Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 143 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO CUARENTA Y TRES

LA SANTIFICACION DE AARON Y DE SUS HIJOS
PARA SER LOS SACERDOTES
(11)

Lectura bíblica: Ex. 29:29-46

En los mensajes anteriores vimos que en la santificación de Aarón y de sus hijos para servir a Dios como sacerdotes, habían cuatro puntos importantes. Tres de estos puntos están relacionados con los sacerdotes y uno se relaciona con Dios. Los tres puntos relacionados con los sacerdotes son el lavamiento, el ser vestidos y el ser satisfechos. En cuanto a Dios es el prepara la comida para El y alimentarlo a fin de que sea satisfecho. Los “víveres” que se usaban en la preparación de la comida para Dios incluyen tres cosas de la vida animal: un becerro y dos corderos; y tres más de la vida vegetal: la harina, el aceite y el vino. Sabemos que la harina proviene del trigo, el aceite de las olivas y el vino de la vid.

LA FUNCION DE LA OFRENDA POR EL PECADO

Ya vimos que el becerro ofrecido como la ofrenda por el pecado no era la comida para Dios directamente. Más bien, éste era para la expiación, par ala propiciación. Esto quiere decir que se ofrecía para establecer la paz. A diario necesitamos criar a Cristo como un becerro para una ofrenda por el pecado. Esto significa que necesitamos practicar todos los días el ofrecer Cristo a Dios como la ofrenda por el pecado debido a nuestra naturaleza y ser pecaminosos.

Cuando invitamos a otros a nuestra casa para comer, nos gusta tener todo limpio y ordenado. Entonces, cuando todo está preparado apropiadamente, nuestros invitados y nosotros podremos disfrutar de la comida en paz. Esto demuestra la función de Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Esta ofrenda por el pecado tipificada por el becerro que se ofrece a Dios en Exodo 29, clarifica la situación entre Dios y nosotros. El problema básico entre Dios y nosotros es nuestro pecado. Debido a la caída, el pecado entró en la humanidad y como resultado fuimos constituidos pecado. Por tanto, en realidad somos pecado. Segunda Corintios 5:21 dice que El fue hecho pecado por nosotros . Según Romanos 8:3, Cristo, el Hijo de Dios, vino en semejanza de carne de pecado y en cuanto al pecado. Aún más, este versículo revela que cuando Cristo fue a la cruz, Dios condenó al pecado en la carne. Por lo tanto, Cristo fue hecho pecado por nosotros, y Dios condenó al pecado en la carne.

A los ojos de Dios, el pecado, que se origina de Satanás y el cual entró en el hombre, es el elemento de nuestra naturaleza caída y del viejo yo. De hecho, nosotros mismos somos pecado. Cristo se hizo pecado y llevó la carne de pecado a la cruz, donde Dios condenó al pecado en la carne. Por lo tanto, ante Dios, ya el pecado ha sido terminado.

Si lee el Nuevo Testamento con detenimiento, verá que en ninguna parte dice que Cristo llevó nuestro pecado a la cruz. Más bien, el Nuevo Testamento dice que El llevó nuestros pecados. Por ejemplo: Hebreos 9:28 dice que Cristo fue “ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”. Primera Pedro 2:24 dice que Cristo “llevó El mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero”. En cuanto al pecado, el Nuevo Testamento dice que fue quitado o quitado de en medio. Según Juan 1:29, Juan el Bautista declaró: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Al hablar de Cristo, Hebreos 9:26 dice: “Se ha manifestado para quitar de en medio el pecado por el sacrificio de Sí mismo”. Como ya mencionamos, Romanos 8:3 dice que Dios condenó al pecado. Conforme a estos versículos, ya se ha terminado con el pecado. Ya fue condenado, quitado y hasta quitado de en medio.

EL PECADO NO FUE ERRADICADO

Al momento de nuestra salvación, arrepentimiento, conversión y regeneración, Dios no erradicó nuestra naturaleza pecaminosa. Este tipo de salvación estaría en contra de la economía de Dios. Cuando nos arrepentimos, Dios perdonó nuestros pecados. También vino a nuestro espíritu para regenerarnos con Su Espíritu. Sin embargo, El no erradicó el pecado que está en nosotros. Aunque hemos sido perdonados, lavados con la sangre preciosa de Cristo y regenerados por el Espíritu, aún tenemos la vieja naturaleza, de la primera creación. Por un lado, somos una nueva creación y tenemos una nueva naturaleza; por otro lado, todavía estamos en la primera creación con nuestra vieja naturaleza. Por lo tanto, necesitamos que se nos recuerde que en nuestra vieja naturaleza, la carne, todavía somos pecaminosos. Necesitamos darnos cuenta de que somos pecado.

Algunos cristianos se afierran al concepto de la erradicación del pecado o a la doctrina de la santidad absoluta. Algunos enseñan que una vez un creyente recibe el bautismo del Espíritu Santo, es completamente santo y ya no puede pecar. Además, por medio de aceptar tales enseñanzas dan excusas a cosas pecaminosas llamándolas debilidades o faltas. En algunos casos, este tipo de personas han cometido grandes pecados. Según la Biblia, somos una nueva creación en Cristo, pero en nuestra naturaleza caída todavía estamos en la vieja creación. Si, poseemos la vida eterna, la naturaleza divina y el Espíritu Santo. Esto significa que Dios mismo está en nosotros. Pero, todavía tenemos al viejo hombre, la vieja creación y la carne. Por lo tanto, en nosotros siempre está presente la posibilidad de caer en pecado. Necesitamos estar conscientes de que todavía somos pecaminosos.

Conforme a la tipología en el libro de Exodo, todos los días tenemos que ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda por el pecado. Los siete días que se mencionan en Exodo 29 representan un período de tiempo completo, es decir, toda nuestra vida cristiana. Hasta que hayamos experimentado la transfiguración, la redención de nuestros cuerpos, continuamente necesitaremos la ofrenda por el pecado. A diario necesitamos recordarnos que somos pecado y que necesitamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado a fin de resolver la situación que existe entre Dios y nosotros.

Cuando usamos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, se resuelve el problema entre Dios y nosotros, y somos limpiados. Ya que Dios esté en paz mediante Cristo como la ofrenda por el pecado, podemos estar en paz. Ahora en una atmósfera de paz, podemos servirle la comida a Dios.


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