Información del libro

Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 114 de 120 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE CIENTO CATORCE

EL SECRETO DE LA LIBERACION
Y EXALTACION DE JOSE

Este mensaje es un paréntesis que trata de la clave de la liberación y exaltación de José.

I. JOSE LLEGA A LA DEBIDA EDAD
DESPUES DE SUFRIR OTROS DOS AÑOS

Cuando algunas personas leen el capítulo cuarenta, tienen el deseo de hablar al Señor en nombre de José y preguntarle por qué mantuvo a José en la cárcel tanto tiempo. José tenía diecisiete o dieciocho años de edad cuando fue encarcelado, y tenía unos veintiocho cuando interpretó los sueños de sus dos compañeros de cárcel. El estuvo en el calabozo por lo menos diez años antes de la liberación de sus compañeros, pero sus propios sueños todavía no se habían cumplido. Quizá ustedes digan: “Señor, esto es demasiado. Probaste a José diez años ya. ¿Por qué no lo liberaste cuando sus dos compañeros salieron de la cárcel? Después de que José hubo interpretado el sueño del copero, le pidió que se acordara de él. Pero el copero se olvidó de José, y no sucedió nada. Señor, los hombres son olvidadizos. Pero Tú eres Dios, y Tú no puedes olvidar nada. ¿Por qué mantuviste a José en la cárcel otros dos años?”. Un día recibí iluminación y vi que José permaneció en la cárcel otros dos años (41:1) porque él necesitaba llegar a los treinta años de edad (41:46).

Hoy en día muchos jóvenes esperan ser liberados de su jaula en cuanto cumplan los dieciocho años. Pero según la Biblia, para eso debemos llegar a los treinta años de edad, y no a los dieciocho ni siquiera a los veintiocho. Los que servían a Dios como sacerdotes empezaban a hacerlo de lleno a la edad de treinta años (Nm. 4:3). Los menores de treinta años eran aprendices, y no desempeñaban plenamente el oficio de sacerdotes (Nm. 8:24). Cuando el Señor Jesús empezó a ministrar, también tenía treinta años de edad (Lc. 3:23). Por tanto, si José hubiese llegado al trono a la edad de veintiocho años, no habría tipificado a Cristo en este asunto. El debía tener treinta años de edad. Después de ver eso, quedé convencido de que estos dos años adicionales eran necesarios para hacer apto a José. Si él no se hubiese quedado allí dos años más, no habría llegado a la edad necesaria.

Jóvenes, por mucho que dure su prueba, no se desanimen. Deben reconocer que dicha prueba proviene de Dios. Nadie puede subir al trono sin ser probado antes. Nos gusta ser entronizados inmediatamente, pero Dios dice: “No ha llegado el tiempo. No me hables del trono. Debes ser echado al calabozo”. Si usted busca al Señor, El lo pondrá en un calabozo. Es posible que todos los que lo rodean: su esposa, sus hijos, los ancianos y los hermanos y hermanas, tengan la intención de respetarle; no obstante, todo lo que hacen sólo sirve para ponerlo en un calabozo. No tenemos nada que decir al respecto. Sin calabozo, no podemos ascender al trono. No intente escaparse del calabozo; quédese allí hasta que se gradúe y reciba la corona. Se necesitan esos últimos dos años.

Mi intención no es ponerlo a usted en un calabozo, y ustedes tampoco tienen la intención de hacerme eso a mí, pero lo que sucede en realidad es que nos echamos mutuamente al calabozo. Cuando usted se casó, ¿trató de poner a su esposa en un calabozo? Obviamente usted no tenía esta intención. Sin embargo, eso fue lo que hizo. Nosotros metemos a los demás en un calabozo sin tener la intención de hacerlo ni estar conscientes de ello. Mis hijos han hecho esto conmigo. A veces me dicen cuánto me aman, pero dentro de mí, digo: “Tu amor me pone en un calabozo”. En todo caso, debemos decir: “¡Aleluya por el calabozo! Aunque he estado aquí durante diez años, debo permanecer otros dos”. Repito que uno no debe tratar de escaparse del calabozo. Debe quedarse allí y hacerlo de manera gloriosa, alabando al Señor, y no crujiendo los dientes.

La señora Guyón podía alabar al Señor en su calabozo. Ella escribió un poema en el cual se compara con un pájaro en una jaula. Aquí está la primera estrofa:

Soy un pajarito,
    Aislado de los campos y los aires,
Y en mi jaula me quedo, y canto
    Para Aquel que me puso aquí;
Seré un alegre prisionero,
Porque eso te complace, Dios.

La señora Guyón llegó a amar su jaula y la estimó, aunque era su calabozo.

Si José no se hubiera quedado en el calabozo durante doce años, no habría sido apto para gobernar el país de Egipto. Para ello, él tenía que cumplir la edad de treinta años. Estos doce años en el calabozo hicieron una gran obra en él, no por medio de una educación objetiva, sino por el sufrimiento y la disciplina que experimentó. Sea paciente; con el tiempo estará calificado para gobernar. Pero si usted quiere ser apto, debe quedarse en el calabozo otra temporada.


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