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Estudio-vida de Jacobopor Witness Lee

ISBN: 0-7363-3277-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 14 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE JACOBO

MENSAJE NUEVE

LAS VIRTUDES PRÁCTICAS
DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA

(9)

Lectura bíblica: Jac. 4:1-10

En este mensaje examinaremos lo que Jacobo dice en 4:1-10 en cuanto a cómo vencer las pasiones, el mundo y el diablo. Pero antes de hablar de estos asuntos, quisiera añadir algo breve acerca del contraste entre la sabiduría que se revela en la Epístola de Jacobo y la sabiduría que se revela en los escritos de Pablo.

DOS NIVELES DE SABIDURÍA

En 1:5 Jacobo dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos con liberalidad y sin reproche, y le será dada”. Luego, en 3:13 dice: “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en la mansedumbre de la sabiduría”. Además, en 3:17 Jacobo nos dice: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, comprensiva, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía”. Todas éstas son características de la perfección cristiana práctica según la perspectiva de Jacobo, que al parecer estaba bajo la influencia de los preceptos del Antiguo Testamento tocantes al comportamiento, la moralidad y la ética humanos (Pr. 4:5-8). Lo que Jacobo dice acerca de la sabiduría corresponde al nivel del carácter humano. Esta sabiduría no alcanza la altura de la sabiduría en cuanto al misterio escondido de la economía neotestamentaria de Dios con respecto a Cristo y la iglesia (1 Co. 2:6-8; Ef. 3:9-11).

En lo que Jacobo escribe acerca de la sabiduría, no dice ni una sola palabra con respecto a que Cristo es vida ni con respecto a que la iglesia se edifica a medida que experimentamos las riquezas de Cristo con miras a expresarle. Además, el Espíritu de Dios se menciona sólo una sola vez en el libro de Jacobo (4:5), y esto, en un contexto negativo. El espíritu humano no se menciona en absoluto. Con esto vemos que Jacobo no menciona tres asuntos cruciales en su epístola: Cristo como vida, la edificación de la iglesia mediante las riquezas de Cristo y el espíritu humano. La única vez que Jacobo menciona al Espíritu Santo de Dios, tiene que ver con la lucha en contra de la concupiscencia (v. 5). Debido a la ausencia de estos asuntos, el libro de Jacobo no llega a la altura de la sabiduría que vemos en las Epístolas de Pablo.

En su epístola, Jacobo parece presentar la sabiduría como algo que Dios nos da una vez y para siempre. En cambio, el entendimiento que Pablo tenía de la sabiduría era mucho más elevado. Él nos muestra que la sabiduría es, de hecho, Cristo mismo como corporificación de Dios, quien fue instalado en nosotros y ahora se transmite a nosotros continuamente. La instalación fue hecha de una vez y para siempre, pero la transmisión no ocurre una vez y para siempre, sino continuamente. Podemos usar una vez más la electricidad como ejemplo. La electricidad se instala en un edificio una vez y para siempre; pero después de instalada, ésta debe transmitirse continuamente al edificio desde la central eléctrica.

La sabiduría de la cual enseñaba Jacobo era algo dado por Dios, mientras que la sabiduría de la cual enseñaba Pablo es el Cristo que se transmite a nosotros continuamente. Esta transmisión divina es la impartición divina. El hecho de que la electricidad se transmita a un edificio significa que se imparte al edificio para que los que están en él la usen de diversas maneras. Este mismo principio se aplica con respecto al Cristo que es sabiduría.

Cristo es la corporificación del Dios Triuno y, como tal, fue instalado en nuestro ser tripartito para ser transmitido, impartido, a nosotros continuamente a fin de que podamos llevar una vida que exprese a Cristo, y a fin de que la iglesia, el Cuerpo de Cristo, pueda ser edificada como plenitud Suya. ¡Qué alturas las que alcanzó Pablo al escribir acerca del Cristo que es la sabiduría de Dios!

Por la soberanía de Dios, la Epístola de Jacobo figura después de las catorce epístolas escritas por Pablo. En las Epístolas de Pablo vemos una sabiduría que está en el nivel más alto. Pero en la Epístola de Jacobo vemos una sabiduría que está en otro nivel, el nivel del vivir humano.

Una vez que veamos el cuadro que nos presentan estos dos niveles de sabiduría, sabremos dónde debemos estar. Debemos estar en la economía de Dios y en la perfección cristiana práctica. Por un lado, debemos entregarnos a la economía de Dios. La economía de Dios consiste en que Cristo mismo, como corporificación del Dios Triuno, sea impartido a nosotros para la edificación de la iglesia como plenitud de Cristo. La perfección cristiana práctica está relacionada con que seamos perfectos y cabales en nuestra conducta, carácter y comportamiento, a fin de que podamos dar un testimonio positivo ante los demás, e incluso ante los ángeles y los demonios. Si alcanzamos tal perfección cristiana práctica, nadie podrá reprocharnos nada. Por causa de la economía de Dios, debemos ser personas que exhiben la perfección cristiana práctica que Jacobo nos describe en su epístola. Ahora podemos entender por qué estos dos niveles de sabiduría —uno en las Epístolas de Pablo y el otro en la Epístola de Jacobo— se revelan en el Nuevo Testamento.


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