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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 36 de 120 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE TREINTA Y SEIS

LA CUARTA CAIDA DEL HOMBRE

F. La cuarta caída

En este mensaje llegamos al capítulo once de Génesis. Según el relato divino del libro de Génesis, la humanidad pasó por cuatro caídas. La primera caída fue la de Adán en el capítulo tres, la segunda fue la de Caín en el capítulo cuatro, y la tercera fue la de una generación torcida y perversa antes del diluvio mencionado en el capítulo seis. Ahora, en el capítulo once, vemos la cuarta caída del hombre (vs. 1-9). Estas cuatro caídas fueron consecutivas. En esta cuarta caída, queda manifiesta la astucia del enemigo. Esta caída se produjo después del diluvio. Ocurrió en la nueva tierra después de la restauración de la vida humana bajo la autoridad de Noé. Como ya hemos comentado, esa vida tipificaba la vida en resurrección. La cuarta caída del hombre tenía este trasfondo.

1. La causa

Detrás de cada una de las cuatro caídas había un origen único y común: Satanás, el enemigo de Dios. Usted preguntará: “¿Acaso no es Dios el Todopoderoso? ¿Entonces por qué no destruyó a ese enemigo? Le habría sido muy fácil hacerlo”. Sin embargo, aun el enemigo de Dios resulta, por lo menos en una pequeña medida, útil para la economía de Dios. Aunque la economía de Dios tiene muchas cosas positivas, necesita algunas cosas negativas que le sirvan de contraste. Satanás es una de las cosas negativas.

Muchos filósofos han escrito libros acerca de la condición del hombre sobre la tierra. Sus escritos están llenos de insensateces; ninguno de ellos dio en el blanco. Pero cuando llegamos a la Biblia, encontramos que está llena de hechos y de revelación divina. No se desperdicia ninguna palabra. Por ejemplo, los primeros dos capítulos de Génesis revelan el propósito de Dios y la relación entre Dios y el hombre. En los siguientes ocho capítulos y medio, de Génesis 3 a la mitad de Génesis 11, encontramos el relato de las cuatro caídas del hombre. En la cuarta caída el hombre cayó a lo más bajo. Ninguna caída puede ser peor. Esto significa que en la cuarta caída del hombre, Satanás, el enemigo de Dios, produjo los peores estragos. El no puede hacer nada más. El hizo todo lo posible dentro de sus límites, usando todos los medios disponibles para provocar la cuarta caída del hombre.

a. La instigación de Satanás

Satanás instigó una rebelión en el corazón del hombre contra Dios. Por consiguiente, la cuarta caída fue una completa rebelión. La primera rebelión, a pesar de contener un pequeño elemento de rebelión, no fue una rebelión en sí, sino mayormente una caída. Pero la última caída del hombre fue verdaderamente una rebelión instigada por Satanás. La cuarta caída, igual que las tres anteriores, tenía los dos factores de Satanás y el hombre. En esta caída Satanás fue la verdadera causa, porque instigó una rebelión dentro del hombre en contra de Dios. En cierto sentido, creó una rebelión en el corazón del hombre. En todas las caídas del hombre, éste cayó por lo menos de tres niveles. Ahora debemos examinar cada uno de ellos.

1) El hombre cae de la presencia de Dios
a su propia conciencia

El primer nivel consistió en que el hombre cayó de la presencia de Dios a su propia conciencia. Esto significa que el hombre descendió del gobierno divino a su propio gobierno. Génesis 2 revela que después de que Dios creó al hombre, lo puso delante de Sí. El hombre estaba en la presencia de Dios, y no había ninguna barrera entre Dios y él; no había ninguna separación ni obstáculo. El hombre estaba en la presencia directa de Dios. En un sentido positivo, el hombre era directamente gobernado por la presencia de Dios.

