unos judíos que habían venido desde Asia Menor.

Pablo sabía lo que ellos tramaban, pero en realidad no tenía escapatoria, pues había judíos en todas partes: en Asia Menor, Macedonia, Acaya, y principalmente en Judea. ¿Cómo no iba a estar ligado en espíritu? ¿Adónde más podía ir? Debemos entender cuán difícil era la situación en la que se encontraba.

El no había hecho nada indebido que provocara la oposición de los judíos; la oposición que experimentaba se debía a su fidelidad a la economía neotestamentaria de Dios y a su obediencia a la visión celestial. Esta era realmente la razón por la cual Pablo recibía tanta oposición a dondequiera que iba.

Ni Jacobo ni Pedro afrontaron tal oposición. Jacobo era muy transigente y Pedro, bastante débil. En realidad, se esperaba que Pedro hubiera provocado más la oposición de los judíos debido a que su ministerio había empezado antes que el de Pablo. Sin embargo, no fue así. Indudablemente Pedro sufría cierta oposición, pero ésta sólo venía de parte de los incrédulos, mientras que los sufrimientos de Pablo provenían tanto de creyentes como de no creyentes.

Si leemos detenidamente Gálatas 2, veremos que incluso Jacobo y Pedro eran causa de sufrimiento para Pablo. El fue franco cuando escribió su Epístola a los Gálatas. En ella manifestó que aun tuvo que resistir a Pedro cara a cara. Si Pedro hubiere sido fiel, no habría necesitado ser reprendido, y por otra parte, habría participado de los mismos sufrimientos de Pablo.

No intento subestimar a Pedro. De hecho, era muy difícil vencer la pesada atmósfera judía que prevalecía en Jerusalén. Como veremos más adelante, incluso Pablo, cuando fue por última vez a Jerusalén, fue arrollado por esta atmósfera. Pese a que en ese tiempo ya había escrito las Epístolas a los Gálatas y los Romanos, accedió a unirse a los que hacían un voto, y fue con ellos al templo para purificarse.

La atmósfera religiosa de Jerusalén era tan densa y prevaleciente, que nadie era capaz de resistirla, ni siquiera Pedro y Jacobo. Pedro fracasó al no reaccionar a la situación y Jacobo al ser tan tolerante. Como veremos en Hechos 21, Jacobo le recalcó enfáticamente a Pablo que en Jerusalén había miríadas de judíos que habían creído, y que todos ellos eran celosos por la ley (21:20). Esto revela que dichos creyentes se encontraban bajo la fuerte influencia judaica, la cual generaba una mezcla entre la economía neotestamentaria de Dios y la dispensación del Antiguo Testamento. Si examinamos a conciencia este asunto, nos daremos cuenta de que la situación en que Pablo se encontraba era sumamente adversa.


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