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Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 69 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE OCHO

JESÚS EN SU ENCARNACIÓN, CRUCIFIXIÓN,
RESURRECCIÓN, GLORIFICACIÓN Y EXALTACIÓN

En este mensaje consideraremos la encarnación, crucifixión, resurrección, glorificación y exaltación del Señor Jesús. Estos términos son muy significativos y tal vez ya estemos familiarizados con ellos, pero mi carga en este mensaje es mostrarles cómo el capítulo 2 de Hebreos contiene estos cinco temas. No existe ningún otro capítulo o pasaje de la Palabra que haga lo mismo. En algunos capítulos vemos la crucifixión de Cristo. En otros capítulos vemos Su resurrección, Su glorificación y Su exaltación; pero no existe otro pasaje tan breve como Hebreos 2 en el que se nos presenten al mismo tiempo la encarnación, la crucifixión, la resurrección, la glorificación y la exaltación. Estos cinco temas centrales que nos hablan de todo lo que Cristo tuvo que pasar, así como de todo lo que Él logró, se presentan en este capítulo de una manera particular, muy distinta de cómo se presentan en los Evangelios, en el libro de Hechos o en las otras Epístolas. A través de los años el Señor me ha ido mostrando todos los detalles de este capítulo. Ya vimos en el mensaje 4 cómo Hebreos 1 revela a Cristo en muchas etapas: en la eternidad pasada, en la creación, en la encarnación para la redención mediante la crucifixión, en la resurrección que imparte la vida, en la exaltación, en Su segunda venida, en el reino y en la eternidad futura. Ningún otro capítulo nos proporciona una revelación de Cristo como Hijo de Dios, desde la eternidad pasada y hasta la eternidad futura. La secuencia que notamos en este capítulo es más que maravillosa. El capítulo 2 de Hebreos se rige por el mismo principio; no existe otro capítulo que nos presente simultáneamente estos cinco aspectos relevantes de Cristo. En Hebreos 2 estos asuntos se revelan de una manera muy particular e incluso muy peculiar. Por lo tanto, es necesario que estos aspectos relevantes de nuestro Cristo dejen una profunda impresión en nosotros.

I. EN LA ENCARNACIÓN

A. Participó de la sangre y carne
que poseen los hijos

Desde mi juventud escuché a los pastores decir que Cristo se encarnó simplemente porque Dios nos amó y que Él envió a Su Hijo a esta tierra maligna para morir en la cruz por nuestros pecados para que así pudiéramos ser salvos del infierno. Esto fue todo lo que en ese entonces pude ver acerca de la encarnación de Cristo. Aunque esto es cierto, es muy superficial. Las personas más cultas y de alta condición social no aceptan muy bien esta clase de predicación. Ellos dirían que esto es muy pobre y que carece de propósito o de meta. Sólo las personas menos educadas están dispuestas a aceptar una predicación tan pobre del evangelio. Aunque el evangelio no es bajo, ha sido predicado de una manera muy baja. Yo nunca escuché a ningún predicador decir que Cristo se hizo hombre para participar de sangre y carne al igual que nosotros. Este pensamiento es mucho más elevado. El propósito de la encarnación de Cristo era que Él pudiese participar de la sangre y carne de los hijos (2:14). En términos humanos, podemos decir que esto tiene un contenido muy filosófico. Este tipo de predicación elevada podrá convencer a las personas que tienen una mente filosófica. A ellos les parecerá muy profunda esta clase de predicación.

En la década de los veinte, en respuesta a las oraciones de muchos queridos misioneros, el Señor hizo una obra maravillosa en las universidades de toda China. A raíz de ello, muchos jóvenes universitarios serios fueron salvos. Yo mismo fui salvo en aquella época. Después de ser salvos, comenzamos a predicar a Cristo de una manera mucho más alta. Los jóvenes chinos de aquel tiempo conocíamos muy bien el pensamiento filosófico chino; consecuentemente, sabíamos cómo convencer a las personas. Así que predicábamos el evangelio más elevado, no según nuestros conceptos humanos sino según la “filosofía divina”. Dios es más que filosófico. ¿Qué queremos decir con la palabra filosófico? Simplemente queremos decir que nos lleva a reflexionar. Dios no es simple ni superficial ni elemental. Él es profundo; hace todo con consideración, propósito y sentido. Nuestro Dios es un Dios de propósito. ¿Quién podría ser más filosófico que Él? Así pues, como resultado de esa predicación elevada del evangelio, muchos médicos, enfermeras, catedráticos y otras personas cultas fueron conducidos al Señor.

