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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE QUINCE

LA PROPAGACION EN JERUSALEN,
JUDEA Y SAMARIA MEDIANTE EL MINISTERIO
DE LA COMPAÑIA DE PEDRO

(10)

Lectura bíblica: Hch. 4:1-31

En este mensaje estudiaremos Hechos 4:1-31. Estos versículos describen el comienzo de la persecución por parte de los religiosos judíos. Podemos dividir Hechos 4:1-31 en seis secciones: el sanedrín los arresta y los interroga (vs. 1-7), el testimonio de Pedro (vs. 8-12), la prohibición del sanedrín (vs. 13-18), la respuesta de Pedro y Juan (vs. 19-20), el sanedrín los libera (vs. 21-22), y la alabanza y oración de la iglesia (vs. 23-31). Estudiaremos Hechos 4:1-31 de una manera general y profundizaremos en los versículos 11 y 12.

EL SANEDRIN LOS ARRESTA Y LOS INTERROGA

Leamos los versículos 1 y 2: “Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, contrariados de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos”. En este pasaje se menciona el jefe de la guardia del templo. Los saduceos constituían una secta del judaísmo (5:17). No creían en la resurrección, ni en los ángeles ni en los espíritus (Mt. 22:23; Hch. 23:8). Tanto Juan el Bautista como el Señor Jesús censuraron a los fariseos y a los saduceos, calificándolos de cría de víboras (Mt. 3:7; 12:34; 23:33). El Señor advirtió a Sus discípulos en cuanto a las doctrinas de ellos (Mt. 16:6-12).

Los saduceos estaban muy contrariados por el hecho de que Pedro y Juan enseñaban al pueblo y anunciaban en Jesús la resurrección de los muertos. En 4:2 la preposición “en” denota, en el poder de algo, con la naturaleza y el carácter de algo.

Pedro y Juan fueron encarcelados (v. 3). “Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes” (vs. 5-6). Esta fue una reunión del sanedrín judío (v. 15). En los cuatro evangelios, este sanedrín, compuesto por los líderes judíos, llegó a ser el mayor opositor del Señor Jesús y de Su ministerio y le condenó a muerte (Mt. 26:59). Ahora, en este libro, el mismo sanedrín con los mismos miembros empezó a perseguir a los apóstoles y el ministerio de éstos (5:21; 6:12; 22:30). Esto indica que el judaísmo había caído en manos del enemigo de Dios, Satanás el diablo, y era usado por él en su intento de estorbar y destruir el mover de Dios en Su economía neotestamentaria, el cual tiene como fin llevar a cabo el propósito eterno de Dios, a saber, traer Su reino a la tierra al establecer y edificar las iglesias por medio de la predicación del evangelio de Cristo.

Aparte de Anás el sumo sacerdote, Hechos 4:6 menciona a Caifás, a Juan y a Alejandro. Caifás era un sumo sacerdote (Lc. 3:2), y Juan y Alejandro quizá eran parientes del sumo sacerdote. En cualquier caso, deben de haber sido dignatarios judíos, dado que son nombrados con los líderes del sanedrín judío (Hch. 4:15).

En Hechos 4:7 dice: “Y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” Esta pregunta se refiere a la sanidad del hombre cojo del capítulo tres. Las palabras griegas traducidas “con qué potestad o en qué nombre” significan literalmente “con qué clase de poder o en qué clase de nombre”.

EL TESTIMONIO DE PEDRO

Hechos 4:8-12 narra el testimonio de Pedro. Los versículos 8-10 declaran: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos, puesto que hoy se nos investiga acerca del bien hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el nazareno, a quien vosotros crucificasteis, y a quien Dios resucitó de los muertos, en Su nombre está en vuestra presencia sano este hombre”. En el versículo 8 vemos a Pedro lleno del Espíritu Santo exterior y económicamente. Enseguida, Pedro les dijo que el hombre cojo fue sanado “en el nombre de Jesucristo el nazareno”. Ya vimos que la palabra “nazareno” alude a Aquel que fue despreciado por los líderes judíos (Jn. 1:45:46; Hch. 22:8, 24:5). El versículo 10 pone énfasis en “vosotros” y recalca el hecho de que ellos crucificaron al Señor Jesús y que Dios lo resucitó de entre los muertos.

En los versículos 11 y 12, Pedro añade: “Este Jesús es la piedra menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. El versículo 11 cita Salmos 118:22. El Señor Jesús citó también este versículo en Mateo 21:42, donde declaraba que El es la piedra del edificio de Dios (Is. 28:16; Zac. 3:9; 1 P. 2:4), y que los “edificadores” eran los líderes judíos que supuestamente laboraban en el edificio de Dios. Sus palabras revelaron que los líderes judíos le rechazarían y que Dios le honraría para la edificación de Su habitación entre Su pueblo en la tierra. Por estas palabras Pedro aprendió a conocer al Señor como la piedra preciosa tenida en honor por Dios, tal como habló tocante al Señor en su primera epístola (1 P. 2:4-7). Esta cita indica que Pedro predicaba a Cristo no sólo como el Salvador que salva a los pecadores, sino también como la piedra útil para el edificio de Dios. Este Cristo es la única salvación de los pecadores, y en Su nombre único bajo el cielo, un nombre despreciado y rechazado por los líderes judíos pero honrado y exaltado por Dios (Fil. 2:9-10), los pecadores pueden ser salvos (Hch. 4:12).

En el versículo 11 la palabra griega traducida “menospreciada” significa también rechazada (véase Mt. 21:42). La piedra menospreciada y rechazada por los edificadores, ha llegado a ser la cabeza del ángulo. Las palabras griegas traducidas “cabeza del ángulo” significan literalmente cabeza de la esquina. Cristo no sólo es la piedra del fundamento (Is. 28:16) y la piedra cimera (Zac. 4:7), sino también la piedra del ángulo.


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