Información del libro

Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 18 de 54 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE DIECIOCHO

JEHOVÁ DESTRUYE A LAS NACIONES
A FIN DE QUE CRISTO SEA EL REY
QUE TRAIGA LA RESTAURACIÓN A ISRAEL

Lectura bíblica: Is. 32—35

En este mensaje consideraremos los capítulos del 32 al 35. Antes de abordar estos capítulos, quisiera decir algo sobre el pensamiento principal del libro de Isaías.

La revelación divina en Isaías concierne a la economía de Dios, en la cual Cristo es la centralidad y universalidad del gran mover de Dios. El gran mover de Dios es una gran rueda, la cual posee un centro, un aro y los rayos que unen a ambos. Cristo es tanto la centralidad, el centro, como la universalidad, el aro con los rayos. Cristo lo es todo en el mover de Dios. Éste es el pensamiento principal de este libro.

Para entender el libro de Isaías, necesitamos tener una perspectiva de todos los sesenta y seis libros de la Biblia. Isaías tiene dos secciones. La primera sección abarca del capítulo 1 al 39, y la segunda sección abarca del capítulo 40 al 66. Los primeros treinta y nueve capítulos de Isaías corresponden a los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Los últimos veintisiete capítulos corresponden a los veintisiete libros del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento comienza con Juan el Bautista (Mr. 1:1-3), e Isaías 40 también comienza con Juan el Bautista (v. 3).

La primera parte de Isaías habla sobre la disciplina que Dios aplicó a Su amado pueblo y el castigo que infligió a las naciones a fin de producir un giro en Su pueblo. Para que experimentemos tal giro con miras al cumplimiento del propósito de Dios, primero tenemos que comprender que hemos sido desechados, “despedidos”, por Dios. Hoy en día nuestro Dios en términos prácticos, nuestro Dios en nuestro diario vivir, es Cristo. Como descendientes de Adán, personas que fuimos creadas por Dios, queremos conocer a Dios, adorarle, hacer Su voluntad, agradarle y cumplir el deseo de Su corazón. Esto es correcto, pues Dios desea que seamos seres humanos apropiados y que cumplen Su propósito. Pero Dios jamás planeó ni dispuso en Su eterna economía que nosotros hiciéramos esto por nosotros mismos. Él quiere que hagamos esto por Él. Él desea que nosotros le dejemos a Él hacer esto en nosotros, por nosotros y a través de nosotros. Por ejemplo, como alguien que ha amado al Señor durante muchos años, puedo testificar que para los cristianos no hay nada más difícil que vencer su propio mal genio. Sin embargo, Dios no quiere que nosotros venzamos nuestro mal genio. No debemos perder los estribos ni tampoco tratar de reprimir nuestro mal genio. En lugar de ello, tenemos que renunciar, rendirnos, a fin de experimentar un giro al dejar de intentar vencer nuestro mal genio y, más bien, permitir que Cristo intervenga y sea Él quien prevalezca sobre nuestro mal genio. El verdadero giro espiritual consiste en renunciar a la posición de uno que intenta ser un ser humano apropiado por cuenta propia. Tenemos que renunciar a lo que nosotros queremos hacer al respecto. Éste es el pensamiento y la lógica de Isaías.

Procedamos ahora a ver que, según lo dicho del capítulo 32 al 35, la destrucción de las naciones efectuada por Jehová tiene como finalidad que Cristo sea el Rey que traiga la restauración a Israel.

I. JEHOVÁ DESTRUYE A LAS NACIONES

A. Ayes en contra de quienes destruyen
y no fueron destruidos

Isaías 33:1 dice: “¡Ay de ti que destruyes, y no has sido destruido, / y al que obra infielmente y no fue tratado con infidelidad! / Cuando acabes de destruir, serás destruido; / y cuando dejes de obrar infielmente, ellos obrarán con infidelidad contra ti”. Esto indica que todos, independientemente de su situación y de la clase de persona que sean, serán destruidos. Todos serán despedidos.

B. Al estruendo del tumulto
huyen los pueblos

Al estruendo del tumulto huyen los pueblos; las naciones fueron esparcidas al levantarse Jehová. Será recogido su botín como la oruga recoge la hierba. Se lanzarán sobre él como de una a otra parte se lanzan las langostas (33:3-4).

C. La tierra se enluta y languidece

Según el versículo 9, la tierra se enluta y languidece. El Líbano se avergüenza y se marchita; Sarón es como desierto; y Basán y el Carmelo se sacuden de sus hojas. El versículo 10 dice: “Ahora me levantaré, dice Jehová, / ahora seré exaltado; ahora seré ensalzado”. El aliento de las naciones, como fuego, los consumirá. Los pueblos serán como cal quemada, como espinos cortados que son quemados con fuego (vs. 11-12).


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