Información del libro

Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 80 de 120 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE OCHENTA

TRANSFORMADO

(3)

5) La experiencia de Bet-el

Vimos que muchas semillas cruciales de la verdad están sembradas en el libro de Génesis. La casa de Dios, Bet-el, es una de ellas. No obstante, pocos cristianos saben en qué consiste experimentar la casa de Dios. Indudablemente, muchos saben que, según el Nuevo Testamento, la casa de Dios denota la iglesia (1 Ti. 3:15). Sin embargo, ¿dónde está la vida práctica y adecuada de iglesia? Hay millones de cristianos en la tierra, pero pocos experimentan la verdadera vida de iglesia. Muchos se sientan simplemente en la congregación durante el culto dominical y escuchan a un ministro o a un pastor. Pero ésa no es la vida práctica y apropiada de iglesia que revela la Biblia. La Biblia enseña que en la verdadera vida de iglesia todos los salvos deben ser miembros que viven y actúan. Todos los miembros del Cuerpo de Cristo deben ejercer su función. Los miembros no solamente ejercen su función, sino que también viven juntos para expresar a Dios en Cristo diariamente de una manera viva. Esta es la vida práctica de iglesia revelada en la Biblia. Las verdades relacionadas con esta vida fueron sembradas en Génesis.

Antes del capítulo treinta y cinco, Dios era llamado el Dios de cierta persona, por ejemplo, el Dios de Abraham o el Dios de Isaac. El era el Dios de individuos. Pero en 35:7, tenemos “El-bet-el”, el Dios de la casa de Dios. Ya deja de ser simplemente el Dios de algunos individuos; ahora es el Dios de un cuerpo, de una entidad colectiva: la casa de Dios. Muchos cristianos solamente experimentan a Dios como su Dios individual. Pocos le experimentan como el Dios de la casa de Dios. ¿Qué tanto ha experimentado usted de Dios como el Dios de una entidad corporativa? Todos debemos experimentar a Dios de esta manera, pues El no es sólo el Dios nuestro individualmente, sino el Dios de la casa de Dios. Existe una gran diferencia entre ambas cosas.

En Génesis 35 vemos un cambio crucial y radical. No obstante, son pocos los hijos de Dios que dan importancia a ello. Leen este capítulo repetidas veces sin reconocer el cambio radical que contiene. Antes de este capítulo, Dios era el Dios de algunos individuos. El era el Dios de Abel, el Dios de Enós, el Dios de Enoc, el Dios de Noé, el Dios de Abraham y el Dios de Isaac. Pero aquí El deja de ser solamente el Dios de unos individuos, para ser El-bet-el, el Dios de la casa de Dios. En hebreo “El” significa Dios. En el título “El-bet-el”, la palabra hebrea que significa Dios se usa dos veces, tanto al principio como al final. En cierto sentido, el Dios de la casa de Dios es doble. Debemos reconocer que todavía no tenemos mucha experiencia de esto; aún así, le damos gracias al Señor porque después de entrar en la vida de iglesia, hemos experimentado el hecho de que Dios es el Dios de nosotros como cuerpo, como entidad colectiva. En la vida de iglesia experimentamos a Dios de manera corporativa y no sólo individualmente. Todos podemos testificar que el Dios que experimentamos en la vida de iglesia es mucho mejor y más dulce que el Dios que experimentamos en nuestra vida individual. Esta es la razón por la cual nos gusta dedicar más tiempo a la vida de iglesia. Individualmente, podemos experimentar al Dios de Abraham o al Dios de Isaac, pero no al Dios de Bet-el. Sólo podemos experimentar al Dios de la casa de Dios en la vida de iglesia. Hace muchos años, ustedes se habrían extrañado al oír hablar del Dios del Cuerpo. No obstante, esto no es nada extraño para nosotros ahora. Conocemos esta experiencia y la apreciamos mucho más que la experiencia individual que tenemos de Dios.

