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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 62 de 72 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE SESENTA Y DOS

LA PROPAGACION EN
ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE
EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(28)

Lectura bíblica: Hch. 22:30—23:35

PABLO SE DEFIENDE ANTE EL SANEDRIN

Hemos visto en 21:31-39 que el tribuno romano intervino y rescató a Pablo de manos de los judíos que procuraban matarle, y que luego le concedió al apóstol la oportunidad de defenderse ante la turba de los judíos (21:40—22:21). Los judíos lo escucharon atentamente hasta cierto punto, y luego empezaron a alborotarse. Posteriormente vimos que los romanos ataron a Pablo (22:22-29) y que él, actuando sabiamente, apeló a su ciudadanía romana para evitarse más sufrimientos (vs. 25-29). De ahí que, el tribuno romano le dio la oportunidad de defenderse ante el sanedrín (22:30—23:10). Leamos Hechos 22:30: “Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le desató, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el sanedrín, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos”. Examinemos ahora la defensa de Pablo ante el sanedrín.

Afirma que se conducía
con toda buena conciencia

Leamos Hechos 23:1: “Entonces Pablo, mirando fijamente al sanedrín, dijo: Varones hermanos, yo me he comportado con toda buena conciencia delante de Dios hasta el día de hoy”. Después de que el primer hombre pecó y fue echado del huerto de Edén (Gn. 3:23), Dios deseaba que el hombre, conforme a esa dispensación, obedeciera su propia consciencia. Sin embargo, el hombre fracasó, pues en vez de vivir y andar conforme a su consciencia, cayó aún más en la maldad (Gn. 6:5). Después del juicio del diluvio, Dios dispuso que el hombre viviese bajo el gobierno humano (Gn. 9:6). Pero el hombre también fracasó en esto. Antes de cumplir la promesa dada a Abraham, según la cual todas las naciones serían benditas en Cristo (Gn. 12:3; Gá. 3:8), Dios sometió al hombre a la prueba de la ley (Ro. 3:20; 5:20). Una vez más el hombre fracasó totalmente. Todos estos fracasos muestran que el hombre cayó gradualmente, de Dios a su conciencia, de su conciencia al gobierno humano, y del gobierno humano a una vida sin ley. Vemos así que el hombre cayó hasta lo más bajo.

Por tanto, el hecho de conducirse “con toda buena conciencia delante de Dios”, como lo hizo Pablo, representaba un regreso definitivo a Dios desde la condición caída del hombre. Pablo dijo esto para justificarse ante los que lo acusaban de ser una persona inicua e irresponsable. Y más adelante, en 24:16, hizo de nuevo referencia a su conciencia al presentar su defensa. Esto mostraba su alto nivel de moralidad, el cual contrastaba con la hipocresía de los judíos fanáticos y con la corrupción de los políticos (gentiles) romanos.

Al defenderse ante el sanedrín en presencia de los representantes del gobierno romano, Pablo afirmó confiadamente que su conducta había sido irreprochable, y que en todo se había conducido conforme a su conciencia, de acuerdo con la norma más elevada de moralidad.

El denuedo y la sabiduría de Pablo

En Hechos 23:2 y 3 leemos: “El sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?” Este versículo muestra la franqueza y el denuedo con que actuaba Pablo ante sus perseguidores. Los que estaban presentes dijeron: “¿Al sumo sacerdote de Dios injurias?” (v. 4). Entonces Pablo contestó: “No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: ‘No maldecirás a un príncipe de tu pueblo’ ” (v. 5).

Leamos Hechos 23:6: “Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el sanedrín: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga”. Los fariseos eran la secta religiosa más estricta de los judíos (26:5), y se formó por el año 200 a. de C. Ellos se enorgullecían de su vida religiosa superior, de su devoción a Dios y de su amplio conocimiento de las Escrituras. Pero en realidad, ellos se habían degradado, volviéndose pretenciosos e hipócritas (Mt. 23:2-33). Los saduceos eran otra secta del judaísmo. Estos no creían en la resurrección, ni en ángeles, ni en espíritus. Los fariseos eran considerados ortodoxos, mientras que los saduceos eran los modernistas de la antigüedad.

Cuando Pablo declaró que él era fariseo y que se le juzgaba acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos, “se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la multitud se dividió. Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre. ¿Y qué, si le ha hablado un espíritu, o un ángel?” (vs. 7-9). Pablo fue sabio al usar aquella situación para su provecho, sabiendo que los fariseos se pondrían de su lado y terminarían discutiendo con los saduceos.

El apóstol vio que le convenía recurrir a su ciudadanía romana, y al hacerlo, atemorizó a los oficiales romanos. Vemos que él declaró que era fariseo, sabiendo que con esto causaría una disensión entre los fariseos y los saduceos. Una vez más, vemos que Pablo actuó con sabiduría, para evitar recibir más persecución. El se enfrentó a sus opositores de una manera distinta que Cristo. Cuando el Señor fue juzgado por los hombres, a fin de cumplir la redención, El no abrió Su boca (Is. 53:7; Mt. 26:62-63; 27:12, 14), pero Pablo, un apóstol fiel y valiente, quien había sido enviado por el Señor, actuó con sabiduría para preservar su vida y poder concluir su ministerio. Puesto que su meta era llevar a cabo su ministerio, procuró vivir lo máximo que le fuera posible.

En Hechos 23:10 leemos: “Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó bajar la tropa para que le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen al cuartel”. Esto ocurrió por la soberanía del Señor, a fin de rescatar a Pablo de las manos de los judíos.


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