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Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2362-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 12 de 59 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE 2 CORINTIOS

MENSAJE DOCE

LOS MINISTROS DEL NUEVO PACTO

(5)

Lectura bíblica: 2 Co. 5:1-8

En 2 Corintios 5 se da continuidad a la descripción de los ministros del Nuevo Testamento. Esta descripción empezó en 3:12, con lo dicho en cuanto a la constitución intrínseca de los ministros. En el capítulo cuatro vemos la manera en que estos ministros se comportan (4:1-6), y en él también se presenta un relato acerca de su modo de vivir (4:7-18). Ellos estaban constituidos del Dios Triuno, se comportaban de tal manera que hacían resplandecer el evangelio de la gloria de Cristo y llevaban una vida crucificada que manifestaba la vida de resurrección. En 5:1-8 vemos otra característica: su anhelo por revestirse del cuerpo transfigurado.

IV. ANHELAN SER REVESTIDOS
DEL CUERPO TRANSFIGURADO

Al mismo tiempo que los ministros del nuevo pacto se conducían conforme a su constitución interna y llevaban una vida crucificada con miras a manifestar la vida de resurrección, ellos anhelaban, deseaban, ser revestidos del cuerpo transfigurado e incluso aspiraban a ello. Esto significa que anhelaban la redención de su cuerpo. Su espíritu había sido regenerado, y su alma había sido renovada y transformada, pero todavía existía un problema relacionado con su cuerpo caído y mortal. Este cuerpo representaba una carga para ellos. Ellos suspiraban, gemían, bajo esta carga. Ellos no tenían ningún problema en su espíritu ni en su alma. En su alma se había forjado el elemento divino. Pero aun tenían un problema con el cuerpo mortal.

En la salvación plena y completa que Dios efectúa, hay un asunto que se encarga de nuestro cuerpo mortal, a saber, la transfiguración. La transfiguración cambia nuestro cuerpo mortal en un cuerpo de gloria, como el cuerpo resucitado del Señor Jesús. Este aspecto de la salvación que Dios efectúa es muy prometedor; es la esperanza de gloria.

Después de presentarnos un claro panorama de la manera en que el Dios Triuno se había forjado en los ministros del nuevo pacto y de cómo ellos se conducen con miras a que resplandezca el evangelio y cómo llevan una vida crucificada, Pablo habla del anhelo que ellos tienen de que su cuerpo caído sea redimido. Sin embargo, en esta epístola, Pablo no habla de la redención de nuestro cuerpo, expresión que usa en Romanos 8; más bien, él escoge otra palabra, una expresión un poco más profunda.

A. Una morada eterna en los cielos que sustituya su morada-tabernáculo terrestre

1. Un edificio de parte de Dios

En 2 Corintios 5:1 leemos: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una morada no hecha de manos, eterna, en los cielos”. La palabra “porque” indica que lo que sigue es una explicación de lo tratado en 4:13-18. En este capítulo, el apóstol nos describe cómo los apóstoles aspiraban a la redención de sus cuerpos (Ro. 8:23), y habla de su ambición y su determinación de agradar al Señor (2 Co. 5:9-15) y de la comisión que habían recibido del Señor con relación a Su nueva creación (vs. 16-21). A ellos les interesaban las cosas que no se ven, y no las cosas que se ven.

La palabra “terrestre” del versículo 1 no significa hecho de tierra, sino que está en la tierra. La palabra “tabernáculo” indica que nuestro cuerpo físico, en el cual mora nuestra persona, no sólo nos es necesario para nuestra existencia, sino también para la adoración que rendimos a Dios (véase 1 Co. 6:19). La palabra “edificio” denota un edificio que tiene un fundamento, en contraste con el tabernáculo, el cual no tenía fundamento. Este edificio es de Dios, procede de Dios, es una “morada”, la cual es nuestro cuerpo espiritual (1 Co. 15:44). En contraste con lo que está en la tierra, se trata de una casa en los cielos.

La expresión “morada-tabernáculo” no es nada común. Nuestro cuerpo es una morada y también un tabernáculo. La palabra tabernáculo indica que la morada es temporal. No es un edificio con fundamentos, sino un tabernáculo similar al que se erigió en el desierto. Como lo indica Pablo, un día esta morada-tabernáculo, se deshará. Aquí Pablo no dice simplemente que nuestro cuerpo morirá; más bien, habla de que la morada-tabernáculo terrestre se deshará. Cuando esto suceda, tendremos un edificio de parte de Dios, y no otro tabernáculo. Este edificio será sólido y tendrá fundamentos. Además, esta morada no es los cielos, sino que está en los cielos, en contraste con estar en la tierra.

Este edificio será nuestro cuerpo resucitado y transfigurado, el cuerpo espiritual mencionado en 1 Corintios 15. Ahora nuestro cuerpo es un cuerpo anímico, pero un día será transfigurado en un cuerpo espiritual. Como cuerpo anímico, es animado ahora por el alma, pero cuando llegue a ser un cuerpo espiritual, será dirigido por el espíritu. Dicho edificio se convertirá en nuestra morada, una morada hecha no con manos humanas, sino que proviene de Dios, una morada en los cielos.

En el versículo 2 Pablo dice: “Y en este tabernáculo también gemimos, deseando ser revestidos de nuestra habitación celestial”. “Ser revestidos” significa ser transfigurados y conformados al cuerpo de la gloria de Cristo. Los apóstoles anhelaban esto. Nuestra morada, la cual es del cielo, o que procede del cielo, alude a la morada en los cielos del versículo 1.

En nuestro espíritu nos regocijamos, y en nuestro cuerpo gemimos. Si desea regocijarse, entre a su espíritu. Pero si quiere gemir o suspirar, permanezca en el cuerpo. Como dice Pablo, en el cuerpo, gemimos, deseando ser revestidos de nuestra habitación celestial. Puesto que todavía no tenemos la experiencia de ser revestidos de esta manera, no podemos hablar mucho de ello. Sabemos qué es regocijarnos en el espíritu y gemir en el cuerpo, pero no sabemos lo que significa ser revestidos del cuerpo resucitado, espiritual y celestial. Sin embargo, según lo que se profetiza en el Nuevo Testamento, un día seremos revestidos de ese cuerpo. Éste es uno de los legados del Nuevo Testamento. Tengo la plena confianza de que esto sucederá y lo estoy esperando.


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