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Estudio-vida de Romanospor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2929-3
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ESTUDIO-VIDA DE ROMANOS

MENSAJE VEINTICINCO

LA TRANSFORMACIÓN REALIZADA
AL PONER EN PRÁCTICA LA VIDA DEL CUERPO

(1)

En este mensaje llegamos a la sección más práctica del libro de Romanos, a saber: la sección sobre la transformación (12:1—15:13). La transformación tiene como finalidad la práctica concerniente a la vida. Ya vimos que la santificación tiene como finalidad el proceso concerniente a la vida. Desde el momento en que fuimos justificados hemos participado del proceso concerniente a la vida, el cual nos santificará y finalmente nos glorificará. La práctica concerniente a la vida es de alguna forma diferente del proceso concerniente a la vida. Para que se manifieste la práctica concerniente a la vida, se necesita la transformación, pues en la vida natural nunca se tendría la práctica apropiada de vida. Nada natural es útil cuando intentamos poner en práctica la vida. El elemento natural debe ser transformado en un elemento espiritual y santo. Por lo tanto, por causa de la práctica concerniente a la vida, es imprescindible que seamos completamente transformados. Además, la santa Palabra revela que dicha práctica se manifiesta principalmente en la iglesia, en la vida del Cuerpo. La vida de la iglesia local es, en término concretos, el reino de Dios sobre la tierra hoy en día.

Muchos llamados cristianos espirituales verdaderamente aman al Señor y procuran crecer en vida en conformidad con Romanos 6 y 8. Sin embargo, después de Romanos 8 y aun después de Romanos 11 encontramos otra sección, lo cual indica que aunque lleguemos a la norma revelada en Romanos 8, todavía estaremos escasos porque nos falta la vida de iglesia. Las experiencias espirituales de santificación, glorificación y conformación no se dan para sí mismas. Experimentamos la santificación no simplemente para ser personas santificadas, y tampoco experimentamos la conformación por la única razón de que seamos conformados; al contrario, ambas experiencias tienen como finalidad la vida de iglesia. Como veremos, después de los capítulos 8 y 11 Pablo nos ruega que presentemos nuestro cuerpo en sacrificio vivo. Pero tampoco presentamos nuestros cuerpos para que seamos más espirituales, sino para que practiquemos la vida del Cuerpo.

A muchos cristianos que buscan más del Señor no les gusta hablar de la vida de iglesia. Ellos parecen decir: “Con tal que seamos espirituales y santificados, y crezcamos en vida, todo estará bien. El Señor un día nos edificará juntos espontáneamente”. Yo les diría enfáticamente que su libro de Romanos únicamente tiene ocho capítulos, o sea, sólo la mitad del libro. Es como si no se dieran cuenta de que Romanos tiene dieciséis capítulos. Sin embargo, en el libro de Romanos tenemos cinco capítulos completos que se ocupan de la cuestión de la iglesia. La vida divina no se nos da simplemente para que tengamos vida; más bien, hace posible el Cuerpo. La vida es para la iglesia. Debemos estar alertas porque aun las mejores cosas pueden ser un velo para nuestra visión. Alabado sea el Señor porque en el libro de Romanos tenemos cinco capítulos que tratan de la vida de iglesia. Los pasajes que abarcan los temas de la justificación, la santificación y la glorificación constan de cinco capítulos y medio, pero el tema de la vida de iglesia ocupa cinco capítulos enteros.

Deseo subrayar que la iglesia es la palabra final que Pablo presenta en el libro de Romanos. Cuando escuchamos a alguien, siempre esperamos su palabra final; en el libro de Romanos esa palabra tiene que ver con la iglesia. Por lo tanto, si nos detenemos en el capítulo 8, perderemos mucho y pasaremos por alto la palabra final del discurso de Pablo. Debemos proseguir a través del libro hasta llegar a su conclusión.

¿Por qué escribió Pablo el libro de Romanos? No lo escribió solamente para hablar acerca de la justificación ni de la santificación ni siquiera de la glorificación, sino con el propósito final y máximo de presentar la vida de iglesia. La consumación del libro de Romanos es la iglesia. Alabado sea el Señor porque Pablo tenía un concepto tan claro y rico con respecto a la iglesia que tomó cinco capítulos de este libro para subrayarla. Usó cinco capítulos para presentar la vida de iglesia de una forma maravillosa. En Romanos Pablo no presenta la vida de iglesia de una forma doctrinal, sino de una manera muy práctica y según la experiencia. Cuando lleguemos a Romanos 15 y 16, veremos que Pablo describe y presenta las iglesias desde el punto de vista de la experiencia y de la práctica, y no de la doctrina.

