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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 72 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE OCHO

LA PROPAGACION EN JERUSALEN,
JUDEA Y SAMARIA MEDIANTE EL MINISTERIO
DE LA COMPAÑIA DE PEDRO

(3)

Lectura bíblica: Hch. 2:1-13

En este mensaje estudiaremos el tema de hablar en lenguas. Este tema se encuentra implícito en la profecía de Joel, la cual se cumplió en el día de Pentecostés.

UN SIMBOLO DEL LENGUAJE HABLADO

Hechos 2:3 dice: “Y se les aparecieron lenguas, como de fuego, que se repartieron asentándose sobre cada uno de ellos”. Estas “lenguas” son un símbolo del lenguaje hablado, y denota que el Espíritu económico de Dios, el Espíritu de poder, tiene como fin primordial hablar. El es el Espíritu que habla.

El versículo 3 declara que lenguas, como de fuego, se repartieron asentándose sobre cada uno de los ciento veinte. En este versículo, “fuego” simboliza el poder ardiente que hay en el mover económico de Dios para purificar y motivar. El hecho de que el verbo “asentandose” esté en singular indica que sobre cada unos de ellos se asentó una lengua.

TODOS FUERON LLENOS DEL ESPIRITU SANTO

Hechos 2:4 dice: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les daba expresarse”. La palabra “todos” modifica solamente a “llenos”, de la primera cláusula, no a “comenzaron a hablar”, de la segunda cláusula. Por tanto, no puede usarse como evidencia de que todos los discípulos que fueron llenos del Espíritu Santo hablaron en lenguas.

No todos hablaban en lenguas

Debemos leer el versículo 4 con detenimiento y prestar atención a la puntuación. Observe la coma después de “Espíritu Santo”. Leamos: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas según el Espíritu les daba expresarse”. La coma después de “Espíritu Santo” nos ayuda a ver que “todos” no modifica la expresión “comenzaron a hablar”. Aquí tenemos dos predicados: “fueron llenos” y “comenzaron a hablar”. Necesitamos perspicacia para saber si “todos” modifica a ambos predicados o solamente al primero. Si modifica a ambos predicados, entonces el versículo 4 declararía que todos hablaron en lenguas, pero si sólo modifica al primero, entonces indica que todos fueron llenos del Espíritu Santo, pero que no todos hablaron en lenguas. Si Lucas hubiese deseado especificar que todos hablaban en lenguas, él habría usado nuevamente la palabra “todos” antes de la palabra “comenzaron”.

La gramática nos muestra que el versículo 4 no indica que todos los que fueron llenos del Espíritu Santo comenzaron a hablar en diversas lenguas. Supongamos que dijésemos: “Todos los santos vinieron a la reunión, y empezaron a orar”. ¿Significaría eso que todos oraron? Ciertamente no. Asimismo el versículo 4 tampoco declara que todos los que fueron llenos del Espíritu Santo hablaron en lenguas.

Los que hoy abogan por hablar en lenguas insisten en que la palabra “todos” en 2:4 modifica tanto al segundo predicado como al primero. Apoyandose en este versículo, ellos afirman que en el día de Pentecostés cada uno de los ciento veinte habló en lenguas. No obstante, después de estudiar mucho este versículo, estoy seguro de que la palabra “todos” no modifica al segundo predicado. Antes bien, esta palabra indica solamente que todos y cada uno de los ciento veinte fueron llenos del Espíritu Santo. Por tanto, el versículo 4 no afirma que todos hablaron en lenguas.

Un idioma comprensible

Las lenguas mencionadas en 2:4 eran dialectos (vs. 6-8). Los discípulos eran galileos (v. 7) pero hablaron los diferentes dialectos extranjeros de los que habían venido de varias partes del mundo. Esto es una prueba contundente de que hablar en lenguas debe hacerse en un idioma comprensible, y no simplemente emitiendo sonidos con la boca. Ademas, la palabra griega traducida “hablar” en el versículo 4 es una “palabra especial, escogida deliberadamente para denotar una expresión clara y audible” (Vincent).

Ya dijimos que las lenguas del versículo 4 eran dialectos. Los versículos 5-8 declaran al respecto: “Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones devotos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propio dialecto. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestro dialecto en el que hemos nacido?” Los judíos mencionados en el versículo 5 eran devotos y venían de su dispersión a Jerusalén para celebrar la fiesta del día de Pentecostés. Los prosélitos del versículo 10 eran gentiles que se habían convertido al judaísmo (6:5; 13:43). En los versículos 6-8, aparece la palabra “dialecto”, un sinónimo de “lengua” del versículo 4.

Según el versículo 11 el pueblo exclamó: “Les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. La palabra griega traducida “lenguas” es glóssa y se refiere a dos cosas en este capítulo: al órgano del habla (v. 3) y a dialectos (vs. 4, 11). Esta misma palabra se tradujo como “dialectos” en los versículos 6 y 8. Esto presenta una clara evidencia de que hablar en lenguas no consistía meramente en emitir sonidos con la voz; sino más bien, en un dialecto conocido, porque las lenguas que hablaron los discípulos eran diferentes dialectos. En este sentido, las lenguas y los dialectos son sinónimos y se usan de modo intercambiable en estos versículos.

Los que propagan el hablar en lenguas insisten en que no es necesario que las lenguas sean un idioma humano comprensible. Ellos alegan que para hablar en lenguas sólo basta con emitir sonidos. Esto lo dicen porque hoy muchas de las supuestas lenguas no son dialectos sino sonidos sin sentido. No obstante, las lenguas que se hablaron el día de Pentecostés fueron un milagro del Espíritu Santo. Por consiguiente, los galileos hablaron en lenguas el día de Pentecostés sin acento galileo. “Cada uno les oía hablar en su propia lengua”. Aunque las lenguas que se hablaron ese día eran dialectos, es probable que usted no llegue a oír hoy ningún dialecto en las reuniones que se organizan para hablar en lenguas.

Un día, en 1936, hablé con un destacado misionero del movimiento pentecostal acerca de estos versículos de Hechos 2. Usando el interlinear griego del Nuevo Testamento, le mostré que el término glóssa tiene dos sentidos en este pasaje: denota la lengua, o sea, el órgano del habla, y también significa dialecto. El no pudo responder; sólo me dio unas palmaditas en la cabeza y dijo: “Su cabeza es demasiado grande”.

Yo mismo practiqué lo que llaman hablar en lenguas y también intenté ayudar a otros a hacerlo, pero abandoné esta práctica después de hablar con este misionero. Me di cuenta de que lo que llaman hablar en lenguas no es el hablar milagroso en el que se usa un dialecto, sino que en su mayor parte es algo producido por el hombre. Lo que queremos recalcar es que las lenguas habladas el día de Pentecostés eran dialectos genuinos y no solamente sonidos producidos con la boca.


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