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Estudio-vida de Deuteronomiopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6649-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 23 de 30 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE DEUTERONOMIO

MENSAJE VEINTITRÉS

LA LEY ES PROCLAMADA NUEVAMENTE

(16)

Lectura bíblica: Dt. 23:9-14, 17-18, 24-25; 24:5, 8-9; 25:17-19; 26:16-19

En este mensaje, el último en cuanto a la proclamación que se hizo nuevamente de la ley, abarcaremos otros estatutos generales y ordenanzas.

R. Con respecto a mantener limpio
el campamento

Deuteronomio 23:9-14 habla de mantener limpio el campamento. Cuando los hijos de Israel salían como ejército contra sus enemigos, ellos debían guardarse de toda cosa mala, sobre todo de los desechos de sus cuerpos físicos (vs. 9-13). Jehová su Dios andaba en medio de su campamento para rescatarlos y para entregar a sus enemigos delante de ellos; por consiguiente, su campamento debía ser santo (v. 14). Esto indica que en la iglesia, el campamento donde Dios combate hoy en día, todo tiene que estar limpio.

Un campamento es un grupo de personas que conforman un ejército para combatir. Si el campamento no está limpio y en orden, ¿cómo podrá combatir el ejército? Que el ejército pueda pelear o no depende de cómo los miembros del ejército cuidan del campamento. Un campamento limpio y ordenando es señal de un ejército fuerte y disciplinado. Como ejército de Dios hoy, debemos conservar limpio y en buen orden nuestro campamento. En esto consiste nuestro entrenamiento y nuestra disciplina, los cuales nos capacitan para combatir.

S. Con respecto a las rameras y los perros

No debía haber prostituta de culto pagano entre las hijas de Israel, ni debía haber prostituto de culto pagano entre los hijos de Israel (v. 17). No debían traer la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová por ningún voto, porque ambos eran abominación a Jehová (v. 18). Aquí el término perro se refiere a un prostituto o sodomita.

T. Con respecto a los productos
alimenticios del vecino

Cuando los hijos de Israel entraban en la viña de su prójimo, ellos podían comer uvas, mas no podían poner ninguna en su cesta (v. 24). Si ponían uvas en su cesta, eso mostraría que eran codiciosos. Asimismo, cuando entraban a la mies de su prójimo, podían arrancar espigas con su mano, mas no debían aplicar la hoz a la mies de su prójimo (v. 25). Aplicar la hoz también habría sido una señal de que eran codiciosos. Estos versículos indican que debemos atender a nuestra necesidad y no ser codiciosos. Debemos aprender a ser restringidos en toda clase de búsqueda.

U. Con respecto al varón recién casado

En 24:5 se habla con respecto al varón recién casado. El hombre recién casado no debía salir con el ejército ni se le debía imponer ninguna otra obligación. Él debía estar libre en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó. La preocupación que se muestra aquí es muy humana.

A Dios le agrada ver que un hombre y una mujer se unan en matrimonio con miras a reproducirse. El matrimonio tiene como finalidad la existencia del hombre y su reproducción. Por consiguiente, debemos honrar el matrimonio y no dañarlo. Dios nos anima a casarnos, y cualquier manera por la cual pudiéramos dañar el matrimonio es detestable para Él.

A Dios le agrada ver que los jóvenes se unan en matrimonio, y le agrada aún más ver que se reproduzcan. Inmediatamente después que Dios creó al hombre, le mandó: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (Gn. 1:28), o sea, le mandó que llenara la tierra de seres humanos. Esto indica que debemos casarnos debidamente conforme al propósito de Dios y para el propósito de Dios. El propósito de Dios en el matrimonio consiste en usarnos para mantener en la tierra la existencia de la humanidad. Hasta el día de hoy, al final del siglo, Dios sigue necesitando más personas. Hay parejas que no desean tener hijos porque no quieren molestias. El que una pareja no tenga hijos no se conforma a lo que Dios ha establecido. Dios ha establecido que los seres humanos se casen y se reproduzcan.

Dios también desea que seamos fructíferos en la vida de iglesia al predicar el evangelio a los pecadores para que sean salvos y regenerados. Si somos estériles espiritualmente, esto es una vergüenza a los ojos de Dios. Dios aborrece la esterilidad y la falta de fruto, pero le alegra ver que seamos productivos y fructíferos espiritualmente.


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