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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 57 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE CINCUENTA Y SIETE

UNA VIDA QUE CONCUERDA
CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS
Y QUE LA CUMPLE

(6)

Lectura bíblica: Mr. 1:14-15; 4:3, 26, 29; 1 P. 1:23; 1 Jn. 3:9; 1 Co. 3:9; Ap. 14:14-16

En este mensaje examinaremos algo muy misterioso, algo que no se puede entender fácilmente. Se trata de que el Señor Jesús es el Sembrador, la semilla y el reino. Estos tres forman parte del Señor, el cual es una maravillosa persona que lo es todo. Como veremos, en el Evangelio de Marcos el Sembrador es una persona, la semilla es una persona y el reino también es una persona.

LA VIDA DEL SEÑOR Y SU OBRA

En Lucas 17:20 los fariseos preguntaron al Señor cuándo había de venir el reino de Dios, a lo cual les respondió: “El reino de Dios no vendrá de modo que pueda observarse, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” [v. 21]. Estos versículos, junto con los versículos del 22 al 24, comprueban que el reino de Dios es el propio Salvador, quien estaba entre los fariseos cuando éstos le preguntaron en cuanto al reino. Puesto que el Señor Jesús es el reino, dondequiera que El esté, ahí está el reino de Dios.

Después de ser bautizado y de que el Espíritu descendiera sobre El, el Señor Jesús comenzó a llevar a cabo Su obra, Su ministerio. Ya vimos que en El no había diferencia entre Su vida y Su obra, pues éstas eran una misma cosa. Podemos decir que el Señor Jesús vivió Su obra; vivió Su ministerio. Llevó una vida en la que predicaba, enseñaba, echaba fuera demonios, sanaba enfermos y limpiaba leprosos. En El vemos una sola cosa: Su vida, la cual era Su obra, Su mover y Su ministerio. Todo lo que hacía, todo lo que hablaba y a dondequiera que iba formaba parte de Su vida.

El Señor Jesús, al llevar a cabo Su ministerio en la tierra, llevando una vida llena de Dios, proclamó el evangelio a la gente miserable, enseñó la verdad a los que yacían en tinieblas, echó fuera demonios de las personas poseídas, sanó a los enfermos y limpió al leproso. Esto se describe en el capítulo uno del Evangelio de Marcos. En Marcos 2 y 3 dirigió a las personas a que recibieran el perdón de pecados y las introdujo en un banquete en el que le disfrutan como la justicia que las cubre y como la vida que las llena. De esta manera, llegó a ser la satisfacción y la liberación de ellas.

UN HOMBRE QUE HABLA EN EL LUGAR SANTISIMO

En Marcos 4 el Señor Jesús fue a la orilla del mar. El versículo 1 dice: “Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se le congregó una multitud muy grande, de modo que El entró en una barca en el mar y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra, frente al mar”. La barca en este versículo representa a la iglesia, la tierra alude a la nación judía, y el mar, a los gentiles.

Para el Señor Jesús, la barca de Marcos 4 llegó a ser el Lugar Santísimo. Al oír esto algunos tal vez digan: “¿Cómo puede decir que una barca llegó a ser el Lugar Santísimo? Se supone que el Lugar Santísimo está en el templo”. A esto respondería que lo que determina que cierto sitio sea el Lugar Santísimo no es el sitio en sí; más bien, el factor determinante es Dios. Si El está en cierto sitio, ahí está el Lugar Santísimo. Así que, puesto que el Señor Jesús es el propio Dios, la barca en la cual estaba mientras hablaba en Marcos 4 era el Lugar Santísimo. Cuando El hablaba desde la barca, en realidad era Dios el que hablaba. En el Antiguo Testamento Dios hablaba desde el Lugar Santísimo, desde el propiciatorio. Pero en Marcos 4, Dios había abandonado aquel Lugar Santísimo, y la barca donde estaba el Señor Jesús era el nuevo Lugar Santísimo.

Si usted no cree esto tal vez indique con ello que aún no ha muerto. Si ya experimentó su fin, comprenderá que la barca de Marcos 4 en la que estaban los discípulos con el Señor Jesús era el Lugar Santísimo. Recuerde que el que estaba en la barca, el que hablaba la palabra, era en efecto el propio Dios. Aquel que habló en el Lugar Santísimo hablaba ahora en la barca. En el Lugar Santísimo actual hablaba un Hombre, el cual era el Dios que se comunica con nosotros.


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