Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 52 de 79 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE CINCUENTA Y DOS

LA MUERTE DEL SALVADOR-HOMBRE

(2)

Lectura bíblica: Lc. 23:26-56

En este mensaje estudiaremos la crucifixión del Salvador-Hombre (23:26-49). A lo largo de los últimos diecinueve siglos se ha estudiado mucho acerca de la muerte del Señor. ¿Con qué propósito murió el Señor Jesús, y quién en realidad le dio muerte? En otras palabras, ¿por qué murió y quién le inmoló? Algunos judíos eruditos buscaron la respuesta. Es posible que hay incluso cristianos genuinos y fieles, quienes verdaderamente creen en el Señor Jesús, que carezcan del conocimiento cabal con respecto al propósito de Su muerte ni tampoco sepan quién le inmoló. Me preocupa que algunos de nosotros, tanto los jóvenes como los de edad más avanzada, no sepan quién dio muerte al Señor Jesús.

¿Cómo contestaría usted a la pregunta: quién mató al Salvador-Hombre? Es posible que algunos digan que nosotros le dimos muerte y otros, que fue Dios quien lo hizo. Tal vez otros digan que fueron la religión y la política, o que fue inmolado por nuestro pecado. Para contestar a esta pregunta no tratemos de adivinarla, sino que tenemos que venir al relato veraz de las Escrituras, especialmente lo que narra el Evangelio de Lucas. Lucas mismo dijo: “Investigado con diligencia todas las cosas desde su origen” (1:3). Por tanto, lo que Lucas relata es digno de creerse.

Cuando leemos este evangelio, vemos que los hombres crucificaron al Señor Jesús en la cruz. Los líderes religiosos lo acusaron, los gobernantes romanos, especialmente Pilato, le dieron la sentencia de muerte, y los soldados romanos le crucificaron.

SUFRE LA PERSECUCION DE LOS HOMBRES

En 23:26-43 vemos que en la cruz el Salvador-Hombre fue perseguido por los hombres. Los líderes judíos y los soldados romanos le escarnecieron y le ridiculizaron. “Y el pueblo estaba allí mirando; y los gobernantes también se mofaban, diciendo: A otros salvó; sálvese a Sí mismo, si éste es el Cristo de Dios, el Escogido. Los soldados también le escarnecían, acercándose y ofreciéndole vinagre” (vs. 35-36).

El Señor Jesús fue crucificado a las nueve de la mañana y permaneció allí hasta las tres de la tarde, lo cual quiere decir que estuvo seis horas en la cruz. Podemos dividir estas seis horas en dos períodos: el primero, desde las nueve de la mañana hasta el mediodía, y el segundo, desde el mediodía hasta las tres de la tarde. En las primeras tres horas, el Salvador-Hombre fue perseguido por los hombres. Las personas religiosas le ridiculizaron y los soldados romanos le escarnecieron. Incluso “uno de los criminales que estaban colgados blasfemaba contra El, diciendo: ¿No eres Tú el Cristo? Sálvate a Ti mismo y a nosotros” (v. 39). Por lo tanto, en las primeras tres horas en la cruz, el Señor fue perseguido por los hombres y padeció como mártir.

SUFRE EL JUICIO DE DIOS
POR LOS PECADORES PARA LOGRAR
UNA MUERTE SUSTITUTIVA POR ELLOS

En el pasaje 23:44-49 vemos que en el segundo período de las seis horas en que el Salvador-Hombre estuvo en la cruz, El sufrió el juicio de Dios por los pecadores para efectuar una muerte substitutiva por ellos. Por lo tanto, en 23:26-49 vemos dos aspectos con respecto a la muerte del Señor: es perseguido por el hombre y es juzgado por Dios. Primero, el Señor Jesús fue perseguido por el hombre; no padeció como Redentor, sino como mártir. Pero cuando Dios le juzgó por nosotros, los pecadores; ya no padeció como mártir, sino que sufrió el juicio de Dios por nosotros, los pecadores.

Hay tinieblas sobre toda la tierra

Lucas 23:44-45a dice: “Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena, por faltar la luz del sol”. Algunos manuscritos no dicen que faltó la luz del sol, sino que el sol se oscureció. La hora sexta mencionada en el versículo 44 era, según la manera en que contamos la hora, las doce del mediodía.

Según Mateo 27:45, hubo tinieblas sobre toda la tierra desde la hora sexta hasta la hora novena, es decir, desde las doce del mediodía hasta las tres de la tarde. ¿Quién hizo esto? Por supuesto, no lo hicieron el sumo sacerdote ni Pilato ni los soldados romanos. El único que pudo haber hecho esto fue Dios.

Las tinieblas indican que el Dios justo vino para juzgar al Señor Jesús como nuestro substituto y Redentor, pues fue el substituto único y universal de los hombres. Desde las nueve hasta el mediodía, fue perseguido como mártir por los judíos y los romanos. Pero desde el mediodía hasta las tres El moría no como mártir, sino como substituto de los pecadores. Dios le reconoció como nuestro Redentor, y por esta razón vino para juzgarlo. Esto significa que durante las tres últimas horas que el Señor Jesús estuvo en la cruz, fue juzgado por Dios para efectuar nuestra redención. Durante esas horas Dios lo consideró nuestro substituto, quien sufrió por el pecado (Is. 53:10). Por tanto, las tinieblas cubrieron toda la tierra porque nuestro pecado, pecados y todo lo negativo estaban siendo juzgados allí; y debido a nuestro pecado Dios lo abandonó (Mt. 27:46).

En realidad los perseguidores del Señor no le dieron muerte, ya que cuando le perseguían El aún vivía. Pero después de que fue perseguido por tres horas, Dios vino para darle muerte, y las tinieblas que hubo sobre toda la tierra eran una señal de que vino. Puesto que Dios hizo faltar la luz del sol, Lucas nos dice que hubo tinieblas sobre toda la tierra, no sólo sobre Jerusalén o el monte de Sion.


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