Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 67 de 97 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE SESENTA Y SIETE

CONCLUSION

En este mensaje llegamos a la conclusión de Efesios, a 6:21-24.

I. EL APOSTOL RECOMIENDA A TIQUICO

En los versículos 19 y 20, Pablo pide a los santos que oren por él. Luego, en el versículo 21 añade: “Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y cómo me va, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor”. Esto indica que, por un lado, Pablo necesitaba que los santos oraran por él, y por otro, él tenía una verdadera preocupación por ellos y les envió a Tíquico para que les llevara información acerca de él y para que consolara sus corazones (v. 22).

Esto muestra que había una relación excelente y una buena comunión entre Pablo y los santos de Efeso. Además, en ello se ve la necesidad de que haya intermediarios como Tíquico. El apóstol, los creyentes y Tíquico eran uno. Primero, Pablo estableció un ejemplo al pedirles a los creyentes que orasen por él. Luego, les envió a Tíquico para que les llevara información en cuanto a él y para que los consolara. ¡Qué dulce y hermosa es esta práctica! Aunque en la actualidad raramente hacemos esto, deberíamos esforzarnos por practicarlo. Necesitamos esta clase de comunión.

Tíquico no fue enviado a llevar a cabo una gran obra. Al contrario, su misión era informar a los santos respecto a la situación de Pablo y consolar sus corazones. Aunque en los tiempos de Pablo no existían medios modernos de transporte, tales como los barcos de vapor o los aviones, él le pidió a Tíquico que emprendiera el largo viaje desde Roma hasta Asia Menor sólo para que visitara a los santos en su nombre. La meta de esa larga travesía era fomentar la comunión entre el apóstol y los santos. Esto es tan importante que se registró en la Palabra de Dios. El apóstol se preocupaba por la iglesia, y la iglesia se preocupaba por el apóstol. Por lo tanto, Tíquico fue enviado desde Roma hasta Asia Menor con el fin de fomentar la comunión. Hoy es necesario que en el recobro del Señor se restaure tal afectuoso interés entre los apóstoles y las iglesias. Necesitamos esta preocupación, pero no para llevar a cabo una comisión o una obra, sino sencillamente para mantener la necesaria y debida comunión. Hoy en día también se necesitan mensajeros que visiten las iglesias con el fin de llevarles información y alentar a los santos.

En el Cuerpo de Cristo necesitamos mucho más tráfico. El hecho de que el apóstol Pablo enviara a Tíquico creó una especie de tráfico. El tráfico siempre fortalece a un país. Pensemos en el impacto que han tenido las autopistas construidas por el gobierno federal. Estas son las “venas” de la prosperidad de Estados Unidos. El tráfico, aun entre grandes extensiones de terreno, fomenta el suministro y el desarrollo mutuos. Cuando yo era joven, se empleaba todo un día a pie para viajar de nuestra pequeña aldea a Chifú. Teníamos que hacer los preparativos del viaje desde un día antes para partir muy de mañana y poder llegar a nuestro destino por la tarde. Se requería tantos esfuerzos para recorrer tan pequeño tramo, que muchas personas vivían toda su vida en la aldea sin ir jamás a Chifú. Es el tráfico lo que ha hecho próspero a Estados Unidos. Además de las autopistas, las aerolíneas, con tantos vuelos que van de extremo a extremo del país, han aumentado la prosperidad de esta nación.

Cuanto más tráfico haya entre las iglesias, mejor. Cada vez que nos reunimos, se genera un tráfico. Sin este tráfico las iglesias permanecen aisladas. Si nos mantenemos alejados de las reuniones y sólo nos reunimos con unos cuantos hermanos en nuestros hogares, el tráfico se interrumpe. Esto es lo que astutamente hace el enemigo para cortar nuestras “venas”. Una vez que la sangre deja de fluir, el resultado es la muerte. Sin embargo, con el tráfico apropiado entre los santos y las iglesias, la vida se multiplica. Por consiguiente, debemos prestar atención a lo que Pablo dijo en cuanto a este asunto en el último capítulo de Efesios.

Al hablar de Tíquico, Pablo lo recomienda como un “hermano amado y fiel ministro en el Señor”. Como fiel ministro en el Señor, Tíquico era un siervo que ministraba. Como ya dijimos, él fue enviado para que diera a conocer todas las cosas a los santos y para que consolara sus corazones. Una vez más digo que esto revela la dulce comunión y la íntima preocupación que se debe restaurar en el recobro actual del Señor.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top