Como vimos en el mensaje diez, cuando Dios creó al hombre, lo hizo de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. El espíritu estaba directamente relacionado con la presencia de Dios, el alma estaba bajo la dirección del espíritu humano, y el cuerpo bajo el control del alma. Originalmente el espíritu humano estaba bajo el control de la presencia de Dios, su alma bajo el control de su espíritu, y su cuerpo bajo el dominio de su alma. Tal era la condición del hombre al principio. En el principio, la presencia de Dios era la esencia que controlaba. Podemos llamar así al gobierno divino. Antes de la caída, el hombre creado que aún no había caído se encontraba directamente bajo el gobierno divino. En aquel tiempo, el hombre ni siquiera era controlado por algo que proviniera de Dios. Estaba controlado directamente por la presencia de Dios. ¡Cuán maravilloso era eso! Me gusta ser controlado por la presencia de alguien. Si los hermanos me dicen unas palabras dirigiéndome a hacer ciertas cosas, me sentiría bastante mal. No me gustaría ser controlado por sus palabras; preferiría ser guiado por su presencia. Por ejemplo, en la vida matrimonial, las esposas a menudo son controladas por la presencia de sus maridos. Esto es muy placentero. Lo observé con frecuencia cuando me invitaban a cenar con una familia. El marido no tenía que decir nada a su esposa. Al mirar ella los ojos de su marido, sabía exactamente lo que debía hacer. Con una sola mirada al rostro de su marido, ella sabía que era tiempo de servir el té. Es bueno ser gobernado y dirigido por la presencia de los seres queridos.

Al principio el hombre estaba bajo el control de la presencia de Dios, del cual cayó a su propia conciencia. Este asunto de la conciencia ha sido un problema para la mayoría de los estudiantes de la Biblia, porque nadie ha podido determinar si Dios le dio una conciencia al hombre cuando lo creó. No hay ningún relato al respecto. Como resultado, muchos estudiantes de la Biblia han llegado a la conclusión de que el hombre no tenía conciencia antes de su primera caída. Pero debemos creer que desde el principio había en el hombre un elemento creado por Dios, que más tarde vino a ser la conciencia del hombre. El elemento de la conciencia estaba dentro del hombre desde la creación, pero la función de la conciencia sólo se desarrolló después de la caída, cuando Adán y Eva participaron del árbol del conocimiento del bien y el mal y sus ojos fueron abiertos. Inmediatamente, cuando se abrieron sus ojos, su conciencia empezó a funcionar. Dios es soberano y previsivo. Cuando creó al hombre, lo acondicionó para que tuviera conciencia. El elemento de la conciencia estaba presente en el hombre, pero su función no se ejerció hasta que el hombre fue seducido por Satanás y cayó. Cuando sucedió esta caída, la conciencia empezó a funcionar.

Considere el ejemplo de una alarma contra robo. Un sistema de alarma se instala en un edificio, pero sólo funciona en caso de que traten de robar. Si no hay ningún intento de robo, la alarma no ejerce su función. Pero cuando se produce un robo, la alarma se activa inmediatamente. Este es un ejemplo del elemento de conciencia que hay en el hombre, elemento que fue puesto en él cuando fue creado. Fue instalado en el edificio humano cuando Dios lo creó. Pero la conciencia, ya presente en el hombre, tenía que esperar el momento propicio para funcionar. Ese momento se dio cuando el hombre cayó por primera vez. Cuando se produjo esa caída, la conciencia empezó a funcionar inmediatamente, y Adán y Eva se dieron cuenta de que estaban desnudos (3:7). Se sintieron avergonzados. Ese fue el comienzo de la función de la conciencia humana.

Es bueno que los seres humanos pueden sentirse avergonzados. Si yo robara algún objeto y me jactara de ello, sería una cosa terrible. Si robara algo, debería sentirme avergonzado. Pero mucha gente hoy en día no siente ninguna vergüenza; no se siente avergonzada por sus maldades. Sin embargo, la vergüenza protege a los hombres caídos; forma parte de la función de nuestra conciencia. Si tenemos una conciencia genuina, buena y limpia, siempre nos avergonzaremos cuando nuestras acciones sean sucias o inmorales. Ella es una excelente protección.

La función de la conciencia ha preservado el linaje humano en toda la historia. El mero hecho de confiar en las leyes, los tribunales y la policía no es suficiente. Se necesita una obra detallada, interior y profunda: la función de la conciencia. La función de la conciencia no sólo nos condena, sino que también nos permite sentir vergüenza. ¡Cuánto se ha deteriorado la condición humana en los últimos cincuenta años! Ahora la inmoralidad es pública. Incluso algunas personas se jactan de su inmoralidad sin sentir ninguna vergüenza. Parece que no tuvieran conciencia. Son semejantes a los animales. ¿Qué diferencia hay entre el hombre y los animales? El hombre tiene una conciencia que le da un sentido de vergüenza. Los animales no tienen esa conciencia. Esto forma parte de la soberanía de Dios en Su administración sobre el hombre. En la primera caída, el hombre cayó de la presencia de Dios a su propia conciencia. Caer de la presencia de Dios fue realmente lamentable. Pero aun habiendo bajado a la conciencia, ésta seguía siendo una salvaguarda.


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