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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 54 de 72 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE CINCUENTA Y CUATRO

LA RECOMPENSA DEL REINO Y
LA PARABOLA EN CUANTO A ELLA

En Mateo 19:1-22 tenemos los requisitos del reino, y en los versículos del 23 al 30, la recompensa del reino. Mateo 20:1-16 presenta la parábola de la recompensa del reino. En este mensaje consideraremos la recompensa del reino, y la parábola acerca de esta recompensa.

I. LO IMPOSIBLE QUE ES PARA EL
HOMBRE RICO ENTRAR EN EL REINO

Los versículos 23 y 24 dicen: “Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”. En el versículo 24 se menciona el reino de Dios en vez del reino de los cielos mencionado en el versículo 23, porque hasta esta coyuntura el reino de los cielos aún no había venido, pero el reino de Dios ya estaba presente. Por eso el Señor usó el término “el reino de Dios”.

La palabra del Señor acerca de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios, indica que es imposible entrar en el reino de Dios por medio de la vida natural.

II. LO QUE ES IMPOSIBLE PARA EL
HOMBRE, DIOS LO HACE POSIBLE

El versículo 25 dice: “Los discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Como la mayoría de los cristianos de hoy, los discípulos confundieron la salvación con la entrada al reino de los cielos. Lo que el Señor dijo al joven estaba relacionado con la entrada al reino de los cielos (vs. 23-24), pero los discípulos pensaron que se refería a la salvación. El concepto que tenían de la salvación era natural y común. No captaron la revelación que el Señor dio acerca de entrar en el reino de los cielos.

En el versículo 26 el Señor les dijo: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible”. Es imposible entrar en el reino de los cielos mediante nuestra vida humana, pero sí es posible por medio de la vida divina de Dios, la cual es Cristo mismo, quien nos es impartido para que podamos vivir la vida del reino. Por medio del Cristo que nos fortalece para hacer todas las cosas (Fil. 4:13), podemos cumplir con los requisitos del reino.

III. LA RECOMPENSA DEL REINO

En el versículo 27 Pedro le dijo al Señor: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué habrá, pues, para nosotros?” Es como si Pedro dijera: “No importa cuán difícil sea entrar en el reino, nosotros, como el camello, hemos pasado por el ojo de la aguja. Ya que lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué habrá para nosotros?” El concepto de Pedro era muy comercial. El Señor le contestó como solía hacerlo, de una manera clara y definida.

A. Recibir cien veces más en esta era

La recompensa del reino consta de dos partes. La primera parte pertenece a esta era, y la segunda, a la era venidera. La primera parte de la recompensa del reino se relaciona principalmente con cosas materiales y naturales. Si por causa del reino o por causa del nombre del Señor lo abandonamos todo, el Señor nos recompensará al ciento por uno. En el versículo 29 el Señor dijo: “Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por causa de Mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Recibir cien veces más casas, tierras y parientes, es ser recompensados en esta era (Mr. 10:30). Esto se refiere a disfrutar hoy en día la comunión de los hermanos y hermanas en el Señor, junto con sus posesiones. Yo puedo dar testimonio de que lo he dejado todo para seguir al Señor, incluyendo a mis parientes. Yo apenas tengo algún amigo fuera de la iglesia local. Pero tengo centenares de hermanos, hermanas y madres. En la vida de iglesia todos tenemos muchas madres, hermanas y hermanos. En cierto sentido, aquellos que están en la vida de iglesia me aman más que mis parientes en la carne. Esto es una recompensa. Debemos creer la promesa del Señor de que si lo dejamos todo y seguimos al Señor, recibiremos una recompensa, incluso en esta era.


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