Información del libro

Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 28 de 54 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE VEINTIOCHO

CRISTO COMO EL SIERVO DE JEHOVÁ

(7)

ES UN PACTO ETERNO PARA ISRAEL,
INCLUSO LAS MISERICORDIAS FIRMES
MOSTRADAS A DAVID,
EN RELACIÓN CON LA PROSPERIDAD DE ISRAEL

Lectura bíblica: Is. 55—56; 42:6; 49:8; 54:10; Hch. 13:34

En Isaías 55 la palabra más notable es aguas (v. 1). El agua también es mencionada en la primera sección de este libro (12:3). Esto indica que en el libro de Isaías, Dios siempre considera que Él mismo es nuestra salvación como aguas vivas. Al efectuar Su salvación, Dios mismo se da a nosotros como nuestra porción para nuestro disfrute.

Vivimos por causa de tres cosas: el aire, el agua y los alimentos. El aire es para que lo respiremos, el agua es para que la bebamos y los alimentos son para que nos alimentemos de ellos. En términos espirituales, de estas tres cosas, el agua es lo más crucial. De hecho, el aire contiene agua, y el agua nos provee nutrimento espiritual. Según Apocalipsis 22:1-2, el árbol de la vida (el alimento) crece en el río de agua de vida. Por tanto, el agua y el alimento van juntos. Nuestro beber siempre debe corresponder con nuestro comer.

Isaías 55 indica que debemos disfrutar a nuestro Dios como agua viva, incluso como las aguas. Aquí la palabra aguas (en plural) revela que Dios puede ser disfrutado no sólo en un aspecto, sino en muchos aspectos. El pensamiento aquí es similar al de Juan 7:38. En ese versículo el Señor Jesús dice: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Estos ríos son las muchas corrientes de los diferentes aspectos de la vida divina, tales como el amor, la luz, la gracia, el poder, la fuerza, la santidad y la justicia.

El libro de Isaías nos muestra que al beber nosotros continuamente de Dios, Él puede llegar a ser nuestro disfrute. Sin embargo, somos pecadores, y para beber a Dios, necesitamos experimentar una redención apropiada, adecuada y completa. Ésta es la redención hallada en el capítulo 53, un capítulo en el que se nos revela la redención dinámica efectuada por Cristo más que en cualquier otro capítulo de la Biblia. La redención dinámica efectuada por Cristo no sólo es la seguridad de Israel, sino también de la descendencia (53:10), que es la iglesia como Cuerpo corporativo del Cristo resucitado.

El relato en el capítulo 53 con respecto a la redención lograda, es seguido en el capítulo 55 por la invitación a venir a las aguas y beber de ellas. El llamado hecho aquí es similar al que se hace al final de la Biblia: “Y el Espíritu y la novia dicen: Ven [...] el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap. 22:17). En estos dos pasajes de la Palabra, las aguas son el propio Dios redentor, quien efectuó la redención en beneficio nuestro por medio de Su encarnación, vivir humano, crucifixión y resurrección. Como veremos, estas aguas son tanto el pacto eterno como las misericordias firmes mostradas a David (Is. 55:3). Los caminos de Dios y los pensamientos de Dios (v. 8) son que nosotros viniéramos a beber gratuitamente de Él.

Procedamos ahora a ver en los capítulos 55 y 56 que Cristo, el Siervo de Jehová, es un pacto eterno para Israel, incluso las misericordias firmes mostradas a David, en relación con la prosperidad de Israel.

I. CRISTO, UN PACTO ETERNO PARA ISRAEL,
INCLUSO LAS MISERICORDIAS FIRMES
MOSTRADAS A DAVID,
ES EL CENTRO DE LAS PROVISIONES
DIVINAS PARA ISRAEL

Cristo no sólo es el pacto eterno para Israel, sino incluso las misericordias firmes mostradas a David; como tal, Él es el centro de las provisiones divinas para Israel (55:1-5).

A. El llamado a los sedientos
para que vengan a las aguas

“¡Ea! Todos los sedientos, venid a las aguas, / y los que no tenéis dinero, / venid, comprad y comed; / sí, venid, comprad vino y leche / sin dinero y sin precio” (v. 1). Aquellos que no tienen dinero pueden, pese a ello, venir y comprar, pero ellos compran sin pagar nada. A la postre, ellos reciben una bebida gratuita. Aquí vemos que el pensamiento de Dios es que nosotros acudamos a Él y bebamos de Él gratuitamente. A continuación, los versículos 2 y 3a dicen: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, / y el fruto de vuestro trabajo en lo que no sacia? / Oídme atentamente: comed del bien / y deléitese vuestra alma con grosura. / Inclinad vuestro oído y venid a Mí; / oíd, para que viva vuestra alma; / y Yo haré con vosotros pacto eterno, / aun las misericordias firmes mostradas a David”.


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