Si uno nunca penetra las profundidades de los capítulos del 12 al 16 de Romanos, considerará que estos cinco capítulos simplemente consisten de exhortaciones y enseñanzas acerca de la conducta cristiana. Alguien que piensa de esta manera demuestra que aún tiene un concepto natural con respecto a este pasaje de la Biblia. No debemos entender la santa Palabra conforme a nuestro concepto natural. La mayoría de los maestros cristianos afirman que los capítulos del 12 al 16 describen la conducta del creyente. Ellos dicen que después de ser salvos debemos comportarnos con una buena conducta cristiana. Debo admitir que hace más de veinte años, cuando dirigí un estudio minucioso del libro de Romanos delante de casi mil personas, aún sostenía este concepto natural. En dicho estudio yo también dije que los capítulos del 12 al 16 describían el comportamiento de los creyentes. No fue sino hasta años recientes y después de estudiar Romanos una y otra vez, que me dije: “Hombre, cuán natural has sido para entender la revelación santa y divina”.

Aparentemente los últimos cinco capítulos de Romanos describen la conducta de los cristianos. Sin embargo, ¿cuál es el aspecto principal de la conducta de un creyente? Es la vida de iglesia. La vida de iglesia, la vida del Cuerpo, es la estructura principal de la conducta del cristiano. Después de que un creyente es salvo, su conducta se relaciona principalmente con la vida de iglesia. ¿Se da cuenta de que nuestra vida de iglesia comprende el noventa por ciento de nuestra vida? Hemos acuñado una nueva palabra iglesiando. Día tras día estamos “iglesiando”; siempre nos ocupamos de la vida de iglesia. Puedo testificar que día y noche estoy “iglesiando”. Invertimos una gran cantidad de tiempo, dinero y energía para poder seguir “iglesiando”. No nos importa el tiempo, el costo ni la energía, sólo nos importa la iglesia; estamos “iglesiando” todo el tiempo. El apóstol Pablo tenía en mente este concepto cuando escribía el libro de Romanos. Él no se interesó solamente por la llamada conducta cristiana; su principal interés fue la vida de iglesia. En ella necesitamos poner en práctica la vida procesada, la cual se revela en la sección sobre la santificación, en los capítulos del 5 al 8. Ésta es la razón por la cual necesitamos ser transformados. Así que, la transformación en vida tiene como fin que pongamos en práctica la vida, y esta práctica se lleva a cabo principalmente en la vida de iglesia.

Consideremos el contenido de los capítulos del 12 al 16 de Romanos. Indudablemente el enfoque de Romanos 12 es la vida que es propia del Cuerpo. Desde el principio del capítulo 14 hasta la primera parte del capítulo 15 tenemos un largo pasaje que trata sobre la manera de recibir a los santos. La práctica de recibir a los santos tiene como finalidad la vida de iglesia. Además, los capítulos 15 y 16 constan de una crónica práctica de la vida de iglesia; no tratan sobre la iglesia en los cielos, sino sobre las iglesias locales que se hallan en la tierra. Entre estos dos pasajes tenemos el capítulo 13. Siempre me ha perturbado el capítulo 13, pues encuentro difícil determinar si este capítulo pertenece a la práctica de la vida del Cuerpo presentada en el capítulo 12, o si debe considerarse como una sección independiente con tres temas: la sumisión, el amor y la guerra espiritual. Incluso hasta este momento no estoy bien convencido acerca de la posición que ocupa este capítulo. Puede considerarse como una parte de la sección subordinada que trata sobre llevar una vida normal. Si éste es el caso, entonces Romanos, del capítulo 12 al 16, comprendería tres asuntos relacionados con la transformación, los cuales pertenecen a la vida de iglesia: en primera lugar, la práctica de la vida del Cuerpo, en segundo lugar, el recibir a los santos, y en tercer lugar, la máxima consumación del evangelio, esto es, las iglesias locales. Así que, cada aspecto de la sección sobre la transformación está relacionado con la vida del Cuerpo. ¿En qué consiste nuestra vida diaria? Hablando con propiedad, nuestra vida diaria forma parte de nuestra vida de iglesia. Si no tuviéramos una vida diaria, no podríamos tener la vida auténtica de iglesia. Nuestra vida diaria tiene como fin la vida de iglesia. Por tanto, basándome en este entendimiento, yo prefiero decir que el capítulo 13 es una continuación del capítulo 12 y que forma parte de una sección subordinada que abarca la vida normal de los cristianos, la cual tiene como fin la vida de iglesia.


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