No obstante, con esto no desconocemos el aspecto de experimentar a Dios de manera individual. Hoy día todavía existe este aspecto. No olvide jamás que las verdades bíblicas presentan dos aspectos. Esto también se aplica a experimentar a Dios, pues experimentar a Dios tiene un aspecto corporativo y también un aspecto individual. Muchos cristianos ahora no experimentan a Dios en absoluto o sólo lo experimentan a un nivel individual. No le experimentan de manera corporativa. Sin embargo, en todas las reuniones de la vida de iglesia, experimentamos a Dios colectivamente.

Quisiera dirigir una palabra franca a algunos de ustedes. Ustedes se reúnen con nosotros semana tras semana, pero no tienen una experiencia corporativa de Dios. Por ejemplo, ustedes oran a diario en su vida privada, pero nunca oran en las reuniones de la iglesia. En las reuniones ustedes son espectadores, como si estuvieran observando un juego de pelota; miran a los demás jugar, pero no participan. Inclusive, algunos critican a los que participan, diciendo que son demasiado osados o demasiado activos. ¿Pero usted qué? ¿Está aquí para criticar, para ser espectador o para participar en la vida de iglesia? Esto indica que entre nosotros, algunos no valoran la experiencia que se tiene de Dios corporativamente. Algunos entre nosotros todavía no oran en las reuniones. Si alguien le pide a usted que ore, siempre encuentra pretextos. Esto demuestra que considera a otros como sacerdotes y a usted mismo como una persona común. Al actuar así, establece una jerarquía de clero y laicado. A los ojos de Dios, ésta es una herejía. Todos debemos orar para derrocar el sistema de clérigos y laicos.

He observado que la reunión de oración que se hace en Anaheim es mucho mejor que la de cualquier otra iglesia. He visitado casi todas las iglesias y puedo testificar que la reunión de oración de Anaheim es la mejor. La razón es sencilla: no hay clero ni laicado en nuestra reunión de oración. Aunque muchos oran, nadie termina una oración solo, pues se puede necesitar muchos de nosotros para concluir una sola oración. En el método viejo y tradicional, cuando alguien oraba, no terminaba una sola oración sino dos o tres de una vez. La gente o bien no oraba o hacía varias oraciones seguidas. Pero en Anaheim, después de que alguien hace una corta oración, otra persona lo sigue. De este modo, muchos funcionan conjuntamente ofreciendo una sola oración. Así se experimenta a El-bet-el, la experiencia que tenemos de Dios corporativamente.

Génesis 35 es un cambio radical de experimentar individualmente a Dios a experimentarle corporativamente. Antes de este capítulo no se menciona a El-bet-el. Elohim fue revelado en el capítulo uno, y Jehová en el capítulo dos. Más adelante, Dios le dijo a Jacob que El era el Dios de Abraham y el Dios de Isaac. Pero como destacamos ya, en el capítulo treinta y cinco vemos un nuevo título divino: “El-bet-el”, el Dios de la casa de Dios.

Más adelante en este mensaje veremos el significado de lo que dijo Dios a Jacob acerca de su nombre, que ya no debía ser Jacob sino Israel. Dios le dijo a Jacob: “Israel será tu nombre” (v. 10), y Jacob parecía decir a Dios: “Tu nombre es El-bet-el”. ¿Quién es usted ahora, Jacob o Israel? ¿Qué significa Israel? Contestar que significa luchador de Dios es bastante doctrinal. Israel es el pueblo que constituye la iglesia, y El-bet-el es la vida de iglesia. Nosotros constituimos la iglesia, los que estamos en la vida de iglesia. Esta no es una doctrina, sino una experiencia. El pueblo que conforma la iglesia es un pueblo lleno de Dios, y la vida de iglesia es la vida corporativa de Dios. Quienes constituyen la iglesia son un pueblo lleno de Dios, y viven juntos para disfrutarlo y expresarlo. Este es el Israel de El-bet-el.


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