Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 50 de 97 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE CINCUENTA

ANDAR EN AMOR Y EN LUZ

En este mensaje llegamos a 5:1-14, un pasaje de Efesios que abarca el cuarto aspecto de un andar digno del llamamiento de Dios, a saber, andar en amor y en luz.

I. SED IMITADORES DE DIOS COMO HIJOS AMADOS

El versículo 1 dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Pablo habla en un tono imperativo, es decir, da un mandato; nos ordena que seamos imitadores de Dios. ¡Qué hecho tan glorioso que por ser hijos amados de Dios podamos ser imitadores de El! Como hijos de Dios, tenemos Su vida y Su naturaleza. Nosotros imitamos a Dios no por nuestra vida natural, sino por Su vida divina. Es por medio de la vida de nuestro Padre, que nosotros Sus hijos podemos ser perfectos como El (Mt. 5:48).

Según el Nuevo Testamento, los creyentes somos hijos de Dios, y como tales, tenemos Su vida. Juan 1:13 dice que nosotros nacimos de Dios. Nacer de Dios equivale a recibir la vida de Dios. Además, 2 Pedro 1:4 declara que somos participantes de la naturaleza divina. Puesto que tenemos la vida y la naturaleza divinas, podemos ser imitadores de Dios. Imitar a Dios de esta manera es muy diferente a adiestrar a un mono para que imite a un humano. El mono no tiene la vida ni la naturaleza humanas; en cambio nosotros tenemos la vida y la naturaleza divinas, y por tanto, podemos ser imitadores de Dios.

II. ANDAR EN AMOR

En el versículo 2 Pablo da otro mandamiento: “Andad en amor”. Así como la gracia y la verdad [realidad] son los elementos básicos en 4:17-32, el amor (5:2, 25) y la luz (5:8, 9, 13) son los elementos básicos de la exhortación del apóstol en 5:1-33. La gracia es la expresión del amor, y el amor es la fuente de la gracia. La verdad es la revelación de la luz, y la luz es el origen de la verdad. Dios es amor y Dios es luz (1 Jn. 4:8; 1:5). Cuando Dios se expresa y se revela en el Señor Jesús, Su amor se convierte en gracia, y Su luz, en verdad. Después de que, en el Señor Jesús, recibimos a Dios como la gracia y le conocemos como la verdad, acudimos a El y disfrutamos de Su amor y Su luz. El amor y la luz son más profundos que la gracia y la verdad. Por lo tanto, el apóstol primero tomó la gracia y la verdad como elementos básicos de su exhortación, y luego, el amor y la luz. Esto implica que él quería que nuestro andar diario fuera más profundo, y que avanzara de los elementos exteriores a los interiores.

El amor es la sustancia interna de Dios, mientras que la luz es el elemento de la expresión de Dios. El amor de Dios, el cual es interno, se puede sentir, y Su luz, la cual es externa, se puede ver. Nuestro andar diario debe estar constituido de la sustancia amorosa de Dios y de Su elemento resplandeciente. Estos deben ser la fuente interna de nuestro andar. El amor y la luz son más profundos que la gracia y la verdad.

Pablo nos manda a que andemos en amor, como también Cristo nos amó y “se entregó a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (5:2). En 4:32 el apóstol presenta a Dios como el modelo de nuestro andar cotidiano, mientras que en esta sección, presenta a Cristo como ejemplo de nuestro vivir. En 4:32 Dios en Cristo es nuestro modelo, pues en este versículo se toman la gracia y la verdad de Dios expresadas en la vida de Jesús, como elementos básicos. Conforme a 4:32, nosotros debemos perdonar a otros así como Dios en Cristo nos perdonó; lo cual significa que Dios es nuestro ejemplo. Pero en el capítulo cinco, Cristo mismo es nuestro ejemplo, pues en esa sección, los elementos básicos son el amor que Cristo nos expresa (vs. 2, 25) y la luz que hace resplandecer sobre nosotros (v. 14). Cristo, quien nos amó y se dio a Sí mismo por nosotros, es el ejemplo de lo que es andar en amor.

Pablo dice que Cristo “se dio a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. En la Biblia, una ofrenda y un sacrificio son dos cosas distintas. La ofrenda se presenta para que el oferente tenga comunión con Dios, mientras que el sacrificio tiene como fin redimir del pecado. Cristo se dio a Sí mismo por nosotros como ofrenda para que tuviéramos comunión con Dios, y se ofreció en sacrificio para redimirnos del pecado.

Cristo nos amó y se entregó a Sí mismo por nosotros. Aunque se entregó por nosotros, fue un olor fragante para Dios. Al seguir Su ejemplo, no sólo debemos andar en amor por el bien de otros, sino también para que nuestra vida sea un olor fragante para Dios.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top