Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 37 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE TREINTA Y SIETE

LA LEY DE VIDA

En este mensaje abordaremos un tema muy crucial hallado en Hebreos 8: la ley de vida. El asunto más crucial mencionado en Hebreos 7 es la vida indestructible, mientras que en Hebreos 8 lo más sobresaliente es la ley de vida. Hebreos 8 se centra en la ley de vida. Aunque la frase “ley de vida”, no se menciona en este capítulo, lo que se revela aquí en esencia es la ley de vida. ¿Cómo podemos saber que la ley mencionada en Hebreos 8 es la ley de vida? Porque el versículo 10 dice que Dios impartiría Sus leyes en nuestra mente y las escribiría en nuestro corazón. Todo aquello que pueda ser impartido en nuestro interior tiene que ser vida. Algo que no sea vida jamás podría ser forjado en nuestro interior. Por lo tanto, según el contexto de Hebreos 8, la palabra ley debe denotar ley de vida. Debemos tener presente que la ley de vida es el enfoque y el corazón de todo este capítulo.

En este capítulo encontramos otras cinco cosas maravillosas: el Ministro celestial, el tabernáculo celestial, el ministerio más excelente, el mejor pacto y las mejores promesas. Las mejores promesas producen el mejor pacto, y debido a este mejor pacto tenemos al Ministro celestial, quien ejerce un ministerio más excelente en el tabernáculo celestial. Podemos resumir esto en cinco palabras: promesas, pacto, Ministro, ministerio y tabernáculo.

En el Antiguo Testamento, el tabernáculo, el sacerdocio y el antiguo pacto, es decir, la ley, fueron los elementos que se conjugaron para llevar a cabo la economía de Dios en forma de sombras y figuras. Estos tres asuntos nos describen detalladamente quién es este Ministro celestial que lleva a cabo un más excelente ministerio en el tabernáculo celestial, y cuál es el mejor pacto que se estableció sobre mejores promesas, con miras al cumplimiento de la economía de Dios, no en la forma de sombras y figuras, sino en su realidad. Por tanto, el tabernáculo celestial, el Ministro celestial y el nuevo pacto, son los elementos que se conjugan para que la economía de Dios se lleve a cabo en realidad. Éste es el tema que estudiaremos en este mensaje. El tabernáculo celestial, como hemos visto, está unido a nuestro espíritu. Además, puesto que el tabernáculo celestial está unido a nuestro espíritu, el Ministro celestial que corresponde al mejor pacto, está también unido a nuestro espíritu. Ahora mismo, conforme al mejor pacto, este Ministro celestial está cumpliendo Su deber de ministrar. La idea central aquí es que el Ministro celestial está llevando a cabo Su ministerio en el tabernáculo celestial y conforme al nuevo pacto. Este nuevo pacto, al cual se le llama aquí un mejor pacto, ha sido establecido sobre mejores promesas, que son las que encontramos en Jeremías 31. El mejor pacto incluye cuatro elementos: la impartición de la ley de vida a nuestro ser; el hecho de tener a Dios como nuestro Dios y de ser Su pueblo; la capacidad de conocer al Señor subjetivamente; y, por último, la propiciación hecha por nuestras injusticias y el perdón de nuestros pecados. Estos cuatro elementos están basados en la ley de vida. Así que en este mensaje veremos lo que es la ley de vida.

Antes de abordar el tema de la ley de vida, debemos tener en cuenta algunos asuntos que nos servirán de contexto. En años pasados hemos dicho en muchas ocasiones una frase muy crucial, y es la siguiente: El propósito eterno de Dios consiste en impartirse a Sí mismo en nosotros, a fin de que nosotros lleguemos a ser Su expresión viviente. Ciertamente Dios ha hecho esto. A pesar de que algunos elementos negativos, como Satanás y el pecado encontraron cabida en nosotros, todos estos elementos son ahora cosa del pasado gracias a la crucifixión todo-inclusiva de Cristo. El Cristo todo-inclusivo acabó con todas las cosas negativas en Su crucifixión todo-inclusiva. Por lo tanto, Satanás y el pecado han quedado atrás. Son muy pocos los cristianos que han visto que estas cosas negativas pertenecen al pasado. La mayoría de los creyentes todavía piensa que estas cosas siguen enredándolos y perturbándolos. Pero esto no es cierto, ya que estas cosas negativas han quedado atrás. Cuando todos lleguemos a la Nueva Jerusalén nos reiremos de Satanás y le diremos: “Satanás, ahora sé que tú simplemente has quedado atrás. Para mí tú no significas nada. Yo me encuentro en una nueva región, en la nueva esfera del cielo nuevo y la tierra nueva. Ahora estoy en la Nueva Jerusalén, y tú eres simplemente cosa del pasado”. ¿Qué fue lo que hizo que todas estas cosas quedaran atrás? La crucifixión todo-inclusiva de Cristo.

Nuestro nuevo nacimiento, nuestra regeneración, también ocurrió en el pasado. Nosotros fuimos regenerados hace diecinueve siglos y medio cuando Cristo resucitó de entre los muertos (1 P. 1:3). Quizás usted piense que su segundo nacimiento ocurrió hace algunos años, pero según la perspectiva de Dios, nacimos de nuevo hace diecinueve siglos y medio. Ya que nuestro nuevo nacimiento ocurrió cuando Cristo resucitó de los muertos, dicho nacimiento es un hecho pasado. Asimismo, cuando fuimos regenerados, se nos dio la capacidad de conocer a Dios subjetivamente. Esto también ocurrió hace diecinueve siglos y medio. Cada uno de estos eventos han venido a ser hechos consumados que nos han sido otorgados como legados. Si nuestros ojos han sido abiertos, en lugar de orar simplemente diremos: “Señor, te doy gracias por todo lo que me has legado. Gracias por Tu testamento. Simplemente lo acepto, lo recibo y lo disfruto”.

Si viéramos que el Nuevo Testamento es de hecho un testamento, un legado, predicaríamos el evangelio de la manera más elevada. Le diríamos a la gente: “Amigos, queremos presentarles un testamento, un legado. Se trata del testamento que nos dejó Jesucristo. En este testamento hay muchos legados que son suyos. Uno de estos legados es que el Señor quitó todos sus pecados. Aun antes de que usted pecara, sus pecados ya habían sido perdonados por Dios y quitados para siempre. Otro legado es que antes de que usted naciera de sus padres, hace diecinueve siglos y medio, usted experimentó un segundo nacimiento, y la vida divina le fue impartida. No importa si usted entiende esto o no. Lo único que necesita hacer es recibir este legado y darle gracias al Señor. Dígale: ‘Gracias Señor por el testamento y por los legados. Gracias Señor por perdonar mis pecados y por regenerarme’”. Cuanto más los recién salvos le agradezcan al Señor por Su testamento, por el perdón de los pecados, por la regeneración y por todos los demás legados, más unción tendrán y más riquezas de la vida obtendrán. Ésta es la manera más elevada de predicar el evangelio. Si queremos predicar el evangelio de esta manera, necesitamos tener una visión clara acerca del testamento, y también requerimos del poder del Espíritu y de Su unción. Cuando predicamos el evangelio de esta manera tan elevada, nadie lo rechazará. Al contrario, la gente lo recibirá con alegría y dirá: “¡Alabado sea el Señor! Gracias Señor por darme todos estos legados”. Si un pobre pecador hiciera esto, de inmediato se convertiría en millonario. Espero que un día veamos esta manera tan elevada de predicar el evangelio.


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