El libro de Hebreos no es un libro superficial. Por el contrario, es un libro muy profundo y elevado; se ubica en la categoría más alta. Hebreos no nos dice que Cristo vino a salvarnos debido a nuestra condición caída y pecaminosa, sino que, en lugar de ello, nos dice que así como los hijos participan de sangre y carne, Cristo vino a participar de nuestra naturaleza. Este pensamiento es profundo y muy elevado. Un día el Hijo de Dios, nuestro Dios y Salvador, llegó a ser exactamente igual a nosotros en naturaleza. Él se hizo un ser humano al participar de nuestra sangre y carne. ¡Esto es maravilloso! No tenemos un Salvador que sea de una naturaleza distinta a la nuestra. No, nuestro Dios y Salvador se hizo exactamente igual a nosotros. Puedo dar testimonio que en China muchos intelectuales fueron convencidos solo con este hecho. Una vez que comenzaron a meditar sobre esto, les pareció algo muy lógico. Entendieron que Dios vino en carne, no para decirnos lo que debíamos hacer, sino para hacerse uno con nosotros. Él no vino en Su condición de Dios para rescatarnos, ya que esto nos habría aterrorizado. Tampoco vino como un ángel para abrazarnos, porque no lo hubiéramos podido aceptar. Así que Él vino, en realidad, como uno de nosotros, es decir, participó de nuestra naturaleza, de nuestra sangre y carne. Este pensamiento ciertamente convencerá a las personas más instruidas; les causará admiración y dirán: “Éste verdaderamente es un pensamiento muy elevado: que Dios mismo haya llegado a ser igual a nosotros en naturaleza al participar de sangre y carne”. En esto consiste la encarnación; éste es el pensamiento más profundo y ésta es la más alta “filosofía”.

No debiéramos asociar la encarnación con la Navidad. Debemos quemar todo lo relacionado con la Navidad. Si ustedes fueran a China a predicar el evangelio a las personas cultas y mencionaran la Navidad, ellos no les prestarían la menor atención. Dirían que cosas tales como árboles de Navidad, calcetines repletos de dulces y un personaje como Papá Noel son cosas demasiado superficiales e infantiles. Éste no es el evangelio que nos presenta la Palabra de Dios. Al contrario, esas son cosas paganas; son la levadura de la que el Señor Jesús nos profetizó en Mateo 13:33, que fue introducida al catolicismo por la “mujer”. Con esta clase de mensajes, ¿cómo podríamos convencer a las personas más cultas? Quizá estos mensajes resulten convincentes para niños indigentes, pero no para personas intelectuales.

El cristianismo ha predicado la gran salvación del Señor de una manera muy pobre. Por tanto, es necesario que aquellos que han experimentado esta salvación elevada vayan a predicar a las personas más cultas. De inmediato ellas serán convencidas, ya que ellas también buscan la verdad, puesto que ellas también fueron creadas por Dios. En su naturaleza tienen una búsqueda por Dios. Pero el cristianismo les ha presentado el evangelio de una manera superficial e inadecuada. La encarnación no tiene nada que ver con la Navidad. La encarnación consiste en que Dios mismo, el Dios todopoderoso, se hizo carne. Juan 1:14 dice: “El Verbo se hizo carne”. ¿Quién es el Verbo? Es Dios mismo quien creó todas las cosas. Este Verbo, quien es Dios el Creador, se hizo carne. Esto es muy significativo y profundo. ¿Por qué Él se hizo carne? Simplemente para hacerse igual a nosotros. Nosotros somos hombres de sangre y carne, y Cristo participó de lo mismo. Mediante la encarnación Él vino como hombre; Él descendió a nuestro nivel. Aunque Cristo es Dios mismo, Él descendió a nuestro nivel y participó de nuestra naturaleza. Éste es el tipo de predicación que los estudiantes universitarios necesitan oír. Ellos ciertamente prestarán atención a esta clase de mensajes. Con este evangelio uno puede captar el interés de ellos noche tras noche. Los estudiantes y en general las personas instruidas, no tienen el menor interés de escuchar una predicación pobre del evangelio. Ellos la consideran como algo muy superficial y egoísta, que carece de propósito. Por tanto, debemos hablarles del propósito de Dios, es decir, que Dios vino como hombre con el fin de establecer Su empresa, que es Cristo y la iglesia.

No les estoy hablando de una predicación que yo mismo no haya puesto a prueba. En China predicamos el evangelio de esta manera. Cuando predicábamos acerca del propósito de Dios en cuanto a Cristo y la iglesia, algunos de los catedráticos y estudiantes nos dijeron: “Tenemos que profundizar en esto. Por muchos años hemos buscado respuestas acerca del significado de la existencia del hombre, del verdadero sentido de la vida humana y del propósito por el cual fue creado el universo”. Después de esto, les dimos un mensaje acerca del propósito de Dios. Ésta es la predicación más elevada del evangelio más elevado.


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